Si la crisis del coronavirus ha tenido un gran impacto sobre el mercado laboral, las consecuencias han sido todavía peores para los menores de 30 años. No es solo que en las primeras semanas del Estado de Alarma perdieran más puestos de trabajo, es que también están tardando más en recuperar las cifras de afiliación de los meses anteriores a la pandemia.

Según los datos que mostró el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, en el Senado, entre el 12 de marzo y el 30 de abril, se destruyeron 330.000 puestos de trabajo de menores de 30 años. Desde mayo hasta mediados de junio, se han recuperado 57.000 empleos, sólo un 17%. Una situación que contrasta con el empleo entre los mayores de 50 años, donde se han recuperado el 73% de los afiliados.

Además, los jóvenes han recibido un doble impacto, y es que los contratos temporales -más comunes entre los menores de 30 años- son los que más se destruyeron entre marzo y abril. Según las cifras del Ministerio de Seguridad Social, la cifra de temporales cayó en 672.000 frente a los 160.000 menos entre los indefinidos.

El Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE) ha realizado una clasificación de la población ocupada en empleos vulnerables a corto plazo ante la crisis del coronavirus. Para ello, establece cuatro categorías: personas que trabajan con contratos temporales en el sector privado; que han formalizado contratos indefinidos hace menos de un año; autónomos; y únicamente con estudios secundarios obligatorios terminados. Ante esta clasificación, el 72,1% de la población joven reúne alguna o varias de estas cuatro variables que el IVIE clasifica como síntomas de vulnerabilidad. 

De hecho, el informe del Instituto de la Juventud (Injuve) Juventud en riesgo: análisis de las consecuencias socioeconómicas de la COVID-19 sobre la población joven en España reconoce que “el sistema contrata jóvenes en precario en épocas de bonanza y de mayor demanda, y los expulsa a bajo coste cuando se presentan crisis de consumo”. Si se unen la temporalidad, el desempleo estructural y los empleos precarios junto con la crisis de demanda provocada por la pandemia del coronavirus, el panorama es desastroso.

Situación anterior al coronavirus

El problema del empleo joven no es nuevo. España arrastra una de las tasas de paro juvenil más altas de la Unión Europea desde hace años. Según los datos de Eurostat, la tasa de desempleo para menores de 25 años es del 33,2%. Si se observan los datos de la OCDE, la tasa de desempleo juvenil de nuestro país es la mayor solo por detrás de Grecia y de Sudáfrica. 

El sistema contrata jóvenes en precario en épocas de bonanza y de mayor demanda, y los expulsa a bajo coste cuando se presentan crisis de consumo”

Además, entre los años 2010 y 2018 el salario medio sólo descendió para los jóvenes de entre 16 y 24 años, según los datos del Instituto Nacional de Estadística. Para los trabajadores de entre 25 y 34 el sueldo medio aumentó un 1,5%, frente al 8,5% que crecieron los sueldos para los trabajadores de entre 35 y 44 años.

Ante la crisis financiera, muchos jóvenes optaron por buscar oportunidades laborales fuera de nuestras fronteras. Sin embargo, la crisis actual, aunque ha afectado a España en menor medida debido a ciertas características de la economía, ha cerrado la puerta a que los jóvenes puedan emigrar para buscar empleo.

Medidas

El Gobierno es consciente de que el empleo de los jóvenes debe ser una prioridad. Sin embargo, hasta la fecha no se ha puesto en marcha ninguna medida específica dirigida a este colectivo. Pese a todo, desde el Ministerio de Trabajo aseguran que es “una línea de acción prioritaria” y ya se está trabajando en atajar el problema. “La generación de los más jóvenes tiene que formar parte de la espina dorsal de nuestra estructura productiva y por eso el compromiso del Ministerio es máximo”, indican.

La cartera que dirige Yolanda Díaz pretende incentivar los contratos indefinidos entre las generaciones más jóvenes, así como “generar acciones de formación para el empleo que den prioridad a los jóvenes”. En la misma línea, en el caso del empleo por cuenta propia, Trabajo tiene la intención de “incentivar mecanismos de segunda oportunidad para persona cuyos proyectos profesionales se hayan frustrado como consecuencia directa o indirecta” de la crisis del coronavirus. Esta es una de las peticiones que el colectivo emprendedor lleva reclamando años al Gobierno y que este ha puesto sobre la mesa en la Comisión para la Reconstrucción.

Por otra parte, el Ministerio trabajará junto al Injuve para establecer planes coordinados de empleo para los jóvenes. Una de las opciones que se plantean es la de crear puestos de trabajo vinculados a la transformación digital y energética que quiere impulsar el Gobierno.