"La probabilidad de dejar de percibir el Ingreso Mínimo Vital (IMV) es menor cuanto más tiempo se lleva recibiendo la prestación", concluye la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) tras la publicación de su Cuarta Opinión sobre el Ingreso Mínimo Vital este miércoles. En este informe, focalizado en el impacto del IMV en el empleo, el organismo dirigido por Cristina Herrero cuantifica que el 90,5% de los beneficiarios permanecen recibiendo el ingreso después del primer año. Asimismo, después de dos años de recibir la prestación, el 75% de los beneficiarios la mantienen y tras tres años, el 60%.

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Para llegar a esta conclusión analiza semestralmente la evolución de la recepción de esta ayuda desde el segundo semestre de 2020 —cuando entró en vigor— hasta el cierre de 2023. Por cuestiones del tiempo transcurrido, a partir de los tres años solo puede operar con tres cohortes. Así, la AIReF calcula que el 68,7% de los hogares que iniciaron su prestación en el segundo semestre de 2021 la han mantenido durante tres años, un 67,8% de los del primer trimestre de 2021 y un 50,6% entre los del segundo semestre de 2020.

Además, los datos reflejan que los beneficiarios que accedieron al IMV en semestres más recientes tienden a permanecer más tiempo en la prestación que quienes lo hicieron en periodos anteriores. Una pauta creciente de permanencia que se mantiene hasta 2022, con la excecpión de las cohortes de 2023 que muestran niveles más bajos.

Los que no trabajaban antes de recibir el IMV, lo mantienen más tiempo

En esta Cuarta Opinión se introducen otras categorías dentro del estudio sobre la permanencia en el IMV que reportan resultados significativos. Cuando se divide la muestra total entre individuos con nóminas superiores a la media y aquellos que obtienen un importe inferior, se observa que la permanencia del primer grupo es superior sobre el segundo. Desde la Autoridad Independiente estiman que "por cada 100 euros adicionales de nómina del IMV, la probabilidad de dejar la prestación disminuye un 14%".

En esta línea, también examinan el impacto entre los que no habían trabajado ningún día en los seis meses anteriores al inicio de la prestación y los que sí habían trabajado. Los resultados muestran que mientras que un 60% de los que no habían trabajado antes mantenían la ayuda a los cuatro años, la permanencia entre los que sí habían trabajado era inferior al 40%. Así pues, argumentan que "cada mes adicional de trabajo en los seis meses previos al IMV aumenta la probabilidad de dejar de percibir la prestación un 16%".

Además, los hogares con varios adultos tienen una probabilidad de dejar el IMV un 37% superior a los hogares que únicamente tienen un adulto. Y por último, haber percibido en el pasado rentas mínimas autonómicas reduce la probabilidad de salir del IMV un 35%.

Estos datos se alinean con la literatura académica que ha estudiado otros modelos de rentas mínimas aplicados en otros países. Por ejemplo, sobre el Revenu minimum d'Insertion (RMI) de Francia, Marc Gurgand y David Margolis concluían que "los incentivos monetarios para abandonar el RMI son escasos". Y precisamente para mitigar los efectos desincentivadores en la búsqueda de trabajo, el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones introdujo un incentivo a través del Real Decreto 789/2022.

Fracaso del incentivo

Este incentivo permitía compatibilizar la percepción del IMV con los ingresos procedentes de las rentas del trabajo con el fin de mejorar las oportunidades de inclusión social y laboral de las personas beneficiarias. De esta forma, las personas que comenzaban a trabajar o aumentaban su jornada no perdían de golpe el IMV, sino que se les reducía progresivamente según sus nuevos ingresos.

Pues bien, los resultados del informe indican que los beneficiarios del IMV que comenzaron a percibir la ayuda después de que entrase en vigor el incentivo propuesto por Seguridad Social presentan el mismo comportamiento que las cohortes previas. Es decir, una probabilidad de trabajar un 12% menor que si no recibiese la ayuda.

Durante el encuentro, Cristina Herrero ha comentado que el incentivo al empleo "no ha generado efectos (...) y esto se debe a problemas de diseño que no se van a solucionar". Así, ante la "falta de evidencia de su eficacia", desde la AIReF recomiendan "acometer una reformulación completa de su diseño". Para su rediseño proponen tomar como referencia modelos más eficaces, como el Complemento de Apoyo al Empleo (CAE), de tal forma que el nuevo esquema utilice ingresos más recientes, se aplique automáticamente y tenga una duración garantizada para que los beneficiarios perciban sus ventajas de forma clara e inmediata.

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