La supresión de vuelos cortos anunciada por PSOE y Sumar en su pacto para conformar un Gobierno de coalición es, de momento, una declaración de intenciones. La propuesta presentada este martes por la vicepresidenta en funciones del Ejecutivo, Yolanda Díaz, se limita a exponer la intención de reducir vuelos en aquellas rutas donde existan alternativas ferroviarias de menos de dos horas y media.

Fuente del actual Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (Mitma) evitan concretar cuáles son aquellos trayectos que se verían afectados por la propuesta. Por contra, aseguran que desde el departamento que dirige en funciones Raquel Sánchez "se analizará el impacto de la medida en los términos alcanzados" en el acuerdo rubricado entre ambas formaciones políticas.

Una de las medidas estrella incluidas en el acuerdo para formar el nuevo Ejecutivo no tiene aún un análisis elaborado que desde las filas del actual Ejecutivo se pueda compartir. "Para ello, se va a realizar un estudio técnico que, en base al texto del acuerdo, sintetice el impacto de la medida desde una perspectiva amplia (conectividad, ambiental etc)", abundan desde el Mitma, al tiempo que señalan que "en este momento no se puede avanzar más detalles al respecto".

La propuesta incluye, eso sí, una excepción muy similar a la que en Francia provocó que la medida planteada por el el Gobierno de Emmanuel Macron se viese finalmente descafeinada tras su entrada en vigor en mayo. Se impulsará esa reducción de vuelos "salvo en los casos de conexión con aeropuertos que enlacen con rutas internacionales", especifica el texto programático.

Precisamente, la reacción de las aerolíneas ha sido prácticamente inmediata tras conocer las intenciones del hipotético futuro Gobierno. El presidente de la Asociación de Líneas Aéreas (ALA), Javier Gándara, ha puesto de manifiesto que la mayoría de los pasajeros de vuelos domésticos viajan en conexión hacia otros destinos internacionales y que la prohibición de estas rutas podría provocar una fuga de viajeros hacia otros hubs europeos.

En opinión de la patronal, lo necesario es impulsar la intermodalidad de los aeropuertos y hacer que la alta velocidad llegue a destinos como el Adolfo Suárez-Madrid Barajas. Asimismo, señala que en torno al 10% de los pasajeros que utilizan las conexiones entre Madrid y las otras cinco grandes capitales españolas son pasajeros en conexión. Es decir, que no van de ciudad a ciudad, sino que pasan por allí hacia otro destino. Y tener que pasar varios controles, o tener que desplazarse desde una céntrica estación de tren hasta un aeropuerto a las afueras complica y desincentiva notablemente el viaje.

A priori, fuentes del sector ferroviario señalan como principal afectadas a las rutas de Madrid hacia Valencia y Alicante. Otras fuentes consideran que la medida se focalizaría principalmente en las conexiones con Alicante, Barcelona, Málaga, Sevilla, Valencia y Madrid.

En Francia se prohibieron los vuelos que discurran por distancias menores que 400 kilómetros o que tienen una alternativa ferroviaria de dos horas y media. Eso se ha traducido en una reducción de las conexiones aéreas entre Nantes, Burdeos, Lyon y París-Orly.

El presidente y consejero delegado de Iberia, Fernando Candela, ha apuntado durante el Global Mobility Call -un congreso de movilidad que se celebra en Madrid- que los pasajeros que no tengan conexión aérea con Madrid "preferirán viajar a través de París, Londres o Frankfurt" hacia sus destinos finales.

Hasta la fecha, el Ministerio de Transportes no había mostrado intención de emular al país galo con esta medida. Hace unos días, la organización Ecologistas en Acción hizo público un estudio que planteaba que España puede reducir en casi un 10 % sus emisiones de la aviación si elimina 11 de sus rutas aéreas con alternativa ferroviaria. Según la patronal, los vuelos domésticos apenas representan en España el 0,9% de las emisiones de gases contaminantes.