El oro ha superado ya la barrera psicológica de los 2.000 dólares por onza tras el subidón del 3% experimentado el martes. El metal, considerado siempre un valor refugio, acumula una apreciación del 30% en lo que va de año, lo que es sin duda una muestra de desconfianza de los inversores, que buscan aferrarse a un valor seguro.

En tiempos de incertidumbre el precio del oro siempre se dispara y la crisis del Covid-19 no ha sido una excepción. Ya a finales de junio, el metal marcaba máximos no vistos en los últimos ocho años y desde entonces se ha apreciado unos 300 dólares por onza. Y, según los expertos, el rally no va a terminar aquí.

"Podríamos ver cómo el repunte sigue adelante si persisten las actuales condiciones del mercado. Los bajos tipos de interés y la disminución de los rendimientos de los bonos también están ayudando a la recuperación", explica el analista de mercado de eToro Adam Vettese.

En su opinión, "en circunstancias normales, los bonos se verían favorecidos con respecto al oro, ya que tienen un rendimiento que el oro no tiene, pero a los niveles actuales no es una opción atractiva para los inversores minoristas”.

La razón principal por la que el oro va a seguir marcando máximos es que la incertidumbre y las tensiones entre Estados Unidos y China aún están lejos de disiparse.

"A medida que los inversores siguen enfrentando la volatilidad y la incertidumbre, el atractivo de los activos refugio seguros como el oro y la plata sólo aumentará", apunta al respecto Steven Dunn, responsable de Exchange Traded Funds de Aberdeen Standard Investments.

Tomás Epeldegui, director de Degussa, por su parte, explica que "lo que ha tirado en una medida muy fuerte del precio [del oro] ha venido por parte de inversores buscando protección", y advierte de que "la incertidumbre va a seguir".