El sector de la construcción de vivienda atraviesa un momento crítico y de transición hacia nuevos modelos constructivos. La demanda de casas no para de aumentar al ritmo que se crean nuevos hogares. Y al encarecimiento de los materiales en los últimos años hay que añadir la escasez de mano de obra cualificada.

Para tratar de atajar la crisis abierto, el Gobierno ha anunciado un Proyecto estratégico para la recuperación y transformación económica (Perte) que buscará fomentar la construcción industrializada. El Partido Popular ha incluido también en su programa de vivienda anunciado esta semana un "impulso a la I+D+I para el desarrollo de nuevas formas de construcción industrial".

Demonizada por la visión peyorativa que acompaña al término 'prefabricada', la construcción de casas en fábricas comienza a abrirse paso en España. Por un lado, hay promociones con algún elemento como baños, cocinas, fachadas o escaleras que se construyen en fábricas y se ensamblan después en las viviendas. Y, por otro, están las que se montan totalmente en un fábrica y después se trasladan e instalan sobre una parcela.

"No hay datos oficiales ni de unas, ni de otras. De viviendas industrializadas calculamos un número anecdótico. Y de promociones de vivienda con algún elemento de industrialización, entendemos que puede estar entre un 20% o 30% en la obra nueva actual", explica a El Independiente Jorge Ginés, director general de la Asociación Promotores Inmobiliarios de Madrid (Asprima).

Entre las bondades de la construcción industrializada, los expertos coinciden en señalar que es un formato sostenible en eficiencia y emisión de CO2. También requiere algo menos de mano de obra. Y las condiciones de trabajo sí que cambian sustancialmente. "Es más atractivo trabajar en una fábrica que en una obra, si bien, actualmente, faltan, por ejemplo soladores, tanto en fábricas como en obras", añade Ginés.

Al margen de eso, "los tiempos de construcción son mucho menores" y los elementos industrializados son especialmente empleados en hoteles o residencias de estudiantes. Para Ginés, España podría convertirse en "una potencia mundial en edificación industrializada, con grandes ingenieros y sistemas listos. Pero nos falta inversión y voluntad política para incentivar un poco al sector privado que está apostando por este tipo de edificación". "El sector privado está yendo solo en esta aventura", avisa.

Uno de los grandes problemas que han frenado el avance de las casas industrializadas se encuentra en la financiación de los proyectos. "Necesitamos ayudas, suelos y financiaciones a empresas adecuadas para desarrollar esa conversión; también modificación de la Ley Hipotecaria, para poder financiar los acopios", abunda Ginés. El Gobierno ya ha tomado cartas en el asunto para tratar de cambiar la normativa y fomentar que fluya el crédito hacia este tipo de proyectos.

Construir con impresoras 3D

En paralelo a eso, el sector también abre nuevas vías de innovación que pretende paliar algunos de los retos que afronta ahora mismo el sector y que se agravarán previsiblemente de aquí a unos años. "Hay cada vez una creciente y preocupante falta de mano de obra en la construcción", advierte Víctor Martínez, responsable de Fabricación Aditiva y Nuevos Materiales del Departamento de I+D de Cementos La Cruz.

Esta empresa de Murcia trabaja en sistemas de impresión en tres dimensiones de elementos para viviendas. "La gran mayoría de empresas con esta tecnología están optando por la impresión 3D in situ en una parcela. Pero nosotros apostamos por la prefabricación a medida, que es más escalable y accesible para la demanda del mercado", añade.

Las ventajas sobre la construcción tradicional residen, explica, en que los robots son capaces de "depositar con la máxima precisión el material de una calidad absolutamente controlada". Eso permite "tener mayor control de la ejecución de obra, sin desperdicios y limitando el consumo de agua".

Donde más potencial ven para esta técnica es en elementos como las fachadas. Aunque también tienen abierta una línea de investigación para realizar incluso estructuras impresas en 3D. Algo que hasta el momento, la legislación impide.

Los costes, eso sí, Los costes, eso sí, son algo más caros que el método tradicional de construcción. Además, "todavía no hay tejido empresarial especializado en colocar en obra las piezas impresas en 3D". Pero la compañía tiene claro que el futuro del sector va a estar protagonizado por eso. "Nos estamos intentando adelantar a la demanda de mercado porque sabemos que va a pasar por ahí", concluye.