El turismo empieza a dar señales de haber tocado techo tras cinco años de boom. En julio, uno de los meses de más actividad del año, las llegadas de turistas internacionales sufrieron una caída del 4,9%, con un total de 10 millones de visitantes. Una caída que ha hecho que los datos acumulados en lo que va de año se estanquen: en los siete primeros meses las llegadas de viajeros internacionales sólo crecen un 0,3%, con cerca de 47,1 millones de turistas.
El número de visitantes internacionales suele ser el baremo fácil que se utiliza para calibrar la marcha del sector. Pero es mucho más importante la inyección de riqueza que generan esas llegadas: no cuántos vienen, sino cuánto gastan. A la espera de que las estadísticas desvelen si el parón de la cifra de visitantes tiene reflejo en los ingresos, éstos siguen marcando récords.
El Banco de España aún sólo dispone de datos de la evolución de los ingresos por turismo hasta el pasado junio, pero el frenazo de las llegadas de viajeros extranjeros se ha hecho evidente ya en julio. De momento, los ingresos reales por turismo, los que efectivamente revierten en la economía de España, ascendieron en la primera mitad del año a 26.642 millones de euros, un nuevo récord tras una subida del 5% en relación al pasado año.
El incremento de los ingresos hasta junio va acompañado de un aumento también de los gastos (esto es, de los pagos efectuados por los españoles en sus viajes al extranjeros), que escalan hasta los 8.645 millones de euros, un 10% más. La diferencia entre ingresos y gastos deja a la economía española una superávit de 17.997 millones de euros, un 2,8% más. A efectos macroeconómicos, este superávit es equivalente a que España exporta (ingresa) más por turismo que lo que importa (gasta).
España lleva seis años consecutivos con incrementos de sus ingresos por turismo. Según la balanza de pagos, la única estadística que sirve para cuantificar los ingresos reales que el turismo internacional deja en el país, en 2011 el volumen de ingresos alcanzó los 43.000 millones y desde entonces no ha dejado de crecer. 42.300 millones en 2012, casi 47.200 millones en 2013, 49.000 millones en 2014, 50.900 millones en 2015, 54.500 millones en 2016… hasta los casi 60.200 millones del año pasado, que confirmaron al turismo como el principal sector exportador del país.
Está por ver si el frenazo de las llegadas de turistas internacionales (que son los que efectúan esos pagos que el Banco de España contabiliza como ingresos por turismo para la economía española) se empieza a notar en la balanza de pagos. El descenso de las visitas de viajeros procedentes de las potencias europeas está, según los grandes grupos turísticos continentales, directamente vinculado con la recuperación de destinos rivales como Turquía y Egipto, a los que los turoperadores internacionales han empezado a desviar viajeros europeos tras años de caída por la inestabilidad y la inseguridad.
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