“No debemos confundir los datos macroeconómicos con la vida de la gente”, afirmaba esta semana la vicepresidenta segunda del Gobierno y líder de Sumar, Yolanda Díaz. Díaz intentaba explicar así por qué la buena racha de los datos macroeconómicos no se ha visto reflejada en las urnas en las elecciones municipales y autonómicas donde la derecha se ha impuesto. “La media salarial en España son 21.000 euros al año. Hay malestar social. Hay problemas en el alquiler, por ejemplo”, apuntaba la también ministra de Trabajo.

Y es que aunque España lidere el crecimiento económico en la Zona Euro y haya esquivado la recesión que no ha evitado Alemania, la situación económica de los hogares dista del optimismo que dan los datos del paro o del crecimiento del producto interior bruto (PIB). El principal problema es la inflación y aunque los precios se han moderado en los últimos meses por el abaratamiento de los productos energéticos, llenar la cesta de la compra sigue siendo más caro mes a mes.

El Gobierno ha puesto en marcha varias medidas, con un alto coste público, para reducir el esfuerzo que los españoles tienen que hacer cada vez que van al supermercado o que llega la factura de la luz o del gas. Sin embargo, en el caso de la alimentación, los efectos de la rebaja del impuesto sobre el valor añadido (IVA) están siendo reducidos. Productos como la leche, los alimentos para bebés, el arroz o las legumbres son un 20% más caros que hace un año.

Así, la pérdida de poder adquisitivo que ha causado que la vida sea más cara y que los salarios no crezcan al mismo nivel repercute en gestos tan cotidianos como hacer la compra. Si se compara la evolución de los salarios por hora con la del índice de precios al consumo (IPC) se puede observar cómo los precios han seguido al alza en trimestres en los que incluso se han producido bajadas del salario por hora. Con salarios incluso más bajos, los españoles han tenido que hacer frente a facturas más elevadas.

Evolución de los salarios por hora y de la inflación

No ha sido hasta marzo de este año cuando ha empezado a producirse una recuperación del poder adquisitivo en las empresas de mayor tamaño. Según las estadísticas que publica el Ministerio de Hacienda, los salarios subieron de media un 4,8 y un 4,9% en marzo y abril. Entonces, el IPC marcó alzas más moderadas. Sin embargo, hay que reseñar que hay epígrafes del IPC que siguen marcando incrementos de precio a doble dígito y que las subidas salariales por convenio o en las grandes empresas solo reflejan una parte de la población y no el total de la evolución salarial.

Las consecuencias de este desequilibrio entre sueldos y precios se reflejan también en el barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). En la pregunta sobre la situación económica personal, el 4,8% de los españoles respondía “muy mala” en el mes de febrero. El porcentaje ha aumentado hasta el 5,2% en mayo, cuando el IPC era menor y cuando había más personas trabajando.

La tasa de ahorro vuelve a la normalidad

Los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) evitaron que millones de españoles se quedaran en paro durante los meses de la pandemia. Esto también provocó que hubiera un mantenimiento de las rentas, que al limitar las posibilidades de gasto, se trasladase al ahorro. En el segundo trimestre de 2020, la tasa de ahorro de los españoles alcanzó el 33,5%, el máximo de la serie histórica.

Evolución de la tasa de ahorro, en porcentaje sobre la renta disponible

Fuente: Instituto Nacional de Estadística (INE)

Pero la pérdida de poder adquisitivo, el mayor esfuerzo económico para seguir realizando el mismo consumo tras la pandemia ha llevado a la tasa de ahorro a un descenso, incluso por debajo del último trimestre de 2019. Si se comparan las cifras del INE, en el último trimestre de 2022, se situó cinco puntos por debajo de la tasa de ahorro registrada en diciembre de 2019.

Esta menor bolsa de ahorro tiene consecuencias para todos los deciles de renta, aunque obviamente tiene más incidencia en los hogares que se sitúan en los deciles de renta más bajos. Según la Encuesta de Condiciones de Vida, el porcentaje de personas que no tiene capacidad para afrontar gastos imprevistos ha pasado del 33,9% en 2019, al 35,5% en 2022. En el único decil en el que se reduce el porcentaje de personas con incapacidad para afrontar gastos es en el primero, que pasa del 71,5 al 66,1% y que podría explicarse por la incidencia del ingreso mínimo vital (IMV), como respuesta a la pobreza extrema.

Vivienda

La vivienda es otro de los asuntos clave para entender el descontento económico que la sociedad española puede tener con el Gobierno. La subida de los tipos de interés desde julio del pasado año está provocando el encarecimiento de las hipotecas a tipo variable. Según los cálculos de iAhorro y tras la última subida del Banco Central Europeo (BCE), las cuotas que van a tener que pagar los hipotecados pueden ser de hasta 3.000 euros más al año, dependiendo del importe y del año en el que firmasen el crédito.

Ante esta situación, Díaz ha propuesto abonar 1.000 euros a aquellos hipotecados con créditos de hasta 250.000 euros y con una antigüedad de 10 años. Según la ministra de Trabajo, el código de buenas prácticas que el Ministerio de Asuntos Económicos ha firmado con la banca no está funcionando. Esta próxima semana está prevista una nueva reunión para analizar cómo está evolucionando.

Pero la subida de las hipotecas no es el único drama de la vivienda en nuestro país. La poca oferta de viviendas en alquiler y una demanda continuada están provocando subidas de dos cifras en los precios de muchas ciudades españolas. Para ello, el Gobierno se ha comprometido a construir más viviendas públicas a precios razonables, pero tal como publicó este periódico, estos pisos tardarán años en ser una realidad.

Evolución de los precios del metro cuadrado en las ciudades españolas

Fuente: Idealista

En las principales ciudades españolas, los pisos disponibles para alquilar en la web de Idealista se han encarecido más de un 20% en el caso de Valencia y hasta un 4% en el caso de Bilbao en un año. Madrid y Barcelona también tienen pisos más caros que hace un año.

Así, la merma del poder adquisitivo junto con un acceso a la vivienda cada vez más complicado hacen que exista ese malestar social del que hablaba Yolanda Díaz y que los logros económicos del Ejecutivo, el crecimiento del PIB, del empleo o la reducción del déficit, no se vea compensado en las urnas.