“Con la nueva norma, se acabó lo de despedir el viernes y contratar el lunes”. Con esta frase, la ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, tranquilizaba a los trabajadores en una entrevista que concedió en febrero del pasado año. Lo repitió en multitud de intervenciones, porque este era uno de los objetivos de la reforma laboral: acabar con los contratos ultracortos, con esa tendencia de parte del empresariado español de dar de alta a su personal cada lunes y despedirlo cada viernes. Cumplir con esta misión era importante porque contribuiría a reducir los altísimos niveles de temporalidad en el mercado laboral español, y, con ella, un foco importante de precariedad e inseguridad para el empleado.

La idea era combatir esta dinámica desde dos frentes diferentes: por un lado, acotando mucho más los motivos por los que las empresas pueden utilizar los contratos temporales. Desapareció el contrato por obra y servicio, el más utilizado en la construcción, y los temporales solo pueden firmarse por circunstancias de la producción o por sustitución de otro trabajador. Las multas por cada incumplimiento de las normas que regulan la contratación temporal se elevaron de 8.000 a 10.000 euros, y pasaron a aplicarse por cada situación fraudulenta y no por empresa. Por otro lado, se estableció un recargo -más allá del de 2018- en las cotizaciones a la Seguridad Social de los contratos de menos de 30 días. Las empresas ahora deben pagar 26 euros por cada contrato que den de baja, y cuantos más contratos den de baja, mayor es el desincentivo: por un contrato de 10 días, deben pagar 26 euros; por dos de cinco días, 52 euros.

Pero estas medidas no están siendo suficientes para terminar con la tendencia, fuertemente enquistada en el panorama español, de contratar de lunes a viernes. Así se desprende de los datos de los últimos meses: en el mes de febrero, cada viernes se destruyeron al menos 9.000 puestos de trabajo. Fueron el triple el primer viernes del mes, cuando se superaron los 22.400. Es un hecho cabe destacar que parte de los contratos que antes se iniciaban los lunes y se terminaban los viernes ahora se han convertido en fijos discontinuos, esa modalidad de contrato indefinido que permite al empleador dejar de contar con el empleado durante días o temporadas, manteniendo la relación laboral, y por tanto la antigüedad y el derecho al desempleo. Sin embargo, no todos han experimentado esta transformación.

Si no se tienen en cuenta los viernes de febrero, por considerarse días en los que abundan los despidos, ni los lunes, al tratarse de días en los que suele darse de alta a los trabajadores, ni tampoco el primer y último día del mes por los mismos motivos, se obtiene que cada día el empleo creció en más de 6.800 personas, de media. Además, la afiliación solo disminuyó -es decir, que se destruyó más empleo del que se creó- esos días, los viernes, el último día del mes y el 15 de febrero, cuando se perdieron 300 empleos, en una muestra más de la tendencia. En el conjunto del mes, según los datos publicados este jueves, el empleo creció en 89.000 puestos de trabajo.

Las cifras de bajas de este mes son muy similares a las del febrero del año pasado, cuando cada viernes se despidió como mínimo a 10.000 personas, y como máximo a 15.800. En febrero de 2021, en cambio, el mínimo estuvo en las 18.000 bajas en un solo viernes, y el máximo en las 34.000, porque coincidía con el último día del mes. La media estuvo en casi 19.000 despidos cada viernes de 2021, casi 13.000 cada viernes de 2022 -cuando ya había entrado en vigor parte de la reforma laboral, no así la ley al completo, cosa que sucedería en abril- y en más de 13.000 cada viernes de 2023. Antes, el Gobierno no publicaba los datos de afiliación diarios, que permiten realizar estos cálculos.

Estas cifras apuntan a que la reforma laboral ha permitido reducir considerablemente parte de la lacra, aunque no terminar con ella, por el momento. En enero, cada viernes se despidió a más de 22.600 personas de media, y la tendencia se agrava si se retrocede hasta diciembre, con dos viernes negros que dejaron más de 64.000 despidos, todo de acuerdo a los datos del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones relativos al mes de febrero.

Una "práctica administrativa" común

"Es verdad que se siguen produciendo esos movimientos a finales de semana y de mes, pero sí apreciamos cierta modulación en esas oscilaciones. A partir de ahí, con los contactos que hemos mantenido venimos a constatar que hay un elemento de práctica administrativa, de empresas que cuando contratan a un trabajador, dependiendo mucho del tipo de actividad que realice, pero tiende a realizar esa contratación a principio de mes y a principio de semana, y eso se traduce en que los viernes y a finales de mes se produce esa caída", ha asegurado el secretario de Estado de Seguridad Social, Borja Suárez, al ser preguntado al respecto.

Al mismo tiempo, sin embargo, aseguró ser consciente de que esta información "no es suficiente" y afirmó que el Ministerio está trabajando para tratar de conseguir "un mejor diagnóstico" de estas prácticas empresariales ligadas a los contratos ultrabreves. Por otro lado, cree que las oscilaciones que siguen produciéndose "son menores", sobre todo teniendo en cuenta la "evolución tan positiva" que está presentando el empleo durante los últimos meses, tras la reforma laboral.

Pero controlar este alto número de altas y bajas es esencial para reducir la alta temporalidad del mercado de trabajo español, y es algo que debe llevarse a cabo para cumplir con los compromisos cerrados con la Comisión Europea tanto en el sector público como en el privado. Actualmente la temporalidad del sector público ya duplica a la del privado: la primera está por encima del 30%, mientras que la segunda, en gran parte gracias a la reforma, ha caído por debajo del 15%. En total, la tasa de temporalidad está ahora por debajo del 18%, mientras que en la zona euro está por debajo del 16%. Pero, cabe destacar, quienes deberían supervisar estas prácticas es el personal de la Inspección de Trabajo. Y ahora se encuentra en huelga al no estar cumpliendo el Ministerio de Trabajo con el acuerdo que firmó con ellos en julio de 2021. Si el esperado refuerzo de la plantilla conseguirá revertir la curva de los contratos ultracortos, es algo que solo sabremos con el tiempo.