Montcada i Reixac tiene 36.794 habitantes y 23,5 kilómetros cuadrados. Y dos líneas de cercanías con tres estaciones que atraviesan la ciudad de norte a sur. Es el precio de vivir a 12 minutos en tren del centro de Barcelona. Un alto precio en coste de vidas humanas. 176 personas han perdido la vida atropellados por el tren al cruzar los pasos a nivel en los últimos 40 años.

Ha sido el argumento central de los vecinos que llevan esas cuatro décadas reclamando el soterramiento de las vías. El Consejo de Ministros aprobó este martes el proyecto: 387,3 millones de euros y siete años de obras para cubrir cuatro kilómetros de vías.

La última víctima mortal se produjo el pasado septiembre, en el paso a nivel de la R2 en la calle Pasqual. "Llevo un mes de conversaciones gestionado con la ministra y la secretaria de Estado de Transportes y con la presidenta de Adif y reclamando que se acelere el proceso y el soterramiento sea una realidad ya" se lamentó entonces la alcaldesa Laura Campos.

"Confiamos en que esta vez sí, nunca habíamos estado tan cerca" apunta Anna Solano es miembro de la Plataforma "Soterramiento Total", que aglutina la lucha vecinal tras confirmarse el acuerdo del Gobierno -la ministra de Transportes, Raquel Sánchez, lo avanzó una semana antes, para enfado de Ayuntamiento y plataformas vecinales-.

Ahora sí

"Ahora sí, por fin el soterramiento" se felicitaba la alcaldesa. "La obra es una realidad que hoy llega a un punto de no retorno". Pero los vecinos avisan de que la plataforma no se diluye. "Seguiremos atentos, y seguiremos presionando para que las obras no se alarguen" más allá de los siete años previstos, advierte Solano.

Reconoce que es un proyecto enormemente complicado en términos técnicos, y "puede haber contratiempos" durante la ejecución. Pero avisa que es también un proyecto urgente. De hecho, la plataforma nació en 2006, a raíz del fracaso del primer proyecto para soterrar parcialmente las vías. También se ha estudiado la opción de elevar las vías, pero el paso es demasiado estrecho en el centro del núcleo urbano.

El trazado subterráneo de las vías debe sortear dos ríos, el Besós y el Ripoll, las pilonas de la autopista C-33 y el Rec Comtal, la antigua acequia que nutría Barcelona de las aguas freáticas del Besós. Este último, que ahora transcurre bajo las vías, es uno de los escollos más complejos para el soterramiento.

Se excavará un túnel de cuatro kilómetros de longitud que deberá alojar tres vías y que se iniciará a la altura del barrio de Can Sant Joan. La zona de descenso se ejecutará mediante la construcción de una estructura formada por pantallas de hormigón. Posteriormente se realizará mediante sistemas convencionales de excavación de túneles, lo que evitará el efecto barrera en la circulación subterránea del agua, hasta alcanzar 35 metros de profundidad.

Pasado este sector y coincidiendo con el ámbito urbano del municipio, el futuro tramo soterrado se realizará mediante la construcción de pantallas. Las nuevas vías discurrirán bajo el trazado de las actuales.

Tres líneas, 200 trenes

En la salida norte de Barcelona, por la comarca del Vallès, Montcada concentra dos vías férreas y tres líneas de cercanías y distancia media. La R2, que une Barcelona con Vic y Puigcerdà, es la que provoca más distorsión en el entramado urbano. Su cobertura permitirá también agilizar y dar más seguridad al tráfico en la línea, defienden sus impulsores.

A menos de un kilómetro en algunos puntos transcurre la vía que da servicio a la R3, que une Barcelona con Portbou, y la R4, con destino a Manresa y Aragón. No es tan conflictiva, "pero también divide el pueblo" advierte Carmen, una vecina que recuerda que las vías separan el centro de la nueva zona comercial, que también alberga un colegio.

En Montcada, "vivas donde vivas están las vías del tren" concluye Solano, que cifra en 200 los trenes que atraviesan la localidad cada día por sus dos líneas de cercanías. Un centenar por la R2, la que será soterrada, con dos pasos a nivel que se han convertido en una trampa mortal en los últimos años. "Las barreras bajan y no se levantan" lamenta, señalando que hay esperas de hasta 20 minutos para atravesar la vía. Esperas que muchos vecinos no respetan.

Las víctimas

"La última víctima era un hombre mayor que se desorientó en medio del paso al sonar las sirenas", relata Solano. Hay víctimas por imprudencias, reconoce, pero también accidentes provocados por la estrechez de los pasos y la acumulación de peatones.

"Puede acumularse una cincuentena de personas junto a coches que, tras media hora de espera, pasan a toda castaña" lamenta Solano. "He calculado que ha habido días que he estado dos horas esperando para cruzar las vías" señala la activista para explicar el hartazgo, y la imprudencia, de algunos vecinos. "Si lo vives lo entiendes".

Una de las muertes más dolorosas se produjo hace años, recuerda Rufino, vecino de Montcada ya jubilado, que pasa la mañana en el parque junto a las vías el paso de la calle Bogatell. "Era una cría de 10 años que iba a llevar el bocadillo a su padre" trabajador de una fábrica ya cerrado al otro lado de las vías. "Esperó a que pasara un tren, pero no vio que venía otro, la atropelló, su padre lo vio todo desde el otro lado" recuerda.

Cascabeles políticos

"A mi suegra la mató el tren" añade Antonio, que comparte banco y recuerdos con Rufino. "Ahora muchos se ponen los cascabeles" añade en referencia a la euforia de algunos responsables políticos "pero nosotros llevamos 40 años pidiéndolo".

Avisa que "aún no nos fiamos, yo tengo dudas, pero habiendo dinero se hace todo". Elena, otra vecina "de toda la vida" reconoce que la ciudad y el tráfico ferroviario han crecido mucho, "demasiado", en las últimas décadas y la situación es cada vez más complicada, mientras riñe a un vecino por cruzar con las barreras bajadas.

La alcaldesa reconocía este martes el esfuerzo de los vecinos que "nunca han tirado la toalla en esta reivindicación justa. Nunca se nos ha regalado nada, y este pueblo ha sabido transformar la rabia y la indignación en una lucha".