La cuarta revolución industrial viene a través de la digitalización. Peo en las pymes españolas parece que no existe ninguna prisa por entrar en el universo digital, según denuncia el documento “Los intereses españoles en la agenda digital y la política industrial de la UE”. Esta poca urgencia viene contagiada por la propia Administración, que tampoco muestra demasiada premura tal y como denuncian los autores del mencionado documento.

Elisa Lledó, ayudante de investigación y coordinadora ejecutiva de la oficina del Real Instituto Elcano en Bruselas, y Miguel Otero Iglesias, investigador principal del Real Instituto Elcano y profesor del Instituto Empresa, señalan que una de las principales causas de la poca premura es la escasa continuación en la materia entre gobiernos.

Bien es cierto que el Gobierno anterior llegó a crear un grupo interministerial, dedicado a la política industrial tecnológica. Avances que iban a ser continuados por el actual Gobierno socialista. Sin embargo, todo se ha frenado en seco, por la convocatoria de elecciones. A pesar de avances como la “estrategia de nación digital emprendedora”, los autores recuerdan que en España no hay suficientes mecanismos de interacción entre Administración y sector privado. Ni siquiera una estrategia a largo plazo que nos permita competir en esta cuarta revolución industrial, tal  como aclaran.

Un alto comisionado de la digitalización

Los autores explican que es imprescindible que desde España se impliquen al máximo con la digitalización. Comenzando por un alto comisionado que conozca a fondo el ámbito, estableciendo prioridades (en las últimas reuniones se habló de sectores como la automoción, la aeronáutica o el sector de la defensa), así como creando incentivos fiscales y otros tipos de ayudas para las empresas que apuesten por la innovación.

Pero también será necesario que se implique más allá de nuestras fronteras, consiguiendo incluir a funcionarios y asesores dentro de los planes de la Unión Europea. Aunque no hay una política industrial y tecnológica específica en el continente sí que hay unas Direcciones Generales de la Comisión Europea que engloban materias como Asuntos Económicos y Financieros, Comercio, Política Agraria Común, Fondos Estructurales y de Cohesión, Comunicación, Empendimiento y Pymes, etc, en las que España debería ser partícipe.

Además, no deben olvidarse de crear nuevos instrumentos de defensa frente a la competencia (desleal) que pueda llegar de otras regiones como China, aunque evitando tensiones en el mercado ni de tomar metidas internas que ayuden a mejorar aspectos internos como las normas para mejorar el mercado único y conseguir una mayor transparencia en la contratación pública.