El Pleno del Congreso votará este jueves el real decreto que fija el nuevo sistema de cotización de los autónomos, aprobado por el Gobierno en el mes de julio tras conseguir el sí de las tres asociaciones con las que lo venía negociando. Esta semana, el PP anunció que avalará la reforma, sumándose al PSOE y a Podemos, quienes en julio ya adelantaron que tendría su apoyo.

Las últimas noticias hacen prever que el ministro José Luis Escrivá ya lo tiene hecho para conseguir que estos cambios vean la luz, sin -en principio- las dificultades que surgieron cuando se votó la reforma laboral. Pero no siempre fue así. Hace solo unos meses, el Partido Popular pedía paralizar la negociación del nuevo sistema, asegurando de que suponía un "nuevo sablazo" para el colectivo, que era "desorbitada y desproporcionada" y que solo conseguiría "terminar de ahogar al colectivo".

Incluso en el mes de junio Podemos presentó su propia propuesta porque consideraba que con la del ministro los autónomos que menos ganasen pagarían una cuota demasiado alta. La negativa no venía solo por parte de los partidos políticos: la principal asociación de trabajadores por cuenta propia, ATA, también tildaba hasta hace solo unos meses de "inaceptable" la idea de Escrivá.

¿Qué ha pasado? ¿Qué ha cambiado para que el Gobierno haya conseguido el sí de las tres asociaciones mayoritarias del sector a su reforma de autónomos, y también el de la mayor parte de los grupos políticos con representación en el Congreso?

ATA: del "inaceptable" e "inasumible" de enero a presumir de acuerdo en julio

Un inciso: las nuevas cotizaciones llevarán a los autónomos a pagar entre 230 y 500 euros de cuota mensual en 2023, dependiendo de lo que ganen, y entre 200 y 590 euros al mes en 2025. Bien. Con el cambio, el ahorro será de 64 euros al mes el próximo año -768 en total en un año-, y de 94 al mes -1.128 al año-, en 2025. Mientras, los que más ganan estarán obligados a pagar más del doble que actualmente.

Esta, y no otra -porque Ciudadanos difundió ayer miércoles una errónea- es la tabla de cuotas a la que han dado su sí las tres asociaciones que han negociado el nuevo sistema con el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones. Es decir, la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (UPTA), la Unión de Asociaciones de Trabajadores Autónomos y Emprendedores (Uatae) y la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA).

El sí de las dos primeras era esperado, ya que ambas, ligadas a los sindicatos UGT y CCOO, respectivamente, desde el principio manifestaron su disposición por cambiar el sistema hacia otro más justo, en la línea con lo que proponía el Ejecutivo. Pero no lo era tanto el de ATA, que forma parte de la patronal de empresarios CEOE, a pesar de que esta última en julio de 2021 había firmado modificar el sistema hacia uno en el que los autónomos cotizasen por sus ingresos reales, dentro de la reforma de las pensiones.

ATA calificó la propuesta inicial -en enero- del Ministerio de "inaceptable" e "inasumible". Esa propuesta inicial de Escrivá incluía cuotas de entre los 282 a los 413 euros al mes en 2023, es decir, la diferencia es de 52 euros mensuales más de la que finalmente se ha decidido para el tramo que gana menos al mes, y 87 más para el tramo más rico. Desde entonces, los agentes sociales han compartido casi cada semana innumerables tablas con diferentes propuestas, al principio, con cotizaciones diferentes para los próximos nueve años, después, tan solo con una opción que después se modificó para 2024 y 2025.

No han sido pocas las veces que ATA ha asegurado que no firmaría el nuevo sistema. A finales de febrero, cuando el Ministerio proponía cuotas entre los 210 y los 990 euros, la asociación señalaba que los datos que el Ministerio usaba para calcular los tramos no eran fiables, que supondría "un verdadero hachazo para el colectivo" y pedía continuar cinco años con el sistema vigente actualmente.

En marzo, insistían en que la propuesta de entonces obligaría a 1,5 millones a pagar cotizaciones iguales o mayores a las de la actualidad y que esto suponía "un suicidio" para muchos. Con los cambios finalmente pactados, 2,4 millones de autónomos de los 3,3 que existen en toda España pagarán una cuota igual o inferior a la de la actualidad.

Pero el verano trajo consigo un cambio de sensaciones y hacia finales de junio las propuestas del Gobierno ya convencían más. Entonces las cuotas oscilaban entre los 245 euros para el tramo más bajo y los 565 para el más alto. Como sucedió con la reforma laboral, y antes con la de pensiones y con los ERTE, un pacto que en un primer momento se antojaba imposible ya no lo parecía tanto.

¿Magia? Para el Ministerio, tan solo negociación, que lleva consigo una escenificación de posturas que luego resultan maleables. En ese mismo sentido, Uatae, hacia el final de todo el proceso, se negó a firmar porque consideraba las cuotas más bajas demasiado altas y consiguió una rebaja de última hora. La prioridad de los negociadores del Ejecutivo desde el principio fue conseguir un acuerdo costase lo que costase, llegando incluso a alargar el plazo prometido con Bruselas. Y finalmente el pacto con las asociaciones llegó el 20 de julio. Quedaba la parte política.

El cambio en el PP: del "hachazo" al "esperemos que salga adelante"

El PP en febrero registró una moción de consecuencia de interpelación urgente, cuando argumentaba que el planteamiento de Escrivá para los autónomos supondría "ahogar al colectivo" y "ponérselo cada vez más difícil". Hablaban de un "nuevo sablazo", de un sistema "farragoso", y calificaban al Gobierno de "inerte e insensible".

Hay que recordar que en ese momento ATA hacía críticas similares, lo que posiblemente impulsaba al PP a hablar de un sistema "complejo, desigual e injusto" y que llevaría "a la ruina a un gran porcentaje de estos trabajadores", a pesar de que después terminaría dándole su visto bueno. La política es así. Otros partidos, como Ciudadanos, se han mantenido en el no.

Es más, hace tan solo un mes en el Pacto de Toledo, el diputado popular Tomás Cabezón, también portavoz de su partido en esta comisión, todavía calificaba de "hachazo" la reforma y criticaba duramente al ministro, pese a que ATA ya había avalado el texto legal que estaba a punto de pasar por el consejo de ministros. Entonces, Cabezón criticó que el Gobierno estuviese dispuesto a subir las cotizaciones a los autónomos pese a que estaban -están- haciendo frente "a una inflación desbocada", y se mostró en contra de que imponerles un mayor esfuerzo.

También se mostró opuesto a la nueva tarifa plana, que será de 80 euros, y defendió una de 50 euros. Un mes después, el coordinador general del partido, Elías Bendodo, y días después también la portavoz del PP en el Congreso y secretaria general del partido, Cuca Gamarra, aseguraban que su partido votaría sí a la reforma en el Congreso. "Esperamos que salga adelante", afirmó ella este miércoles. Si algo hemos aprendido es que sobre negociaciones no hay nada escrito, ni nada es lo que parece.