La economía estadounidense crece a ritmos superiores al 2%, prolongando la que es ya la mayor fase expansiva de la historia. Las cifras de empleo siguen batiendo récords, con el paro por debajo del 4%. E incluso la inflación aguanta en niveles superiores al 1,5%, no muy alejada del objetivo del 2% que defiende el banco central.

Nada de esto ha impedido, sin embargo, que la Reserva Federal de los Estados Unidos (Fed) haya sellado este miércoles el cambio de rumbo de la política monetaria mundial al anunciar su primer recorte de los tipos de interés desde diciembre de 2008, cuando el entonces presidente de la institución, Ben Bernanke, llevó las tasas al 0% para hacer frente a la crisis financiera.

Ahora, el precio del dinero en la mayor economía del mundo pasa a situarse en un rango entre 2,25 y 2%, 25 puntos básicos menos que hasta ahora, en una medida con la que la institución que dirige Jerome Powell trata de conjurar las amenazas de crisis que se ciernen sobre el país, así como sobre la economía mundial. La Fed también ha anunciado que deja de reducir su balance, de 3,8 billones de dólares, dos meses antes de lo previsto.

La debilidad del comercio internacional azuzada por los enfrentamientos desencadenados por el presidente estadounidense, Donald Trump, principalmente frente a China pero también con otros bloques se erigen como un gran obstáculo en el horizonte que amenaza con hacer descarrilar una economía que acumula ya una década de crecimiento y que, precisamente por eso, parece encaminarse hacia el final de un ciclo.

La institución ha anunciado también que finalizará la reducción de su balance dos meses antes de lo anunciado previamente

"A la luz de las implicaciones de los desarrollos mundiales para el panorama económico, así como las débiles presiones inflacionarias apagadas, el Comité decidió reducir el rango objetivo para la tasa de fondos federales de 2 a 2-1/4 por ciento", ha explicado la institución en su comunicado. "Esta acción respalda la opinión del Comité de que la expansión sostenida de la actividad económica, las fuertes condiciones del mercado laboral y la inflación cerca del objetivo simétrico del 2 por ciento del Comité son los resultados más probables, pero persisten las incertidumbres sobre esta perspectiva", añade en su nota.

Con la decisión de este miércoles, la Fed busca anticiparse a cualquier muestra de debilidad e insuflar ánimos renovados a la economía del país para estirar la senda de crecimiento. De este modo, confirma el giro iniciado hace el pasado marzo, cuando, frente a lo pronosticado a finales del año anterior, borró las subidas de tipos de su hoja de ruta para 2019 y anunció que detendría la reducción de su balance en septiembre.

La bajada de tipos de la Fed es vista como la señal que marcará el camino de los principales bancos centrales del mundo, incluido el Banco Central Europeo (BCE) -que se espera que actúe en septiembre- en los próximos meses, en los que se espera una nueva batería de recortes del precio del dinero y medidas de estímulo para combatir la desaceleración que afecta a la economía global.

Un ajuste

El paso dado por el banco central fue recibido inicialmente en los mercados con una tímida respuesta en bolsas, bonos y divisas, lo que mostraría por un lado que el movimiento estaba ampliamente asumido por los inversores, pero también las dudas que dejaba el mensaje de la Fed sobre la posibilidad de nuevas medidas en la misma dirección en los próximos meses.

Las dudas se extendieron, no obstante, cuando, en su comparecencia posterior, Powell se refirió al movimiento anunciado este miércoles como "un ajuste de mitad del ciclo", lo que fue entendido por el mercado como que en la disposición del banco central no está la intención de iniciar un proceso prolongado de rebaja de tipos. El propio Powell se encargó de enfatizar esta visión posteriormente, cuando aseguró que un largo ciclo de recortes "no es nuestra perspectiva ahora", aunque matizó que eso no significa que no pueda haber nuevas rebajas de tipos en los próximos meses. El presidente de la Fed dejaba así cualquier guía sobre el futuro de la política monetaria a expensas de los datos futuros.

Este confuso mensaje provocó que los números rojos se extendieron en Wall Street, con los principales índices registrando caídas por encima del 1%, mientras el dólar se fortalecía a máximos de dos años, lo que provocaba la caída del euro por debajo de los 1,11 dólares.

El presidente de la institución aseguró que el recorte de los tipos es sólo un paso más en el giro hacia una política más acomodaticia iniciado a principios de 2019 y que, en su opinión, está manteniendo la economía estadounidense en el buen camino, pese a algunas debilidades en la inversión empresarial y en el sector de manufacturas. Sólo las incertidumbres exteriores, auspiciadas en buena medida por las tensiones comerciales (aunque Powell quiso aclarar que no estaba criticando la política comercial de Trump) obligan a mantenerse alerta, explicó.