Se acabó la batalla, al menos hasta nuevo aviso. Después de un par de años asegurando que la reforma laboral no ha contribuido a reducir la temporalidad real ni tampoco el paro a causa de los fijos discontinuos, el centro de estudios Fedea ha enterrado el hacha de guerra. Con la publicación de su nuevo estudio al respecto, la fundación ha dejado de lado el discurso que venía manteniendo para mostrar un tono mucho más amable hacia el Ministerio de Trabajo y la legislación que lleva en vigor desde el último mes de 2021.

El estudio ¿Cuántos son los trabajadores fijos discontinuos? que firma el investigador asociado de Fedea y experto en mercado laboral Florentino Felgueroso entra al detalle de los datos del INE, la Seguridad Social y el SEPE para proponer una nueva metodología con la que, al fin, concluir cuántos trabajadores fijos discontinuos había en 2022 -últimos datos disponibles- y cuántos estuvieron inactivos, es decir, sin trabajar pese a tener un contrato indefinido en vigor. Y concluye que a finales de 2022 había 1,4 millones de fijos discontinuos, de los que alrededor de 520.000 estaban inactivos, algo que podría llegar a encajar -el informe no entra en ello- con las cifras que proporcionó la vicepresidenta y ministra la semana pasada en el Senado -alrededor de 60.000- puesto que corresponden a periodos diferentes.

Cabe recordar los contratos fijos discontinuos son un tipo de contrato indefinido apenas utilizado en España antes de la reforma laboral de Yolanda Díaz, que los impulsó al limitar la contratación temporal y al hacer desaparecer los contratos por obra y servicio. Tras la entrada en vigor de la legislación, los fijos discontinuos pasaron de representar el 9% del total de contratos al 35%, según Fedea. Con este tipo de contrato, los empleados de, por ejemplo, el sector turístico de las Islas Baleares, pueden trabajar en hoteles y restaurantes durante la temporada alta y dejar de hacerlo durante la baja sin ser despedidos, y por tanto teniendo la certeza de que volverán a ser llamados cuando vuelva el verano. Durante el periodo de inactividad, no cobran de su empresa, pero sí pueden cobrar el paro.

La característica más llamativa de estos contratos es que los empleados mantienen su puesto de trabajo aunque estén en casa, lo que se conoce como periodo de inactividad, y por tanto no contabilizan como parados. Esto ha sido así desde hace 25 años, sin embargo, para formaciones como el Partido Popular sí deberían aparecer en las cifras de parados puesto que -en algunos casos-, al menos los que están buscando otro trabajo mientras vuelven a llamarles de su primer empleo. El PP, y también Fedea, exigían que Trabajo publicase cuántos fijos discontinuos están inactivos cada mes, para así poder hacer lo que calificaban del "cálculo real" del paro en España, pero el Ministerio alegaba que no era tan sencillo.

"Ya sabemos que la reforma ha sido un éxito total en reducción de la temporalidad contractual, que ha caído más de 10 puntos, pero tenemos que ver la temporalidad real, si realmente mejorado la situación personas, si eran trabajos estables o no lo eran. Es lo que hay que intentar analizar", ha asegurado Felgueroso en la presentación de su estudio, asegurando también que no existe un "interés político" por parte de la fundación. Al mismo tiempo, el profesor ha reconocido las dificultades que el Ministerio de Trabajo está teniendo para dar a conocer las cifras que se le exigen.

Fijar una indemnización para evitar que el despido sea gratuito

¿Ha mejorado la reforma laboral la situación de estos trabajadores, antes con contratos temporales? Es la pregunta que se hace Fedea, y la más difícil de contestar, pero también la más importante puesto que este era el principal objetivo de la medida. De lo contrario, se habría tratado de un cambio de nombre. Por el momento, Fedea entiende que solo se puede concluir que la variación de la afiliación en relación con los contratos ha caído de forma importante, y que contando solo con los datos de 2022 es difícil sacar conclusiones.

Pero una de ellas es evidente: es mucho más sencillo despedir de forma encubierta, sin tener que pagar ningún tipo de indemnización. Es decir, que las empresas podrían estar recurriendo a no volver a llamar a fijos discontinuos para así ahorrarse el coste de su despido, ya que además estos trabajadores acumulan antigüedad desde el principio hasta el final de la relación laboral, independientemente del tiempo que hayan estado de alta.

"En caso de que el stock de fijos discontinuos siga creciendo con escasos llamamientos o de corta duración, convendría analizar qué medidas implementar para aumentar la frecuencia y duración de los llamamientos. Si la tasa de inactividad se mantiene constante, habría un problema de abandono voluntario porque uno no percibe la indemnización por despido, problema ante el que proponemos recuperar la indemnización por cese", ha sugerido el autor.

Otra opción que sugiere el documento es implementar una remuneración mínima para el trabajador en los periodos de inactividad, siempre buscando aumentar la frecuencia y duración de los llamamientos. "En principio, al ser un contrato indefinido, el trabajador debería sentirse más protegido, y tener una posición de negociación más fuerte que un trabajador con contrato temporal. Sin embargo, si las rupturas de las relaciones laborales con contratos fijos discontinuos siguen creciendo, y su causa principal es el abandono voluntario de los trabajadores, habrían dejado de percibir la indemnización por cese del contrato temporal".