Malos tiempos para el diésel. La crisis energética sigue siendo la gran preocupación para la gran mayoría de la población y todos los gobiernos de Europa, pero mientras que parece ponerse soluciones a materias primas como la electricidad, el gas o la gasolina, el diésel parece estar ajeno a ello.

El precio de este carburante, tradicionalmente más barato que la gasolina, ha escalado a precios históricos y llegó a estar por encima de los dos euros. Semanas después, eso sí, su coste se relajó, pero no lo suficiente para quedarse por debajo de la Súper 95. Desde que se iniciara la guerra en Ucrania, el gasóleo se ha encarecido casi un 40%, y la realidad dice que tiene pocas opciones de abaratarse.

Durante la última semana, el diésel se ha quedado en los 1,81 euros, y solo gracias al descuento promovido por el Gobierno de 20 céntimos parece aliviar una situación que parece insostenible para la gran mayoría de los usuarios que optaron por adquirir un automóvil con este tipo de carburante.

Esta situación ha provocado que el consumo del diésel se haya contraído por primera vez desde la pandemia, según los datos ofrecidos por Cores. El gasóleo, en contra de lo que sucede con las gasolinas, sufrió un recorte en agosto respecto al mismo período del año anterior y, lo que es peor, del de 2019. En concreto, tuvo un menor uso del 0,9% y del 2,6% respectivamente.

Y eso que, según los datos del operador, el consumo de los combustibles de automoción creció un 0,5% respecto a agosto del año pasado. Un período, el del verano recién abandonado, que ha estado marcado por el alto precio de los combustibles.

En el acumulado del año el consumo de los combustibles de automoción asciende un +5,5% en comparación de 2021, aumentando tanto las gasolinas (+12,6%) como los gasóleos destinados a los automóviles(+3,8%).

¿Por qué sube tanto?

Llegados a este punto, la pregunta es clara: ¿por qué sube tanto? La principal razón no es otra que la tremenda dependencia que tiene Europa del diésel ruso. El país dirigido por Putin es el principal exportador a todos las naciones del Viejo Continente y el 60% del gasóleo que llega hasta nuestras gasolineras tiene procedencia rusa.

No podemos olvidar tampoco que Europa tiene una mayor dependencia de las importaciones del gasóleo tras la “dieselización” que llegó al Viejo Continente a finales de los 90 y principios de los 2000 debido a su menor precio.

La OPEP reduce el flujo

A pesar de que el consumo del diésel se ha reducido y ya se empieza a hablar de que también se trasladará al de la gasolina, por el menor consumo ante la recesión que se avecina, los principales productores han decidido garantizar unos precios similares a los actuales durante los próximos meses. Y es que el crudo ha perdido un 25% de su valor desde finales de junio.

Así, la alianza de la OPEP+, liderada por Arabia Saudí y Rusia, ha anunciado que recortará su producción de crudo en dos millones de barriles diarios, el doble de lo que se preveía y el mayor descenso de la oferta petrolera desde mayo de 2020.

El viceministro de Petróleo de Irán, Amir Hossein Zamaninia dio explicaciones, tras la reunión entre la OPEP y otros 10 productores de petróleo este miércoles en Viena de forma presencial y para dar señal de fortaleza al mercado, pero en un ambiente muy complejo en el que se mezclan la caída del precio, dudas sobre la evolución de la demanda, problemas de producción y las sanciones al petróleo ruso.

La decisión del cártel del petróleo provocó alzas en los precios del barril de Brent, de referencia en Europa, que escalaba a 93,48 dólares el barril al cierre de la bolsa de este miércoles.