Los números avalan a Francisco García Paramés como uno de los gestores de inversiones más laureados de España. Sus resultados durante sus más de dos décadas al frente de diversos fondos de la gestora Bestinver le han granjeado un enorme prestigio profesional, amén del sobrenombre del "Warren Buffett español".

Pero como reza una advertencia imprescindible en el sector, rentabilidades pasadas no garantizan resultados futuros y 2018 va camino de convertirse en una gran mancha en el expediente del considerado uno de los mayores gurús de los mercados financieros españoles. Los distintos productos de su firma de inversiones Cobas Asset Management, lanzada el pasado año, han ido acumulando desde el inicio del presente ejercicio una serie de tropiezos que han hecho trizas sus números a poco más de un mes para el cierre del ejercicio.

Un nombre ha destacado sobre cualquier otro a la hora de evaluar los sinsabores de Paramés: Aryzta. La panificadora suiza abría el ejercicio como una de las grandes apuestas en las carteras internacionales de Cobas (más de un 8,5% del Cobas Internacional y cerca de un 8% del Cobas Selección), pero sus débil evolución, que se ha plasmado en una sucesión de rebajas de previsiones (profit warning) y en una reciente ampliación de capital contra la que el equipo de Paramés mantuvo un papel activo que acabó resultando infructuoso.

El resultado de todo esto es que hoy las acciones de Aryzta cotizan hasta un 83% por debajo de sus niveles de inicio de año, lo que no impide que sigan siendo una de las principales posiciones de Paramés en sus fondos.

Renault es una de las principales posiciones en los fondos de Cobas, que apostaba por los planes de su equipo directivo

Pero si Aryzta se ha convertido en el principal resbalón del director de Cobas en el presente ejercicio, no ha sido el único. Y de hecho en los últimos tiempos se ha visto golpeado por algunos de los pinchazos más destacados en el mercado. No en vano, la reciente caída de Renault ha golpeado de lleno a la firma de inversión.

El fabricante galo de automóviles, que ha visto esfumarse un 9,5% de su valor en dos días, tras la detención de su máximo dirigente Carlos Ghosn, contaba al cierre del tercer trimestre del 2018 con una posición superior al 5,4% en el fondo Cobas Grandes Compañías, del 4% en el Cobas Internacional y del 3,65% en Cobas Selección.

En su última carta trimestral, Paramés resaltaba sobre Renault que "se trata de un caso claro de activo oculto o hidden asset, ya que según nuestras estimaciones el valor del 43% que tiene Renault en Nissan es superior a la propia capitalización bursátil de Renault. Dicho de otro modo, estamos invirtiendo "gratis" en el negocio de automoción de Renault (estimamos cerca de cuatro millones de unidades vendidas en 2018), su negocio financiero y el 1,6% que tiene en Daimler, todos ellos de indudable calidad según nuestro análisis". Además, el gestor apelaba a la voluntad del equipo directivo de Renault para "poner en valor la compañía en el medio plazo".

Es cierto que el Renault en los dos últimos días ha sido un tropiezo por circunstancias extraordinarias que no tendrían por qué tener un efecto prolongado. Pero también lo es que la compañía acumula ya un largo periodo de sinsabores sobre el parqué, que le ha llevado a ceder más del 20% de su valor desde el inicio del trimestre y más de un 40% desde el pasado abril.

Los de Renault y Aryzta son casos paradigmáticos que ayudan a explicar las profundas pérdidas que acumulan en el año productos como el Cobas Internacional y el Cobas Selección, que se han dejado más del 20% de su valor, según datos de Morningstar. Unas cifras que no tienen parangón en fondos equivalentes gestionados por el propio Paramés -el Bestinfond o el Bestinver Internacional- desde 2008, el año de la crisis financiera.

La firma achacaba su mal desempeño en Iberia en el tercer trimestre al fiasco de Duro Felguera

Pero no solo los mercados internacionales han dado disgustos a Paramés en los últimos tiempos. El Cobas Iberia registra en 2018 caídas que superan el 11% -un comportamiento similar al de la bolsa española-, tras verse golpeado por alguna de las crisis más controvertidas del mercado nacional. Si ya al cierre del tercer trimestre la gestora achacaba los malos resultados del fondo, en gran medida a su entrada en Duro Felguera -poco después de la ampliación de capital se desvelaron unas pérdidas ocultas-, en las últimas semanas ha sido Dia la que se ha convertido en su principal quebradero de cabeza.

De poco servirá gurú español la remontada del 18,7% acumulada por la compañía de supermercados en las últimas cinco sesiones. Al inicio de octubre, Paramés había concentrado un 2,61% de su cartera ibérica en Dia y desde entonces las acciones de la compañía han fulminado un 60% de su valor.

Errores pero con potencial

El propio Paramés reconocía este martes sus error al entrar en Dia. Durante unas jornadas organizadas por el diario El Economista, el gestor señalaba a la compañía de supermercados como su mayor error en España. "Éramos conscientes de que iban a tener que hacer unas provisiones extraordinarias y pensábamos que habían hecho toda la limpieza", ha explicado.

El presidente de Cobas también incluía a Aryzta entre sus errores. Pero tanto en uno y otro caso defendía su convicción de que lo peor ha quedado atrás y que las compañías presentan un interesante potencial para seguir formando parte de su cartera. Paramés tiene por principio mantener sus inversiones pese a tropiezos coyunturales y los resultados parecen apoyarle en esta estrategia.

Al fin y al cabo, a sus escasos -aunque de calado- tropiezos en sus décadas al frente de fondos de inversión, le han sucedido remontadas de mucha mayor intensidad. Por ejemplo, tras su debacle en 2008, cuando perdió más del 40% en sus fondos internacionales y un 35% en el Bestinver Iberia, le sucedió una escalada superior al 60% en aquellos y del 34,5% en el nacional.

Tal vez en un futuro no muy lejano, los que hoy cuentan como grandes fiascos se conviertan en paladines de la remontada de los fondos de Cobas. Pero difícilmente llegarán ya a tiempo de subsanar el que va camino de ser el peor año en una década para el Warren Buffett español.