La Corporación Federal de Seguro de Depósitos (FDIC) de Estados Unidos, la agencia federal encargada de mantener la confianza de los ciudadanos en el sistema financiero y en los depósitos, negocia con hasta tres bancos para salvar al First Republic Bank. El objetivo es encontrar un comprador antes de que la bolsa de Wall Street abra este lunes y la sangría en las acciones del banco californiano no continúe.

Según ha publicado The New York Times, JP Morgan, PNC y Bank of America estarían interesados en llegar a un acuerdo que podría anunciarse en las próximas horas. El objetivo es que una de estas entidades se haga cargo de los depósitos de First Republic Bank para que no fuese el Gobierno estadounidense quien tuviese que hacerse responsable de la garantía de depósitos superiores a los 250.000 dólares.

Si no hay acuerdo, la FDIC podría hacerse cargo del banco, como ocurrió hace solo un mes, con Silicon Valley Bank y Signature Bank. Igual que en el caso de Silicon Valley, First Republic Bank comunicó a principios de semana una retirada masiva de depósitos que provocó una caída de hasta el 75% del valor de sus acciones en una semana.

Según el medio estadounidense, la regulación impide que JP Morgan y Bank of America se hicieran cargo de los depósitos de First Republic por su tamaño y eso decantaría las opciones hacia PNC.

El banco, que fue rescatado por otras entidades con una inyección conjunta de 30.000 millones de dólares (27.160 millones de euros al cambio actual), presentó sus cuentas trimestrales ayer lunes, tras el cierre bursátil.

Los resultados mostraron el duro impacto que sufrió por ese pánico bancario, que le llevó a perder más del 40 % del dinero que tenía depositado, hasta quedarse en 104.500 millones de dólares.

Esa cifra incluye además los 30.000 millones de dólares aportados por la gran banca estadounidense, sin los cuales la caída habría sido aún mayor, de cerca de 100.000 millones de dólares en total.

El First Republic sufrió además una fuerte caída de su facturación y de sus beneficios y, aunque el banco asegura que la situación está estabilizada, el panorama de cara al futuro es complejo por los grandes préstamos que tuvo que solicitar para hacer frente a la salida de depósitos.

Así, la entidad anunció el lunes un plan de ahorro que incluirá un recorte de entre el 20 % y el 25 % de su plantilla, recortes en la compensación de sus ejecutivos, menos espacio de oficinas y una rebaja de proyectos no esenciales.