Lidiar con las distintas sensibilidades que conviven en el Banco Central Europeo (BCE) será, sin duda, uno de los grandes retos a los que se enfrentará Christine Lagarde al frente de la institución. Las políticas extraordinarias implementadas durante los últimos años por su antecesor, Mario Draghi, han llevado las divisiones entre sus miembros a niveles nunca antes conocidos.

Los países más reacios a la innovación en el terreno de la política monetaria no han dudado en mostrar en los últimos tiempos su disconformidad con el rumbo trazado por Draghi y parecen dispuestos a aprovechar el cambio de presidencia para hacerse oír.

De hecho, antes incluso de que Lagarde haya tomado el testigo -asumirá el cargo el próximo 1 de noviembre-, el banco central alemán, el Bundesbank, ya ha mostrado su oposición a una de las ideas más novedosas expuestas por la francesa: la de crear un BCE "más verde".

Jens Weidmann, presidente del Bundesbank y conocido por ser uno de los principales opositores a las políticas de estímulo del banco central de la Eurozona, expresó este martes su oposición a que la política monetaria adopte un enfoque protagonista en la lucha contra el cambio climático.

Weidmann considera que el BCE no tendría legitimidad para privilegiar los activos verdes

"Veo las demandas de una política monetaria verde, por ejemplo en forma de un 'QE verde' o un privilegio específico dentro del marco de los colaterales, de manera muy crítica", señaló antes de sentenciar que "tales decisiones no deben ser tomadas por los bancos centrales, porque no están legitimadas democráticamente".

El pasado septiembre, en un discurso ante la la comisión de Asuntos Económicos de la Eurocámara previo a la ratificación de su nombramiento, Lagarde expresó su intención de convertir la lucha contra el cambio climático en un punto clave en la actuación del BCE.

"El primer mandato es la estabilidad de precios, por supuesto, pero tiene que estar incorporado en esto que los riesgos del cambio climático y medioambientales son críticos para la misión", señaló, abriendo la puerta a que el banco central pueda plantearse primar las compras de bonos verdes o primar este tipo de activos en sus distintas políticas, aunque reconoció que la falta de claridad sobre qué activos pueden considerarse verdes y el tamaño reducido de este mercado limitan a día de hoy las opciones.

Weidmann, en cualquier caso, advierte de que adoptar ese enfoque entrañaría una serie de peligros, entre los que enumeró los conflictos potenciales cuando el banco central necesite refrenar las compras de activos y los activistas del cambio climático reclamen que prosiga o el riesgo de "sobrecargar" la política monetaria y poner en riesgo su independencia.

El banquero alemán admite que los bancos centrales pueden desempeñar un papel importante a la hora de incentivar un sistema financiero más sostenible, pero rechazó también la posibilidad de emplear la regulación bancaria en este sentido. "Sería un error", afirmó.