Se levanta imponente en medio de un bosque frondoso. Sus torres escalan por la fachada en un laberinto de almenas que le conceden una imagen mágica. Ha estado ahí desde hace muchos siglos, no siempre con el aspecto actual. El Castillo de Butrón ha visto pasar la vida desde el siglo XIII en ese bello emplazamiento de la localidad vizcaína de Gatika, a apenas veinte kilómetros de Bilbao. Sus dimensiones hablan del poder del linaje de los Butrón: 2.400 metros cuadrados, 3,5 hectáreas y un inmueble cuyo mantenimiento hoy pocos podrían soportar. Más de 600 años después, el castillo tiene un nuevo propietario, un millonario de origen extranjero, afincado en España, que está dispuesto a pagar 4 millones de euros por ser el nuevo señor del castillo vizcaíno.

Residencia señorial, fortín de batallas, centro de visitas, ubicación de espectáculos medievales, restaurante... el Castillo de Butrón ha vivido en sus salones, bodegas, capilla, bodas y estancias un rosario de usos que ahora, con el nuevo dueño, podría sumar la de mera residencia de descanso. Es al menos lo que a la promotora Inbisa, que ayer cerró la operación, trasladó el nuevo y misterioso nuevo comprador del inmueble. El castillo lo ha adquirido para su "disfrute personal", aseguran.

El Castillo de Butrón llevaba tiempo a la venta. Desde que el último negocio de hostelería cerró, tras diez años de actividad, y fuera subastado la promotora que lo adquirió no encontraba el comprador adecuado. En 2005 Inbisa compró este castillo de estilo romántico, profundamente reformado en el XIX, cuando se encontraba en ruinas, y que ha vuelto a ser restaurado en varias ocasiones. Convertido en uno de los emblemas e imágenes turísticas de Bizkaia, el Castillo de Butrón aún capta la atención de turistas y visitantes y sigue teniendo gran atractivo como emplazamiento publicitario y audiovisual.

En los últimos años las instituciones públicas no habían mostrado interés por adquirir este patrimonio histórico, pese al derecho de tanteo que tenían. Finalmente, será un particular el que lo compre para, al parecer, su disfrute. En la localidad vizcaína confían en que al menos, la compra no prive a los locales y visitantes de poder disfrutar de este símbolo arquitectónico de la zona.

Marqués de Cubas

El origen del inmueble se sitúa en la Edad Media, en los periodos en los que las Casas Torre representaban a los linajes más nobles. El paso del tiempo y las vicisitudes de la historia lo deterioraron hasta dejarlo en ruinas. En el siglo XIX fue sometido a una profunda reforma a cargo del Marqués de Cubas, reconocido arquitecto que restauró y rescató del abandono el edificio. Combinó estilos propios de los castillos bávaros, alejados de la austeridad de las casas torre del entorno. La construcción la concibió más como disfrute estético que como lugar de residencia, ya que sus estancias no son amplias.

El edificio consta de planta baja, entrepiso, cinco alturas, cubierta y cuatro torreones. Sus muros llegan a tener hasta cuatro metros de grosor. Cuenta con un salón diáfano de 200 metros cuadrados, un patio de armas, dos baños, una biblioteca o incluso con una mazmorra. La mayor parte de las estancias fueron recientemente reformadas y cuentan con iluminación y calefacción. Para acceder al conjunto arquitectónico se debe superar un rebalse del cercano río Butrón, que funciona como pequeño foso perimetral y que cruza un puente