Antes de que en España se utilizase cobertura quirúrgica, una fábrica malagueña ya abastecía de estos productos a multinacionales norteamericanas: batas, paños, mascarillas, guantes… todo lo necesario para personal sanitario y pacientes dentro de un quirófano. En 2002, el grupo vasco Cardiva compra Dispotex -fundada en 1973- y convierte a esta empresa en Cardivais.

Desde entonces, la compañía ha ampliado en dos ocasiones la planta en la que se fabrica la mayoría de sus productos de forma automatizada y que ha llegado a emplear a más de 200 personas con los picos de demanda de la pandemia. En la actualidad, su sede central ocupa 17.000 metros cuadrados en el Parque Tecnológico de Andalucía.

Una de las salas de la planta de Cardivais en Málaga / Jesús Jiménez.

Cuando Cardiva adquiere la planta de Málaga hace hincapié en la automatización de procesos y en la producción de aquellos productos que no se pueden producir de forma automática en lugares donde sea más barato hacerlo. “En 2010 inauguramos planta en China, para ser competitivos, para hacer todo lo manual allí”, explica Francisco Roca, director de operaciones de la planta de Cardivais en Málaga. Era el caso de las batas, un producto que requiere una costura manual, según explican desde la compañía, y cuya demanda aumentó con la pandemia, a la vez que se paralizaba casi por completo la actividad quirúrgica en todo el país y con ello caía la demanda de cobertura.

El Covid provocó que la llegada de batas desde China fuese muy complicada por lo que se decidió abrir una línea de producción en Málaga. Aunque ahora ha bajado la demanda, las máquinas de coser se mantienen en la planta. “Tenemos que estar preparados”, insiste Roca. En 2020, esas máquinas cosieron más de 7 millones de batas que ahora han logrado la certificación como equipos de protección individual (EPI).

Los empleados de Cardivais comprueban uno a uno los productos antes de ser empaquetados / Jesús Jiménez.

Aunque muchos de los procesos se realizan con máquinas especialmente diseñadas para ello, los operarios de Cardivais comprueban uno a uno los paños o los kits que posteriormente se distribuyen a hospitales. Desde la planta de Málaga sale material hacia Kenia, Grecia o los diferentes hospitales a los que abastecen en España.

Clientes

A nivel nacional, todos los hospitales públicos de Asturias y Cantabria se abastecen de cobertura quirúrgica de Cardivais. También el Gregorio Marañón o los hospitales privados del grupo HM, entre otros. Casi el 80% de la facturación proviene de licitaciones públicas, según fuentes de la compañía.

En el extranjero, en cambio, el volumen de clientes del sector privado es mayor. El 28% de la producción de la planta malagueña se exporta. Los kits de Cardivais viajan sobre todo a Suiza, Italia, Polonia, Chile y Líbano. Roca indica que la competencia de la empresa se encuentra en Suecia, Alemania o Estados Unidos. “No hay muchas fábricas de este tipo”, explica. 

Casi el 80% de la facturación proviene de licitaciones públicas"

Integración vertical

La fábrica compra material a terceros y a partir de ahí comienza un proceso de diseño, desarrollo, fabricación y comercialización que se realiza al completo desde la compañía. En Málaga se agrupan los tejidos, se cortan, se empaquetan y se esterilizan para su posterior distribución a hospitales.

Además, recientemente han implantado un sistema basado en tecnología RFID -la misma que utilizan otras compañías, como Zara, para la identificación de sus prendas- que les permite conocer en tiempo real el stock de los hospitales con los que trabajan. “De esta forma, es Cardivais quien se ocupa del inventario y de reponer los productos a medida que se consumen”, explica el director de operaciones.

Previsiones 

La crisis del coronavirus duplicó la facturación de Cardivais, de los 16 millones en 2019, hasta los 29 millones en 2020. Para este año, desde la empresa esperan superar las ventas previas a la pandemia y calculan una facturación de alrededor de 20 millones de euros.

Sobre si está previsto que contraten a más trabajadores, Roca se muestra esperanzado: “Ojalá”. En la planta de Cardivais trabajan en la actualidad 160 empleados distribuidos en turnos y podría incorporar a uno más para cubrir una mayor demanda de sus productos.