La reforma laboral ha transformado con rapidez y fuerza el mercado de trabajo español, consiguiendo el principal reto que se había propuesto: bajar la altísima temporalidad que condicionaba la vida de millones de españoles, siempre dependientes de contratos de duración determinada. El efecto ha sido matemático, al prohibirse los contratos de obra y servicio y crearse la figura del fijo discontinuo, un tipo de indefinido "intermitente", puesto que permite enviar al trabajador a casa cuando la empresa no lo necesita, pero sin despedirlo.

Sin embargo, la nueva ley impulsada por Yolanda Díaz aún tiene pendiente combatir el abuso de los contratos de solo unos días o semanas, otro foco de precariedad, que sigue manteniéndose a un nivel muy similar al que tenían antes de abril de 2022, cuando la reforma laboral se desplegó con todos sus efectos.

"Pese a la caída de la temporalidad hay indicios persisten como una rotación elevada en el empleo. El efecto comienzo y fin de mes [contratar a primeros de mes y despedir a finales] sigue teniendo una intensidad parecida a la que tenía antes, y el efecto lunes y viernes también [contratar los lunes y despedir los viernes]. Toda esta caída de la temporalidad no se está trasladando en toda su magnitud a la estabilidad en el empleo. Necesitamos más información a nivel micro para saber qué es lo que está pasando", ha asegurado Esther Gordo, directora de la División de Análisis Económico de la Autoridad Fiscal en unas jornadas sobre los efectos de la reforma laboral que ha organizado Fedea en Madrid.

"Una cosa es la temporalidad contractual y otra la estabilidad real. No sabemos cuánto se ha reducido la temporalidad real. Y seguimos teniendo un problema de temporalidad en el sector público", ha señalado en el mismo sentido el economista Juan Francisco Jimeno, del Banco de España. Los datos del INE muestran que la tasa de contratos temporales sobre indefinidos en el sector privado se ha reducido hasta el 14%, mientras que en el sector público continúa por encima del 30%.

Esther Gordo y Juan Francisco Gimeno son dos economistas que han analizado el impacto reforma laboral y en las jornadas de Fedea han concluido, tras un año de reforma laboral, que el impacto positivo de la nueva ley es indiscutible. Porque cumplió su objetivo de reducir la tasa de contratos temporales, porque fue fruto del diálogo social entre sindicatos y empresarios, y porque no se han producido efectos adversos como algunos preveían. Pero también han pedido al Gobierno poder disponer de más datos que permitan analizar en detalle el efecto en la tasa de empleo de diferentes grupos, cómo afectando a salarios o a la desigualdad.

El reto negociación colectiva

Se trata de una posición que durante los últimos meses han venido reivindicando diferentes expertos, ahora aunados en el mencionado evento, donde han coincidido en que no se podía pretender que la reforma fuese la solución a todos los males del mercado laboral, como ha recordado Juan Ramón García López, economista de BBVA Research. "Deberíamos tener en cuenta la falta de empoderamiento de los trabajadores a la hora de negociar sus condiciones laborales", ha señalado el experto, algo que considera que no remedia la nueva ley.

García López, además, ha recordado que la prioridad aplicativa del convenio de sector sobre el de empresa en materia salarial ha supuesto un cambio importante, pero "menos relevante de lo que hubiéramos pensado", algo en lo que ha estado de acuerdo el catedrático de Derecho Laboral de la Universidad Complutense Jesús Lahera. "Es poco intervencionista en materia de negociación colectiva, y eso me parece bien", ha asegurado este último, recordando también que se ha tratado de una reforma para el sector privado sin ninguna incidencia en el público, aunque este es el que mayor tasa de temporalidad tiene.

Las empresas y la aplicación del nuevo marco

Íñigo Sagardoy, presidente del bufete Sagardoy Abogados, ha coincidido en que la reforma ha sido positiva y en que ha cumplido sus objetivos, así como en que ha sido bien valorada porque mantiene lo esencial de 2012, y desde el punto de vista de las empresas ha valorado que su puesta en marcha está siendo fácil. Como contraparte, ha lamentado que después de la reforma se hayan aprobado "40 normativas nuevas de impacto laboral", lo que "sí está dificultando la aplicación del nuevo marco normativo".

Otros retos que quedan pendientes, según los expertos, tienen que ver con estudiar al detalle qué está sucediendo con los despidos en períodos de prueba, evaluar la aplicación de los ERTE, vigilando el posible efecto negativo que puedan provocar en momentos de crisis, y con reformar en profundidad de las políticas activas y pasivas de empleo para que sean más efectivas. En un futuro, asimismo, los economistas han estado de acuerdo en que la ley debe trabajar en facilitar la transición entre el contrato fijo discontinuo y el fijo ordinario.