El restaurante italiano Burro Canaglia ardió el pasado viernes en Madrid. En él falleció Julián Robles, un camarero de 25 años que llevaba trabajando en el local tan solo una semana, y una clienta de 42 años. Una pizza flambeada prendió fuego a las plantas de plástico colgantes que cubrían las paredes del establecimiento y todo se cubrió de llamas en solo unos segundos, provocando heridas a doce personas, además de las dos muertes.

Julián Robles, nacido en Benidorm, compaginaba este trabajo con su carrera musical, mundo en el que se le conocía como Jay Robles. Ha saltado a los titulares, además de por su corta edad, porque llegó a ser finalista del conocido programa de televisión Operación Triunfo en 2020, la edición que ganó Nia Correia.

Ahora, el Ayuntamiento de Madrid está llevando a cabo una investigación para comprobar si todo estaba en regla en la empresa. De no ser así, podría imponer una sanción o su cierre. Pero ya es demasiado tarde para Robles, que ha entrado a formar parte de la trágica estadística de fallecidos en su lugar de trabajo, cuyo rápido ascenso preocupa a sindicatos y al Gobierno.

Los datos muestran que además de Julián otras 114 personas fallecieron mientras trabajaban en los dos primeros meses de este año. Por ahora, la base de datos que publica el Ministerio de Trabajo y Economía Social solo cubre enero y febrero, pero el temor es que las cifras continúen al alza tal y como lo hicieron el pasado 2022, cuando 826 personas fallecieron en un accidente de trabajo, un 11% más que el año anterior.

La de 2022 fue la mayor subida interanual de toda la serie histórica, aunque hay que tener en cuenta que en febrero el hundimiento del pesquero Villa Pitanxo en aguas de Canadá disparó las cifras al provocar la muerte de 21 personas. Por eso, en comparación en los dos primeros meses de este año los fallecidos son 22 menos que en el mismo periodo del año previo (-16%).

"Hay que poner en marcha iniciativas para reducir la siniestralidad, que ya se ha convertido en el indicador socioeconómico más desfavorable en nuestro país", asegura Mariano Sanz Lubeiro, secretario de Salud Laboral y Sostenibilidad Medioambiental de CCOO. Los sindicatos piden al Gobierno que abra una mesa de diálogo social en la que también se sienten los empresarios para hacer frente a las causas. "No podemos esperar a cerrar otros ámbitos de negociación para abrir este cuando mueren casi 900 personas al año por el mero hecho de ir a ganarse la vida en su trabajo", añade.

El Ejecutivo aprobó hace dos semanas los planes de acción de la Estrategia Española de Seguridad y Salud en el Trabajo 2023-2027 que ya firmaron comunidades autónomas y agentes sociales en febrero, y que, precisamente, tiene el objetivo de reducir la siniestralidad laboral. Pero al mismo tiempo las organizaciones sindicales ven necesaria la apertura de una mesa sobre prevención de riesgos laborales que la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ya se comprometió a convocar.

14 fallecidos aplastados, 12 en accidentes de tráfico

Hay que tener en cuenta que esos 118 fallecidos en lo que va de año incluyen los 18 accidentes que se produjeron de camino al trabajo o de vuelta del lugar de trabajo, los llamados in itinere. Estos se vieron provocados en su mayoría por accidentes de tráfico, y por infartos, derrames y causas naturales en el resto. Asimismo, las cifras incluyen 46 muertes por infartos, derrames u otras "causas estrictamente naturales", como las que recoge la estadística.

Pero los demás, 50 en total, fueron accidentes que podrían haberse evitado. De esa cifra, 14 personas murieron atrapadas, aplastadas o a causa de amputaciones, 12 en accidentes de tráfico, once por golpes de calor -el año pasado impactó especialmente el fallecimiento de un operario municipal en Madrid en plena calle, con 60 años-, y seis tras golpearse con algún tipo de objeto en movimiento. En otros seis casos, no se especifica la causa del fallecimiento.

Los datos dan cuenta de que Andalucía es la comunidad autónoma que registra más accidentes mortales, con 21; le sigue Galicia, con 12; la Comunidad Valenciana, con 9; Cataluña y Madrid, con ocho cada una; Castilla y León y Castilla-La Mancha, siete; Extremadura, cinco y País Vasco e Islas Baleares, con cuatro. También recogen que la mayoría de los fallecidos se dedicaban a la construcción (19 muertes), pero también al transporte por carretera (17), a la agricultura, ganadería y caza (8) y a la industria manufacturera (10).

La inmensa mayoría tenían entre 50 y 65 años. Si se tiene en cuenta la razón de la muerte, el joven Julián Robles y el trabajador de la discoteca Bella Época de Logroño de 46 años, fallecido por la extrema gravedad de las quemadura que le provocó el fuego en el lugar de ocio nocturno, serán los primeros que han perdido la vida a causa de un incendio de la estadística de este año. El año pasado fueron tres las personas que murieron por esta causa.

826 fallecidos en 2022

En el conjunto del año pasado, 826 personas fallecieron en un accidente laboral, 84 más que en 2021. En este caso fueron 147 las que murieron cuando iban o regresaban a sus puestos de trabajo. De entre las muertes en el lugar de trabajo, 285 fueron debidas a infartos, derrames u otras causas naturales, como las recoge la estadística, que no entra a investigar los motivos detrás de esos infartos.

Por todo ello, los sindicatos vienen insistiendo en que gran parte de estas muertes se habrían evitado si tan solo se hubiese cumplido la normativa de prevención de riesgos laborales, que es obligatoria para las empresas, y lamentan que esto no sea una prioridad para el Gobierno. Asimismo, exigen incrementar la actuación de la Inspección de Trabajo para sancionar a las empresas que vulneren la normativa.