¿Se ha convertido Barcelona en refugio del la izquierda? La ex diputada de Podemos Clara Serra así lo defiende, convencida de que la ciudad de Ada Colau es un destino, hoy por hoy, más amable. Ella misma se pone como ejemplo, en su nueva etapa como investigadora de la Universidad de Barcelona, en tiempos cuna del denso tejido de entidades que afloraron hace una década bajo el manto del sociólogo Jordi Borja. La PAH, el Observatorio DESC o el Centro Iridia nacen de ahí.
"Parece que existe una curiosa migración madrileña en Barcelona. Aparte de muchas otras cosas, para algunos algo tiene que ver el fracaso de las izquierdas madrileñas en la capital, que ha dejado un panorama triste" explicaba Serra en una reciente entrevista en Crític.
La ex dirigente de Podemos se refiere a al mayor arraigo de los movimientos sociales en Cataluña, pero obvia el generoso apoyo institucional que reciben, tanto desde los comunes como desde el independentismo institucional. Un entramado en el que han encontrado acomodo también, más por parte del independentismo, caras conocidas de la izquierda política y periodística nacional, desde Bea Talegón a Ramón Cotarelo.
El entramado de Caspe 43
Las dos victorias, por la mínima, de Colau en Ayuntamiento de Barcelona han consolidado un entramado de entidades que marcan buena parte de la agenda local de la capital catalana. Desde el feminismo a los debates sobre la vivienda o el modelo de seguridad, los discursos configurados hace unos años en la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) el Centro Iridia o la Alianza Contra la Pobreza Energética (APE) condicionan no solo el discurso de los comunes, sino también de la CUP, ERC y algunos sectores de Junts.
Un grupo de entidades muy cuestionados por la oposición catalana, que señala su coincidencia en la dirección física: la calle Caspe 43 de Barcelona, y en ser destinatarias habituales de subvenciones del Consistorio. Tanto es así que la asociación Abogados Catalanes por la Constitución denunció en Fiscalía los 3,4 millones de euros recibidos por estas entidades desde el Ayuntamiento.
La cuna de los comunes
En la PAH y el DESC coincidieron Colau y los ex regidores Gerardo Pisarello y Gala Pin, además de actuales concejales como Eloi Badia o Laura Pérez. Al frente de Iridia se encuentra Anaïs Franquesa, ex socia de Jaume Asens hasta que el ahora portavoz de Podemos dio el salto a la política.
Otra de las entidades recurrentes en el universo de los comunes es el el Institut de Drets Humans de Catalunya (IDHC), que dirigía David Bondia hasta convertirse, hace unos meses, en síndico de Barcelona. Bondia es también profesor de Derecho Internacional en la UB, donde Borja acogió en su día a Pisarello y ahora investiga Serra.
El independentismo radical, con la CUP a la cabeza, completa ese nutrido universo de organizaciones tan antisistema como bien conectadas con el poder institucional. La Candidatura agrupa hasta 11 grupos que van desde el juvenil Arran a Endavant-Osan, el Sindicat d'Estudiants dels Països Catalans (SEPC) o Guanyem, escisión de Podemos en Cataluña.
La derecha que no existe en Cataluña
De hecho, nada extraño en una comunidad en la que las encuestas muestran año tras año la desaparición del centro derecha político cuando se pregunta a los catalanes donde se sitúan en el eje derecha-izquierda. Según el último sondeo del Centro de Estudios de Opinión de la Generalitat, la media catalana está en el 2,81, siendo el 0 la extrema izquierda y el 10 la extrema derecha.
Los que se sitúan en el centro-derecha y la derecha apenas suman un 9%, y el centro se queda en el 11% frente al 65% de los que se identifican con los diversos grados de la izquierda. Identificada la izquierda con la independencia, la derecha tradicional catalana ha desaparecido y los discursos de izquierda parecen no tener oposición.
Paradójicamente, mientras los decepcionados con el Madrid de Díaz Ayuso se refugian en Barcelona, los líderes de la izquierda cogen el AVE en sentido contrario. Ha sido el camino emprendido por dos de los líderes iniciales de En Comú, Pisarello y Asens. A los que en los próximos meses podría unirse Colau, si se confirma su salto a la plataforma de Yolanda Díaz. Los rendidos elogios que dedicó a la vicepresidenta del Gobierno el pasado lunes ante el Rey y toda la patronal española parecen apuntar en esa dirección.
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