Telefónica sacudió el mercado audiovisual español hace cinco años con la compra de Canal+. La adquisición, cerrada a un precio de 707 millones de euros, creaba un gigante nacional de las telecomunicaciones y la televisión de pago. Para autorizar la operación, la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC) impuso varias restricciones comerciales al nuevo grupo para evitar distorsiones en el mercado de las telecos.
Un lustro después tocaba revisar esas obligaciones, y la CNMC ha decidido prorrogarlas durante otros tres años más. Así que, entre otros aspectos, Telefónica va a estar obligada hasta 2023 a compartir con sus rivales –singularmente Orange y Vodafone- contenidos premium como el fútbol, otras competiciones deportivas, el cine de estreno o las series.
Los competidores tienen la opción de pactar con un precio tasado la contratación de la mitad de los canales creados por Telefónica con esos contenidos más valorados. Vodafone renunció hace dos años a seguir ofreciendo en su plataforma de televisión de pago LaLiga y la Champions y se ha volcado con los canales de cine y series, pero Orange ha continuado ofreciendo el fútbol gracias a estas obligaciones.
La CNMC ha confirmado este viernes su decisión de mantener casi todos esos compromisos por otros tres años. Sí que salva a Telefónica de tener que seguir realizaendo la adquisición en exclusiva de los derechos de emisión en España de contenidos audiovisuales no deportivos de estreno de terceros para su emisión en SVOD ('Subscription Video On Demand').
Asimismo, el supervisor adecúa el compromiso relativo al mantenimiento de las condiciones aplicadas en 2015 a los titulares de los canales de televisión de terceros. También decaen aquellos compromisos relacionados con el mercado de televisión de pago en España expresamente sometidos a un plazo que ya ha finalizado.
El consejo de la CNMC, ahora presidido por Cani Fernández, considera que, “con carácter general, persisten los riesgos para la competencia efectiva identificados en el marco inicial de la concentración y que la situación competitiva de los mercados afectados justifica que se mantengan durante tres años adicionales los compromisos adoptados”.
Y es que el supervisor entiende que Telefónica “continúa teniendo poder de mercado en la TV de pago, así como el notable crecimiento de la proporción de clientes cuyos servicios de TV de pago están empaquetados con otros servicios de comunicaciones electrónicas”.
Los compromisos propuestos por Telefónica y a los que la CNMC subordinó en 2015 la autorización de la concentración se dividen en tres categorías: compromisos relacionados con el mercado de televisión de pago en España, compromisos relativos a los mercados de comercialización mayorista de contenidos audiovisuales y de canales de televisión en España y compromisos relacionados con el acceso a la red de internet de Telefónica.
El conjunto de estos compromisos forzosos tiene por objeto, según el organismo, resolver los obstáculos y atenuar los riesgos de la operación de concentración para el mantenimiento de la competencia efectiva en los mercados afectados.
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