Es la energía que mueve el sol. El motor que alimenta la estrella capaz de aportar calor a la tierra. Hace años que físicos y científicos lo analizan y ven cada vez más cerca poder recrearlo, en laboratorio primero y de modo comercial después. Producir energía por fusión, el mismo ‘combustible’ que es capaz de aportar el calor del sol, podría ser una realidad en apenas dos décadas. Lograrlo sería un cambio de paradigma, un antes y un después en el mundo de la energía, que reconfiguraría por completo el sistema energético de la humanidad y los cimientos de la economía global. Países como Estados Unidos, China, Japón o Reino Unido llevan tiempo posicionándose en un mercado cuyo desarrollo avanza a buen ritmo.

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Una treintena de expertos han participado en la elaboración del informe ‘Energía de fusión: una revolución energética en marcha: del avance científico al despliegue industrial’, dado a conocer este martes. Sitúan entre 2035 y 2045 la década en el que esta ‘revolución energética puede ser una realidad que deje atrás no sólo la era de la energía fósil sino que incluso se convierta en algo más que un complemento de las energías renovables.

Por el momento, las inversiones del sector privado han pasado de los 7.000 millones de dólares el año pasado a los 10.700 en 2025. Es EEUU quien está liderando la apuesta por los avances en el desarrollo de la energía de fusión, con el 61% de las inversiones, seguida por China con el 24%. Los expertos cuantifican en alrededor de 800.000 millones de euros el potencial de este mercado en las próximas dos décadas.

Ser capaces de reproducir en la tierra el mismo proceso que genera energía en el sol supondría un avance que cambiaría por completo el mercado de la energética. La energía por fusión se libera cuando dos átomos ligeros de hidrógeno se unen y forman uno de helio, más pesando, liberando una gran cantidad de energía. Para recrearlo en la tierra se debe emplear un isótopo de hidrogeno –deuterio- extraído del agua y otro –tritio- producido a partir de litio. Ambos se deben calentar a más de 100 millones de grados, de modo que la materia pasa a estado de plasma, fusionando los núcleos y generando calor para transformarlo en electricidad.

Reforzar el ecosistema industrial de la fusión

En el informe, publicado por la Fundación Innovación Bankinter, se recuerda que el consumo de combustibles fósiles apenas se redujo un 0,1% entre 2009 y 2019 y que la previsión es que la demanda de energía se triplique de aquí a 2050. El 80% de los expertos que ha participado en este foro concluye que los avances en la investigación y el desarrollo de esta industria permitirá que en apenas veinte años se pueda comenzar a suministrar a la red energía generada por fusión. Desde algunas startups y algunas empresas incluso se adelanta ese logro al año 2035. De lograrlo, sería en apenas diez años cuando la comercialización, “el salto del laboratorio a la red eléctrica”, -señala el informe- sería una realidad mediante las primeras plantas comercializadoras.

Algunos expertos consideran que ya existen muchas tecnologías desarrolladas pero que aún se deberían dar más pasos. Itxaso Ariza, de Tokamak Energy recuerda que sectores como el aeronáutico, la automoción o el aeroespacial ya participan de algunos de estos procesos, pero “el reto es atraerlos al ecosistema de la fusión” a otros como el de la automatización y la digitalización. Pablo Rodríguez, del MIT, subraya que la Inteligencia Artificial y la simulación digital serán clave en el desarrollo porque permitirán la simulación de los procesos de rendimiento del plasma, lo que abrirá las puertas a una mayor optimización de todos los procesos.

Los expertos aseguran que el potencial de la energía de fusión es altísimo. En el momento en el que existan dispositivos de fusión operativos y competitivos “la demanda será ilimitada”, señalan en el informe. Para ello apelan a la necesidad de dar pasos en la conformación de una industria, de una cadena de valor más allá de los laboratorios y reforzar todo un ecosistema en torno a la energía de fusión que abarque también a talleres, fábricas y centros logísticos.

Las ventajas de la energía por fusión, según Carlos Alejaldre, presidente del Consejo de Gobernanza de Fusion for Energy son evidentes: “cero emisiones de CO2 y cero residuos peligrosos, combustible abundante y una densidad energética muy superior a cualquier otra fuente”. Apunta que 50 gramos de litio “extraídos de 280 litros de tierra” y 12 gramos de deuterio “extraídos de 400 litros de agua” equivalen a 300 toneladas de petróleo “el consumo energético de toda una vida de un ciudadano europeo”.

ITER, el proyecto de las potencias nucleares

ITER es uno de los mayores experimentos científicos en este ámbito. En el proyecto participan siete potencias nucleares –EEUU, Rusia, India, Unión Europea, China, Japón y Corea del Sur- y avanza ya hacia su fase operativa. Tras la inversión de entre 18.000 y 20.000 millones, se convertirá en el primer dispositivo de fusión capaz de producir de forma sostenida más energía de la que consume. Está previsto que en 2034 pueda iniciar a operar ya con plasma y realizar ensayos de fusión en 2039. En el horizonte se apunta a que el siguiente paso será EU-DEMO que en 2050 podrá generar entre 3 y 4 GW térmicos.

La fusión tiene la generación de electricidad como principal aplicación pero puede convertirse en una fuente con grandes aplicaciones en sectores como el acero, las cementeras o el sector químico por su alta capacidad de generación de calor. Además, muchos expertos lo sitúan como un elemento clave con aplicaciones para avanzar en la producción de hidrógeno verde, la futura gestión de residuos nucleares o el desarrollo de nuevos materiales.  

En China se está construyendo BEST, un programa destinado a generar Tritio. Entre 2030 y 2040 comenzará su fase de pruebas. En Japón, en el mismo periodo, se quiere comenzar ya la generación de energía. En el caso de Corea del Sur el plazo previsto para llegar a producir energía por fusión se sitúa en su proyecto K-DEMO para 2050. Y para 2040 en el caso de Reino Unido con su programa STEP.

En España al IFMIF-DEMOS es la infraestructura dedicada a la investigación de materiales capaces de ser sometidos a altas radiaciones. Ubicado en Granada, es ya una pieza clave en el ecosistema tecnológico europeo.

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