Hace 88 años que Marcelino Castanedo Miera compró una heladería en la calle Hernán Cortés de Santander. Si pasea por la ciudad, encontrará la heladería en el mismo lugar donde adquirió el local a unos italianos.

Aunque conserva la fachada de piedra, las tiendas de Regma son ahora más luminosas y modernas y mantienen el nombre con el que las bautizó su creador, fusionando el nombre de sus dos hijas: Regina y Margarita. Se trata de una empresa familiar que ha expandido sus sabores y su logo por el norte del país y ahora, acaba de llegar a Madrid.

Regma abrió hace unos días una heladería en la calle Fuencarral. “Durante el tiempo que estuvimos cerrados, dejamos de pensar en el día a día para hacerlo más a medio o largo plazo. Llevamos años en una línea de expansión y pensamos que era momento de acelerar”, explica Jaime Castanedo, nieto del fundador y actual director general de la compañía, en una conversación con este periódico.

La llegada a Madrid será una “prueba” para ampliar las zonas en las que ya están presentes y quizá, “llegar hasta el Mediterráneo”. Actualmente, Regma tiene heladerías y cafeterías en Cantabria, Asturias, País Vasco, Navarra, Castilla y León y la recién inaugurada en la capital. “Empezamos en Santander y el crecimiento ha sido a través de provincias limítrofes. Son zonas de influencia, nuestro turismo ha sido tradicionalmente de Castilla y León y del País Vasco”, explica Castanedo. En total, más de una treintena de establecimientos y más de un centenar de empleados en temporada alta.

En su origen, la fábrica de helados estaba en el mismo sitio que la heladería, pero la expansión y la necesidad de aumentar su producción, obligó a la compañía a trasladarse. En 1942, Regma abrió un obrador en la calle Amos de Escalante, según recoge una publicación local, y estuvo abierta hasta 1980, cuando se unificaron ambos locales. Desde 2012, fabrican sus helados en Revilla de Camargo, a 10 kilómetros de Santander. La fábrica tiene más de 4.600 metros cuadrados, supuso una inversión de cuatro millones de euros y ha permitido triplicar la producción.

Una imagen antigua de una de las heladerías Regma.

Aunque su director general asegura que “siguen haciendo las cosas como siempre” también añade que están presentes en la venta online, aunque de momento representa un “porcentaje ínfimo de las ventas”. Regma también vende repostería y productos salados, aunque su producto estrella es el helado.

Del Pinocho al jaspeado de moka

Desde la compañía explican que Marcelino Castanedo saboreó el éxito y fue ampliando el negocio con la introducción de nuevos productos. Entre ellos los pinochos, unos polos con forma de la nariz del personaje con el que comparte nombre. La innovación ha acompañado a la empresa familiar todos estos años y ahora destacan sabores como el helado jaspeado de moka.

Una heladería actual de Regma.

Su nieto afirma que consolidar un nuevo sabor y que sea un éxito es “muy complicado” y que los clientes siguen prefiriendo los de “chocolate, vainilla y nata”. “La gente es tradicional y conseguir algo distinto no es fácil”, indica.

Planes de futuro

El coronavirus redujo la facturación de Regma en un 26% y aunque se salvó el verano, no fue un buen año, según el director general. No obstante, sus previsiones son positivas y esperan que con las nuevas aperturas consigan unas ventas superiores a las de 2019. 

La compañía también tiene planes en el sector de la distribución. Actualmente, los helados de Regma se pueden comprar en algunas cadenas de supermercados a nivel regional, entre ellas El Corte Inglés, Carrefour o Eroski. El objetivo, según explica Jaime Castanedo, es el de crecer a nivel nacional. En la actualidad, este canal de negocio, supone un 2% de la facturación total. Además, desde 2016 Regma tiene un acuerdo con la cadena de restauración Rodilla en la que también se venden sus helados. 

Los planes de esta empresa familiar pasan por seguir expandiéndose para que los helados que empezó a fabricar Marcelino lleguen a más personas. Su nieto recomienda uno en concreto, el de chocolate con avellanas.

Varias personas hacen cola para comprar un helado en la heladería junto al paseo marítimo en Santander.