El precio de la gasolina subió notablemente por culpa de la falta de previsión del Gobierno. Las pequeñas estaciones de servicio tuvieron que incrementar el coste de los carburantes, una vez iniciado el descuento de 20 céntimos, ante la falta de liquidez de éstas ya que la bonificación la tiene que hacer en primera instancia la empresa.

Las estaciones de servicio deben costear las ayudas a los carburantes en el 100% y, a posteriori, el Ministerio de Hacienda le devolverá la parte proporcional correspondiente. El retraso en dichas devoluciones provocaron que las gasolineras independientes se quedaran sin remanente, empujando a la subida de precios. La Agencia Tributaria puso en marcha un mecanismo de anticipos. Estas podían, antes del 15 de abril, solicitar un anticipo a cuenta por el importe de la bonificación correspondiente al 90% del volumen medio mensual de ventas durante 2021.

Esta es la principal conclusión que se extrae del informe de Esade, ¿Cómo ha afectado el descuento de los combustibles al precio en las estaciones de servicio? “Creemos que el sistema de anticipos implementado por el gobierno para dotar de liquidez al sector se ha revelado insuficiente en el caso de las gasolineras independientes con menores precios, lo que ha podido llevar a que aumenten sus precios para poder garantizar dicha liquidez”, subrayan los expertos.

Para ello, Esade insta al Gobierno de Pedro Sánchez a modificar el sistema de bonificaciones a las gasolineras. Para ello, los expertos en la materia abogan por extender y mejorar el diseño del sistema de anticipos a estaciones de servicio independientes que garantice que estas “no necesiten recurrir a alzas de precios para tener liquidez a corto plazo”.

La fórmula ideal, a juicio de Esade, se basa en extender el sistema de anticipos y que las devoluciones que se tienen que hacer a las estaciones de servicio sean más rápidas y no cada mes. Para ello, la institución remarca que se deben hacer cada quince días. “Entendemos que de este modo se garantiza la liquidez de las pequeñas empresas del sector, lo que ayudará a que el descuento llegue en su totalidad a los consumidores sin aumentar el nivel de gasto agregado de la política”, apostillan.

El estudio también refleja que el sistema de bonificaciones provoca desigualdades entre las propias empresas del sector. En el caso de las grandes compañías, entendemos que pueden permitirse llevar a cabo esta estrategia de no subir precios, o incluso bajarlos ligeramente en el caso de la gasolina 95, ya que cuentan con los márgenes derivados de sus actividades de refino así como con precios previos superiores respecto a las estaciones de servicio independientes.

“Este abaratamiento relativo de las gasolineras operadas por operadores mayoristas respecto al resto del mercado nos parece especialmente preocupante a medio y largo plazo, puesto que entendemos que puede minar la competencia en el sector”, sentencia el informe.

Mayores márgenes

Esade, a su vez, refleja en el documento publicado que las estaciones de servicio han incrementado sus márgenes brutos desde que comenzara la crisis energética derivada de la guerra en Ucrania.

El estallido de la pandemia y la gran volatilidad que existe desde la guerra que acompaña ha empujado “el margen bruto por encima de los 20 céntimos por litro”, revela Esade. Pese a que puede haber factores estructurales detrás, como un aumento de los costes fijos y de aprovisionamiento o las obligaciones normativas, “hay una parte no explicada que podría estar muy relacionada con la existencia de poder de mercado y la falta de competencia entre las empresas del sector”, dando un serio aviso a Repsol, Cepsa o BP.

Por último, la institución deja entrever que el incremento en los precios del petróleo se trasladan rápidamente a los carburantes mientras que no sucede a la inversa. Esade explica que esta práctica, denominada cohete-plomo, se realiza por parte de las compañías para anticipar márgenes ante una posible caída de la economía.

El petróleo es uno de los indicadores que marcan el futuro de la economía ya que las menores compras de fuel anticipan un menor consumo por parte de la población. Esta misma semana, sin ir más lejos, el barril de Brent se despeñó un 9% ante un posible escenario de recesión a escala mundial.