Cuatro mujeres de nacionalidad colombiana, dos de ellas en situación irregular en España, han sido liberadas por la Policía en la localidad malagueña de Fuengirola cuando eran víctimas de la explotación sexual, en una operación en la que han sido detenidos cuatro miembros de una banda dedicada a esta actividad.

Las mujeres practicaban la prostitución en casas de citas en unas condiciones abusivas, ya que debían estar disponibles las 24 horas del día y sufrían un férreo control de la banda, que las obligaba a vender a los clientes sustancias como cocaína rosa (una mezcla sintética de MDMA y LSD) o "gas de la risa", ha informado este viernes la Policía en un comunicado para Agencia Efe.

La operación se inició en noviembre de 2020 a partir de un caso anterior que derivó en una nueva investigación, y las pesquisas se centraron en torno a una casa de citas en un chalé adosado de Fuengirola, al frente de la que estaba un varón español con antecedentes por delitos de tráfico de drogas, que pasó a convertirse en el investigado principal de la trama.

Según las diligencias practicadas, el líder de la trama y tres socios de origen colombiano se dedicaban supuestamente a organizar fiestas ilegales en la Costa del Sol, principalmente en Marbella, y para ello, además de alquilar villas de lujo, también abastecían de drogas y meretrices a las fiestas.

Precisamente, ante la situación de pandemia, la Policía detectó un incremento considerable de la actividad en las casas de citas, debido principalmente a que en las mismas, al prestar su servicio en domicilios particulares, podían evadir las restricciones y toques de queda existentes, y ofrecer al mismo tiempo el servicio de prostitución, alcohol y acceso a drogas.

Los investigadores ubicaron el chalé de Fuengirola donde la trama explotaba sexualmente a mujeres y descubrieron que la organización había establecido un claro reparto de funciones entre sus integrantes.

Así, mientras el líder se encargaba de labores de dirección, otros miembros se dedicaban al traslado de las meretrices a las fiestas y al abastecimiento de drogas, mientras que el control directo de las mujeres y sus horarios los efectuaban las “mamis”.

Para la fidelización de los clientes y la obtención de importantes beneficios económicos, el grupo criminal se dedicaba, además de a la venta de drogas como la cocaína rosa, a la distribución de estimulantes sexuales, anabolizantes y “gas de la risa”, así como bebidas alcohólicas, y utilizaba a las meretrices para la dispensa.

En los registros los agentes intervinieron 29,20 gramos de cocaína rosa, 730 gramos de sustancia de corte, anabolizantes y bombonas de óxido nitroso.

También hallaron 15.645 euros en efectivo, una balanza de precisión, una defensa extensible y un cuchillo de grandes dimensiones.

Dos de las cuatro mujeres identificadas se encontraban en situación irregular en España, circunstancia que aprovechaba la trama para mantener en el tiempo el sometimiento en la explotación sexual, para lo que se valía de su estado de necesidad y vulnerabilidad.