La inflación se ha ido moderando en los últimos meses por un encarecimiento de los productos energéticos menor que el del año pasado y el efecto estadístico de comparar los precios con meses en los que, en 2022, la tasa del índice de precios al consumo (IPC) estaba entre el 8 y el 10%. Según el dato adelantado por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el IPC se situó en el 1,9% en junio, por debajo del nivel de estabilidad de precios que el Banco Central Europeo cifra en el 2%.

Que se trata, en buena parte, de un efecto estadístico lo demuestra, no solo la inflación subyacente, todavía muy por encima de la general, en el 5,9%, sino también la evolución de los precios entre el mes de mayo y junio que, en lugar de reducirse, ha aumentado seis décimas. 

El nivel de precios tiene consecuencias para las pensiones, después de que se vinculara su revalorización a la evolución del IPC. Así, tras incrementarse en un 8,5% por el récord de inflación registrado en 2022, las previsiones apuntan que su incremento será de la mitad en 2024.

La moderación de los precios también contribuye a la recuperación de la pérdida de poder adquisitivo para los salarios. Según las estadísticas de convenios colectivos que publica el Ministerio de Trabajo, las variaciones salariales pactadas fueron de media del 3,26% en mayo, siguiendo una senda alcista que debería continuar en junio, cuando los precios se han incrementado en menor proporción.

Ante estos datos, la previsión es que la inflación termine el año alrededor del 4%. Desde Funcas situaban en el 5% la inflación con la que terminaría el año, con una tasa media anual del 3,9%. Según su análisis, ya en mayo "el descenso de la tasa general (de inflación) obedeció, en parte, a un efecto escalón en los productos energéticos, y en parte, a una reducción de las tensiones inflacionistas subyacentes. En general, se observa una moderación en el ritmo de crecimiento de los precios en la mayoría de los componentes no energéticos".

El efecto estadístico, sin embargo, continuará en los próximos meses. De hecho, en julio de 2022 fue cuando el IPC tocó techo en el 10,8% en tasa interanual, por lo que es previsible que el próximo mes también apunte a una moderación del incremento de los precios.

Los datos de junio también se situaron por debajo de lo esperado por CaixaBank Research. No obstante, apuntan que la previsión de terminar el año con una inflación anual del 3,9% "muestra riesgos a la baja". En cuanto a la inflación subyacente, la previsión es que termine en el 6,2%.

Más optimista es el Banco de España que, tras actualizar sus previsiones macroeconómicas, cifró en el 3,2% la tasa de inflación para este año. No obstante, el supervisor bancario alerta que en 2024 se experimentaría un ligero aumento, hasta el 3,6%.

Más inflación a final de año

Así, tras las cifras moderadas de mayo, junio y previsiblemente las de julio, el Banco de España cree que los precios volverán a subir, igual que Funcas. La caída de los precios energéticos del segundo semestre del año pasado provocará que este ejercicio el IPC vuelva a remontar, y también que el crecimiento medio de los precios en 2024 se sitúe por encima del de este ejercicio, hasta quedar en el 3,6%. «Solamente después se reducirá por debajo del 2%», apuntó el BdE. En el caso de la inflación subyacente, la que excluye los precios de la energía y de los alimentos, el supervisor ha variado su previsión en dos décimas al alza, quedando en el 4,1%.

No obstante, la prórroga de las rebajas fiscales a los alimentos básicos y los descuentos para el transporte amortiguarán la subida que se produzca por el efecto estadístico comentado –el de comparar los datos de este año con los del pasado año cuando se produjeron rebajas de los precios energéticos–.