La inflación ha caído, las condiciones financieras están mejorando y los riesgos de que la economía mundial sufra alteraciones importantes parecen haberse mitigado. Son buenas noticias y desde luego son noticias mejores de las que esperábamos tener hace unos meses, cuando no estaba tan claro que los gobiernos pudieran doblarle el brazo a la inflación, o que las economías no fuesen a sufrir más de lo previsto por las subidas de los tipos de interés. Sin embargo, no es suficiente. "Los niveles de deuda, déficit y riesgos de las finanzas públicas han cambiado muy poco", advierte el Fondo Monetario Internacional (FMI) en su nuevo análisis sobre las cuentas públicas de los países, que ha publicado este miércoles.

"Muchos países necesitan más ajustes fiscales para asegurar la sostenibilidad de sus cuentas públicas. Retrasar la consolidación podría aumentar las vulnerabilidades y limitar el espacio fiscal para hacer frente a crisis futuras, lo que podría llevar a ajustes fiscales más dolorosos y a consecuencias adversas", resume la institución financiera. El informe no contiene capítulos específicos por país, pero hay un apartado que parece dirigido expresamente a España.

"Restringir el gasto en el corto plazo también podría ayudar en el proceso de desinflación mientras desciende hasta el objetivo. Los gobiernos deberían dejar atrás inmediatamente la herencias del periodo pospandemia, incluyendo las medidas para hacer frente a los altos precios de la energía, y buscar reformas para reducir el creciente gasto. Es también urgente que los aumentos en el gasto vengan acompañadas de aumentos en los ingresos correspondientes. Conseguirlo requerirá mejorar el diseño de los impuestos e impulsar la capacidad institucional", apunta el FMI.

Aunque la política monetaria ha sido estricta en más del 85% de la economías de todo el mundo en 2023, solo la mitad ha restringido su política fiscal, frente al 70% de 2022. El gasto ha permanecido alto por las medidas tomadas para hacer frente a la pandemia del coronavirus, más la introducción de nuevas medidas para combatir la altísima inflación, lo que implica que ahora hay que dar marcha atrás, por doloroso que sea. Ya el Banco de España viene advirtiendo de que la retirada de los apoyos en materia de impuestos provocarán un importante repunte de la inflación, algo que se prevé que suceda este año.

"Se necesitan esfuerzos para la consolidación fiscal, sobre todo para proteger la sostenibilidad de la finanzas públicas y para reconstruir topes fiscales en un contexto de deuda pública elevada, ralentización del crecimiento a medio plazo y tipos de interés aún altos. Los ajustes fiscales también ayudarán en este último tramo de desinflación, especialmente en economías sobrecalentadas", insiste.

En 2023 la deuda pública a nivel mundial subió de nuevo situándose nueve puntos de PIB por encima de los niveles prepandemia, representando un riesgo más importante para los países con baja renta per cápita y emergentes. Por su lado, el gasto público quedó más de tres puntos de PIB por encima de los niveles prepandemia en las economías avanzadas, excluyendo a Estados Unidos. "Los riesgos para las finanzas públicas continúan siendo altos", insiste el informe, una y otra vez.

Este ejercicio también se verá muy condicionado por lo que suceda en determinados países: Estados Unidos se verá muy condicionada al avance de la inflación y la decisiones de la Fed sobre política monetaria, y la ralentización de la economía China podría lastrar el crecimiento mundial y el comercio, creando retos fiscales para los países más dependientes del país asiático. Por no hablar del gran número de elecciones que tendrán lugar en todo el planeta.

Los riesgos del gran año electoral

El riesgo más importante, entiende el Fondo Monetario, tiene que ver con el gran número de citas electorales que van a tener lugar este 2024, que bautiza como el "Gran Año Electoral". Recuerda que los años electorales no son precisamente años de restricción del gasto público, lo que supone un mayor riesgo en el contexto actual. Al mismo tiempo, será necesario hacer frente a los riesgos relacionados con el cambio climático y con la transición ecológica, lo que supondrá más presión para las finanzas públicas, "especialmente en un contexto de elevada inseguridad alimentaria y pobreza global".

Por otro lado, la inteligencia artificial podría impulsar la productividad y ayudar a mejorar los ingresos públicos en los próximos años, pero por el momento se desconoce el impacto que tendrá en las cuentas de los estados, y hacer frente a los efectos negativos que tendrá en el mercado laboral... también requerirá de gasto público. La clave, por tanto, estará en cómo los países conseguirán encajar sus necesidades de aumento de gasto y las de restricción del mismo, en un momento en el que los ingresos públicos no van a crecer por sí mismos como viene sucediendo gracias al impulso de la inflación y del empleo.

España verá reducir y después aumentar su déficit

El FMI espera que España termine este ejercicio con un déficit del 3,1%, una décima por encima de lo que espera el Gobierno, pero sustancialmente por debajo de los datos de Francia (-4,9%) y de Italia (-4,6%), y muy cerca de la media de la zona euro (-2,9%). La previsión es que nuestro país continúe reduciendo la diferencia entre sus ingresos y sus gastos el próximo año, para que después vuelva a subir al 3,3% en 2027. Esta senda difiere de la que se espera que registren otros países europeos, que sí reducirán sus niveles de déficit a lo largo de todo el periodo. Del lado de la deuda pública, espera que baje al 106,3% este año, y continúe haciéndolo en 2025, hasta el 104,9%. En adelante experimentará, al igual que el déficit, repuntes al 105 y al 105,1%, respectivamente en 2026 y 2027, como también sucederá en otros países del entorno.