Durante buena parte del año pasado, los precios subieron cada mes más de lo que lo hicieron el mes anterior. Incluso tocando niveles no vistos desde 1984, como fue el caso del dato de julio, cuando el IPC interanual se situó en el 10,8%. Este récord no fue algo puntual: según el dato de definitivo de diciembre, que se conoció la semana pasada, a lo largo del año los precios se incrementaron de media un 8,4%, el dato más alto registrado en el país desde 1986, que se produjo tras una fortísima crisis de inflación que dejó tasas del 25%.

En esta ocasión, las cifras de diciembre muestran que los precios se están relajando, al marcar su cifra más baja desde el pasado enero y tratarse del cuarto mes consecutivo en que los precios suben menos que el mes anterior. Pero el IPC, el dato que se utiliza para hablar de inflación en términos generales, es solo un indicador, una forma de medir la evolución del encarecimiento de los bienes y servicios.

En cambio, el de la inflación subyacente, que muestra los incrementos de los precios sin tener en cuenta elementos especialmente volátiles como la energía y los alimentos, no relajará su ascenso durante los próximos meses. Así lo estiman los economistas en sus previsiones, donde apuntan que el indicador continuará muy alto, por encima del general e incluso superando su nivel actual, hasta la primavera, principalmente por el retraso con el que suelen trasladarse los incrementos de precios del IPC a esta otra tasa.

"La subyacente continuará subiendo y estará por encima de la general unos meses más", pronostica el economista Gonzalo Bernardos en conversación con El Independiente, "puesto que lo que está bajando son productos que tienen que ver con materias primas. Por eso, seguirá subiendo". Hablando en plata, esto implica que los españoles continuarán viendo cómo aumentan los precios de su cesta habitual de la compra, salvo por el lado de la energía y de los alimentos no procesados, como la carne, el pescado, las legumbres, pastas, frutas y verduras crudos, y sin cocinar ni preparar de ningún modo.

"La inflación subyacente podría haber tocado techo en diciembre, pero continuará en ese entorno hasta la primavera, cuando ya esperamos que descienda", aporta María Jesús Fernández, economista sénior en el Área de Coyuntura económica de Funcas y profesora de economía española y financiera en la UNED. "Esto reflejará que los precios seguirán subiendo, pero a un ritmo más moderado que hasta ahora". En diciembre, último dato conocido, el IPC (tasa general) ascendió al 5,7%, pero la subyacente se disparó por primera vez en 22 meses por encima, en el 7%.

"Con el petróleo en 80 dólares por barril y los índices de fletes en negativo respecto al año pasado, la inflación sigue siendo elevadísima", asegura por su lado Daniel Lacalle, economista jefe de la firma de asesoramiento financiero Tressis. "La inflación subyacente, que no tiene en cuenta ni la energía ni los alimentos frescos, está subiendo y lo seguirá haciendo", vaticinó este martes en un evento de la empresa.

El dato de enero será similar al de diciembre (5,7%)

Los economistas, aunque hace unas semanas pronosticaban que la tasa general de la inflación se dispararía este enero por encima del dato de diciembre -siempre en comparación con los precios del mismo mes del año anterior-, ahora estiman que finalmente quedará en un nivel muy similar. Lo estiman así porque entienden que aunque por un lado la eliminación del descuento del combustible empujará los precios hacia arriba, por otro la caída del precio del petróleo y de la electricidad, sobre todo durante la primera parte de enero, tirarán del índice hacia abajo, al igual que lo hará la rebaja del IVA de los alimentos básicos aprobado a finales de año.

"El petróleo está por debajo del año pasado, y el precio de la luz está alcanzando niveles no vistos desde 2021, por tanto la inflación bajará", vaticina Bernardos. En comparación con el último día de cotización de 2022, el barril de brent ha caído un 0,09%, según los datos de los futuros del barril de Brent. Del lado de la luz, este miércoles el precio de la electricidad será prácticamente gratis gracias a las dos borrascas de aire frío, que impulsan la producción de energía eólica.

Tanto este experto como Fernández recuerdan, además, que las rebajas de enero suelen bajar la inflación, llevando a que el índice de precios se relaje este mes, lo que también debería contribuir a que la tasa afloje su ritmo aunque solo sea unas décimas. "En enero es normal que los precios bajen por las rebajas. Este año hay elementos contrapuestos, pero en suma nos sale que sí bajarán", señala la economista.

En el conjunto del año, el panel de Funcas, que recopila todas las previsiones macroeconómicas emitidas por reconocidas instituciones del sector, recoge que los precios subirán de media un 4,1%, por encima del dato de 2021 (+3,1%). La diferencia entre unas y otras previsiones es considerable, con los más pesimistas abogando por un 5,4% y los más optimistas optando por un 3%. La inflación subyacente, en cambio, esperan que aumente de media un 4%.

La cesta de la compra, en el punto de mira

La continuada escalada de los precios preocupa a Podemos, que considera insuficiente las medidas tomadas por el Gobierno -del que forma parte- y ahora aboga por ir más allá. Si a principios de mes el Ejecutivo decidió eliminar el IVA de los alimentos básicos y rebajar el de algunos otros como la pasta y los arroces, ahora la formación morada insiste en que debería limitarse el precio de los alimentos al nivel que tenían antes de la invasión Rusia a Ucrania, momento que provocó un fuerte alza sobre todo del coste de la energía.

Ahora, la propuesta de Podemos pasar por intervenir directamente el mercado para abaratar al menos la cesta básica de la compra, en línea con lo que ya propuso en septiembre la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, y que el ala socialista del Gobierno rechazó. "Hemos propuesto al PSOE intervenir el mercado y fijar precios máximos como ya hicimos con las mascarillas", tuiteó ayer la secretaria general de Podemos y ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra.

"Nuestra propuesta es fijar el precio de cada uno de los productos de una cesta básica de alimentos al precio que tuvieran el día 20 de febrero, cuando comenzó la invasión de Ucrania. Al mismo tiempo, proponemos establecer ayudas directas a los pequeños comercios de alimentación para que puedan seguir funcionando con los precios intervenidos sin pérdidas. Es posible llevarla a cabo", aseguró Belarra, que se abría a otra posibilidad en caso de que el PSOE rechace esta idea. "Establecer bonificaciones como hicimos con la gasolina y el gasoil. Esto iría acompañado de un gravamen extraordinario a los grandes supermercados para sufragar la medida y de graves sanciones a quienes lo aprovechen para aumentar beneficios".