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Las tarjetas de Banco Santander, cada vez más ecológicas e inclusivas

La entidad, que lanzó en 2020 las tarjetas sostenibles en toda Europa, extiende ahora este modelo a América Latina

Banco Santander se ha marcado como objetivo que en 2025 todas sus tarjetas de débito, crédito y prepago en Europa estén fabricadas con materiales sostenibles, como el PVC reciclado y un sustituto derivado del maíz. Su producción, además, requiere menos energía que las de plástico tradicionales. El cambio evita la emisión de más de 1.000 toneladas de CO2 al año, lo que equivale al consumo de energía de casi 1.000 hogares. Además, una vez que se haya completado el proceso, el uso de plástico se reducirá en 60 toneladas anuales.

Santander Portugal fue la filial pionera en aplicar estas medidas en 2019. Primero, compensando desde 2020 la emisión de CO2 en la producción de plásticos de las tarjetas desde 2020. Un año más tarde dio otro paso al asociarse con Contisystems para desarrollar un proyecto de reciclaje de medios de pago en mobiliario urbano como bancos, tarimas de piscina o elementos de paseos marítimos. Las tarjetas se destruyen y se convierten en virutas, que posteriormente se entregan a Extruplás, empresa que lo somete a un proceso de transformación que crea mobiliario urbano. De esta manera se da una segunda vida a las tarjetas y contribuye a la economía circular. España también se ha unido a esta innovadora propuesta.

En Europa y América

Banco Santander anunció hace dos años el lanzamiento de las nuevas tarjetas sostenibles One Europe. Sólo en España, ya se han emitido más de 2,3 millones de unidades. Todas las tarjetas de débito y crédito en España, Portugal, Polonia y Reino Unido se elaboran ya con materiales sostenibles. Además, incluyen un identificador especial para facilitar la accesibilidad de los clientes con discapacidad visual. A esto se suma la funcionalidad que ofrecen tanto la app como la web del banco con la que los clientes pueden medir su huella de carbono a partir de las compras realizadas con sus tarjetas y recibos domiciliados y, si lo desean, compensarla apoyando proyectos sostenibles. 

Todas las tarjetas Santander en España, Portugal, Polonia y Reino Unido se elaboran ya con materiales sostenibles

Más allá de Europa, la utilización de tarjetas ecológicas se está extendiendo en todos los países en los que opera el grupo bancario español. El pasado febrero, esta corriente cruzó el océano Atlántico y Banco Santander México, a través de su alianza con Mastercard, será la primera institución financiera en América Latina que sustituirá el total de sus tarjetas de débito y las tarjetas de crédito LikeU por modelos sostenibles.

«Estamos a la vanguardia en políticas sostenibles (ESG) en nuestras tarjetas de débito y crédito, siendo el único banco en América Latina que tendrá el total de sus tarjetas de débito y las tarjetas LikeU sustentables con 85% de PVC reciclado y la tecnología Touch Card de Mastercard que, además, la hace accesible a quienes tienen alguna discapacidad visual. Creemos que los productos financieros deben ser cada vez más incluyentes y responsables con el medio ambiente», señala Andrés Araiza, director ejecutivo de Medios de Pago de Santander México.

Más sostenibles y seguras

El banco ya ha emitido en este país 1,3 millones de tarjetas de débito de estas características, que incluyen la tecnología de pago sin contacto y mayor seguridad, al evitar que los números de la tarjeta sean visibles. Además, el diseño actual cuenta con un sistema de hendiduras en su costado que ayuda a los consumidores a identificar la tarjeta correcta solo con el tacto. Para este año, Santander espera haber sustituido o emitido como nuevas un total de 5,5 millones de tarjetas de débito, a medida que vayan caducando las anteriores, sin coste para los clientes.

Chile y Brasil también se han sumado a esta tendencia. En Chile se han lanzado tarjetas de crédito y débito amigables con el planeta y con mayores medidas de seguridad para protegerse ante eventuales intentos de fraude. Por su parte, Santander Brasil ha sido el primer banco del país en distribuir tarjetas de plástico reciclado. Con su sustitución, en Brasil se dejarán de emitir hasta 109 toneladas de CO2 y se eliminará la producción de casi 50 toneladas de residuos plásticos. 

Objetivos de banca responsable 

Todas estas iniciativas contribuyen al objetivo del Santander de alcanzar cero emisiones de gases de efecto invernadero en 2050. La entidad que preside Ana Botín es neutra en carbono en sus propias operaciones desde 2020 y ha eliminado el uso de plásticos innecesarios de un solo uso. Además, para 2025 se ha marcado como meta utilizar el 100% de la electricidad procedente de fuentes renovables en todos sus edificios (actualmente este porcentaje se sitúa en el 88%) y financiar o facilitar la movilización de 120.000 millones de euros en el periodo 2019-2025 (a finales del pasado año esta cifra se situaba ya en 94.500 millones) a financiación verde, cifra que se elevará hasta 220.000 millones para 2030. Otro de los objetivos es cerrar 2025 con 100.000 millones de activos bajo gestión en inversiones socialmente responsables (ahora gestiona 53.000 millones).

Banco Santander está ampliando su catálogo de productos verdes, hipotecas, préstamos para la compra de coches o reformas, fondos de inversión y planes de pensiones. También comercializa préstamos para la agricultura baja en carbono y la compra de maquinaria responsable con el medioambiente; la financiación de promociones inmobiliarias con elevadas certificaciones de eficiencia energética; o un leasing fotovoltaico para la instalación de soluciones de autoconsumo tanto para particulares como para empresas.

Compromiso ambiental

La entidad también está involucrada en la protección de la biodiversidad y el freno a la deforestación en algunas zonas del mundo. Un ejemplo es su compromiso con la Amazonia, el mayor bosque tropical del mundo con una superficie de alrededor de siete millones de kilómetros cuadrados. En este sentido, Banco Santander ha lanzado iniciativas estratégicas clave sobre soluciones basadas en la naturaleza en la Amazonia brasileña, como Biomas, que aspira a proteger y restaurar cuatro millones de hectáreas, y la Alianza Innovative Finance for the Amazon Cerrado and Chaco (IFACC) para acelerar la financiación de producción sostenible y reunir recursos. Desde 2020, el grupo español forma parte del Plan Amazonia, junto a Bradesco e Itaú Unibanco, en el que las tres entidades han fijado una lista de diez compromisos orientados al desarrollo estructurado y sostenible de este territorio.

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