Los últimos meses están siendo convulsos en la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). A la tramitación de las ya famosas circulares energéticas y a la resolución final del expediente Atresmedia y Mediaset, que derivó en una multa de 77 millones de euros para ambas partes, se une un asunto incómodo. Es el relativo a las filtraciones que se han producido durante los últimos tiempos dentro del organismo y que han permitido avanzar en prensa las decisiones que se han tomado con posterioridad.

El tema ronda desde hace meses en el regulador, no sin cierto malestar entre los miembros del Consejo que han visto cómo en algunos artículos, y con especial énfasis en el caso de las televisiones, se anticipaba no sólo el contenido de la resolución, sino incluso debates, posiciones y valoraciones que nunca se han producido, según explican a este periódico fuentes cercanas al Consejo.

Estos informantes constatan que, efectivamente, las filtraciones a la prensa sobre el contenido del expediente han sido constantes desde principio de año, cuando ni siquiera el Consejo, o al menos la mitad de este, conocía su contenido. De hecho, la prensa anticipó todo tipo de detalles, desde el importe de la primera propuesta de resolución –con una sanción mucho mayor que la que finalmente se impuso- hasta la negociación de las prácticas comerciales que Competencia pretendía vetar a Atresmedia y Mediaset. 

Estas fuentes también inciden en que han ocurrido hechos similares en el caso de otros temas, como el de las circulares de los sectores eléctrico y gasista. Tal es así que alguna información llegó a anticipar una visión ‘sesgada’ de una deliberación antes de que finalizara la reunión del Consejo.

Ambiente complicado

No es ningún secreto, a estas alturas, que el Consejo del organismo ha estado sometido a turbulencias desde 2013. En primer lugar, por lo evidente, y es porque al actuar de ‘policía’ de los mercados está sometido a los fuertes vientos de las empresas. Pero, por otro lado, el ambiente también ha estado cargado por las desavenencias entre los consejeros y el presidente y por las desconfianzas mutuas.

El distanciamiento ha sido especialmente evidente entre Marín Quemada, presidente de la Sala de Competencia, y María Fernández, vicepresidenta y responsable de la Sala de Supervisión Regulatoria. Estas discrepancias son manifiestas desde hace años.

Desde las televisiones, no han ocultado su malestar con la autoridad de Competencia por la forma en la que ha tramitado este expediente. En primer lugar, porque consideran que han sido sancionadas de forma ejemplarizante por unas prácticas comerciales que han sido habituales en el sector y que consideran que no restringen la libre competencia del mercado.

Pero también critican que la constante información que ha salido desde la CNMC con respecto a este expediente, lo que les ha hecho sufrir especialmente la conocida como ‘pena de telediario’.

Dentro del organismo, reconocen que las filtraciones y la información de parte son difíciles de controlar en un contexto en el que hay tantos intereses políticos y empresariales enfrentados. Ahora bien, en el Consejo existe la sensación de que todo esto ha deteriorado la imagen de la CNMC, algo que siempre juega a favor de las empresas que se saltan las normas de los mercados.