El Gobierno presentó este viernes su nuevo cuadro macroeconómico, tras un año sin actualizarlo. En él, recogió que el producto interior bruto (PIB) español crecerá este año un 4,3%, según sus últimos cálculos. Se trata de un crecimiento inferior al 5,1% registrado en 2021 -significativo tras caer el PIB un 10,8% en 2020-, y también estará por debajo del 7% que recogen los presupuestos generales del Estado (PGE) de 2022.

Y mientras que la demanda nacional -consumo privado, público y la inversión- impulsará el crecimiento durante los próximos años, este ejercicio y el próximo van a verse lastrados por el sector exterior. En concreto, el cuadro macro recoge que la demanda externa lastrará el crecimiento del PIB un 0,3% este año y un 0,1% el próximo.

Es decir, que el saldo entre exportaciones e importaciones dará un resultado negativo, aunque este 2021 ha sido al revés: el exterior ha hecho crecer el PIB un 0,5%. No será hasta 2024 cuando el Gobierno prevé que de nuevo la contribución del sector exterior al crecimiento sea positiva (+0,6%), senda que continuará siguiendo en 2025 (0,4%).

Pero, ¿a qué se debe este cambio? Este mismo viernes, el Ejecutivo envió a Bruselas el Programa de Estabilidad, el documento que todos los estados miembros de la Unión Europea deben remitir a la Comisión antes de que termine el mes de abril, con sus escenarios fiscales y sus cuadros macroeconómicos actualizados.

En él, reconoce que el sector exterior va a contribuir negativamente durante 2022 y 2023 y lo atribuye "a las tensiones en los mercados energéticos y los cuellos de botella en las cadenas globales de suministro". "El fuerte aumento de los precios de importación de bienes energéticos deteriorará la relación real de intercambio de la economía española e impactará negativamente en el saldo comercial de bienes y servicios", constata.

Es decir, que al gastar el país más en energía que proviene del extranjero, ya que los precios seguirán manteniéndose altos, la balanza entre importaciones y exportaciones se verá resentida. El texto también explica que hay cierta influencia en las restricciones de aprovisionamiento en industrias en las que España es exportadora, como la automoción.

El resultado es que las importaciones serán mayores que las importaciones durante ambos años. Este año, España exportará un 7,8% más que en 2021 e importará un 9,1% más, mientras que en 2023 exportará un 6,2% más que el año previo e importará un 6,5% más.

En 2023 y 2024, sucederá al revés, con las exportaciones aumentando más que las importaciones: en 2024 España exportará un 6,3% más que en el 2023, pero importará un 4,7% más, mientras que en 2025 exportará un 4,4% más que el año anterior e importará un 3,4% más. "Una vez normalizado el contexto internacional, a partir de 2024 el sector exterior contribuirá positivamente al crecimiento", recoge también el documento.

España fía al turismo parte del restablecimiento de la normalidad en esta balanza. "La recuperación del turismo extranjero permitirá contrarrestar parcialmente, por un lado, la peor evolución de las exportaciones de bienes derivada del incierto contexto económico europeo y, por otro lado, el aumento de la factura energética", explica.

En sentido contrario, la demanda interna impulsará el crecimiento de PIB durante toda la senda 2022-2025, con un incremento del 3,5% en 2022 (aunque cuando elaboró los presupuestos esperaba que fuese un 6,9%), un 2,6% en 2023, un 1,5% en 2024 y un 1,1% en 2025. La inversión, del mismo modo, también contribuirá positivamente al PIB, creciendo un 9,3%, 7,5%, 3,3% y 2,9% de 2022 a 2025.