En el verano de 2021, España alcanzó el nivel de trabajadores afiliados a la Seguridad Social que tenía antes de que estallase la pandemia del Covid. Se trató de una buena noticia puesto que constató la rápida recuperación del mercado laboral después de la crisis, a pesar de que el turismo, principal motor del país, seguía viéndose afectado por algunas restricciones ligadas al virus. Ese nivel de empleados ha continuado creciendo y este diciembre ya había más de 815.000 trabajadores registrados más que en febrero de 2020.

Este año, además, en abril se sobrepasaron los 20 millones de trabajadores en el país y en mayo se bajó de los tres millones de parados por primera vez en 14 años. Por otro lado, con la aprobación de la reforma laboral de Yolanda Díaz hace ya un año, la tasa de temporalidad -porcentaje de contratos temporales sobre indefinidos- está cayendo. Ahora se sitúa en el 17,5% en el sector privado, y en el 20,2% si se incluye al público, aún por debajo del 13,8% de la UE

Sin embargo, los datos del INE relativos a las horas trabajadas muestran que los españoles aún trabajan menos horas que a finales de 2019, el último año comparable por no estar afectado por la pandemia. Si en el último trimestre de 2019 el conjunto de empleados del país trabajaba 646 millones de horas a la semana, durante el tercero de este año -últimos datos disponibles- lo hemos hecho 593 millones de horas, un 7% menos, todo según la Encuesta de Población Activa (EPA) del Instituto Nacional de Estadística.

Es una cuestión que ha vuelto a tomar peso esta semana. Con los datos de paro y afiliación de diciembre, el Gobierno ha sacado pecho -a cierre de año, hay 470.000 trabajadores más que en 2021 y se han firmado 5 contratos indefinidos más que en 2019-, pero la oposición ha puesto en duda las cifras, lamentando que aquello que tienen contratos fijos discontinuos no aparezcan en las cifras de paro cuando no están trabajando. Para muchos, sería más fiable tener en cuenta las horas trabajadas, que por ahora y a falta de conocer los datos de la EPA del cuarto trimestre, muestran que España aún no habría recuperado el empleo previo a la pandemia.

¿Explica esto una mayor temporalidad del empleo, a través de los contratos fijos discontinuos? ¿Contamos ahora con más puestos indefinidos, pero de menor duración cada uno de ellos? ¿O puede ser que trabajemos más en menos horas? En cualquiera de los dos casos, ¿qué implica este dato para el avance de la economía, que aún no ha recuperado los niveles de PIB previos al covid?

Que aumente la afiliación y no se recuperen las horas trabajadas es un indicio de que ha aumentado la parcialidad"

carlos victoria, economista

"Efectivamente, es un puzle que aumente la afiliación y no se recuperen las horas trabajadas", explica el economista Carlos Victoria. "Eso es un indicio, fundamentalmente, de que ha aumentado la parcialidad, aunque también está el tema de las bajas, normal durante y tras el Covid porque se ha cambiado (creo) la mentalidad de quedarse en casa cuando un trabajador está enfermo, además de las propias bajas por Covid", reflexiona.

A la vez y por las sospechas que han surgido en los últimos días, el especialista en empleo recuerda que los fijos discontinuos "no tienen impacto en los datos de afiliación", ya que solo computan como afiliados cuando están trabajando. "Así que el desacople se debe muy posiblemente a indefinidos 'estándar' con contratos a tiempo parcial o de duración más corta". Las razones detrás de estos posibles contratos más cortos o de menos horas, no obstante, están aún por conocerse.

Los expertos consultados por este medio resaltan, sobre todo, la importancia de ser prudentes antes de sacar conclusiones, a la espera de poder estudiar otras variables con estadísticas que no se han publicado todavía. "Habrá que ver si las personas que tenían contratos temporales antes de la reforma ahora trabajan más o si otras medidas de calidad en el empleo son mejores", subraya.

En el mismo sentido se pronuncia María Jesús Fernández, economista senior de Funcas. "Es un tema que requiere un análisis más profundo", indica en conversación con este medio. Para ella, y al contrario que en el caso de Victoria, "ni los datos de afiliación por tipo de contrato ni los de la EPA [de horas trabajadas] indican un crecimiento del empleo a tiempo parcial". "Al contrario, un descenso, por tanto el descenso de las horas trabajadas por persona no obedece a un posible crecimiento de ese tipo de empleos", señala.

"Las bajadas de horas trabajadas por persona proceden fundamentalmente de las Administraciones Públicas y de la construcción. En el resto de sectores, tomados en su conjunto, el descenso es mucho más moderado que la cifra total. Por  otra parte, la reforma laboral no tendría que afectar a las horas trabajadas, ya que lo único que supone es que al trabajador se le ha cambiado el tipo de contrato, pero la naturaleza de su trabajo será la misma", valora.

El choque con los datos de PIB

Los datos oficiales llevan meses en cuestión por las dificultades del INE de encajar el fuerte avance de la economía que pronostican los datos de empleo y los de contabilidad nacional (PIB), que apuntan a un crecimiento mucho más moderado. Al igual que en el caso de las horas trabajadas, encontrar una explicación no es fácil. El fuerte crecimiento de los datos de empleo se ha atribuido, en parte, al afloramiento de puestos que antes de la pandemia se encontraban en la economía sumergida.

Pero la cuestión es que España no ha recuperado aún el PIB prepandemia. Es el único de sus socios europeos que sigue por detrás (un 2%), a la luz, de nuevo, de las últimas cifras que se conocen, que corresponden al tercer trimestre de 2022. En el cuarto, organismos como el Banco de España esperan un crecimiento similar al del tercero, del 0,2%, por lo que tampoco se recuperarían los niveles de producto interior bruto anteriores al Covid.

Sobre las horas trabajadas, el propio ministro de Seguridad Social ha entrado en el debate, expresando en diferentes ocasiones su desconfianza con respecto a los datos de la EPA, puesto que entiende que es un indicador poco fiable. Casas de análisis como BBVA Research, Fedea y Funcas, incluso el BCE, en cambio, perciben que es un indicador consistente y de calidad, que suele guardar mucha relación con el avance de la economía y que en esta ocasión entienden como el más fiable si se tiene en cuenta la evolución del PIB.