La Moncloa lo vendió el viernes como “una nueva etapa de la relación con Marruecos” pero, tres días después, en pleno vendaval político que ha mostrado la soledad del PSOE, Ferraz trata de imponer su relato: el cambio, histórico y de calado, a 47 años de posición respecto al Sáhara es, en realidad, un ejercicio de “continuidad”. Una narración de los hechos que ni siquiera comparte Argelia, socio energético que ha mostrado su enorme contrariedad.

“Quien hable de sorpresa es que que no está bien informado”, ha declarado este lunes el ministro de Agricultura, Luis Planas, que fue durante siete años embajador de España en Marruecos. “Hay una línea de continuidad que, en absoluto, deja de lado el contexto y la solución en el marco de Naciones Unidas pero que sí toma nota con carácter positivo de la propuesta llevada a cabo por el Gobierno de Marruecos”, ha insistido en Radio Nacional de España.

“Lo primero que hay que hacer es pararse un momento y revisar las hemerotecas. La postura que el Gobierno de España ha transmitido al de Marruecos está en línea con la que defendió en los años 2007 y 2008 y figuran en las conclusiones de la reunión de alto nivel de 2008 entre España y Marruecos, luego recogido en los años del PP en 2012 y 2015 en los mismos términos”, ha alegado Planas, abonando una tesis que en los últimos días abanderan José Luis Rodríguez Zapatero y Miguel Ángel Moratinos.

Moratinos: "Poca memoria histórica"

Quien fuera ministro de Exteriores en época de Zapatero, hoy Alto Representante de Naciones Unidas para la Alianza de Civilizaciones, acusó este fin de semana a quienes rechazan el giro de Sánchez de tener “poca memoria histórica”. Recordó que durante su etapa la propuesta de autonomía del Sahara que presentó Marruecos en 2007 era una “base seria y realista para encontrar una solución”, siempre “en el marco de la ONU” y que fuera “aceptable” por ambas partes. “No es un cambio radical”, aseveró, “no es una sorpresa”.

Unos términos muy similares a los empleados por Planas este lunes. Una coincidencia que deja al descubierto el argumentario con el que un PSOE aislado intenta rebajar la repulsa cosechada en todo el arco parlamentario. El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, que ligó la decisión a la necesidad de proteger Ceuta y Melilla y la gestión migratoria, podría comparecer este próximo miércoles ante la comisión de Exteriores del Congreso de los Diputados. Le espera un público poco favorable a sus tesis alineadas con Rabat.

Ni siquiera su socio de coalición, que no fue consultado previamente acerca de la misiva y el cambio de postura, apoya el volantazo. La medida -es un hecho- trastoca la posición de neutralidad que ha mantenido España desde la invasión marroquí del Sáhara Occidental en 1975 y la legalidad internacional, expresada en las resoluciones de la ONU. Una política de Estado sacrificada por un partido del Gobierno de coalición y anunciada por la Casa Real marroquí, en pleno contexto internacional marcado por la defensa de la soberanía de Ucrania frente al agresor ruso.

Zapatero: "No hay giro"

“Lo que me sorprende es que se hable de cambio y de giro. La propuesta de autonomía fue propuesta a mi Gobierno en 2007, yo la apoyé en 2008 públicamente”, ha declarado Zapatero en la Ser. “En esa política estuve, que es una política de tener ese proyecto de autonomía para una salida que solo podrá ser con un acuerdo en el marco de Naciones Unidas. Hasta ahora no ha habido. Esa postura propuesta por Marruecos que me fue entregada personalmente. Esa posición fue mantenida por el Gobierno y no fue revisada ni confirmada por el Gobierno de Rajoy. No hay giro”, alegó.

Zapatero y su ministro de entonces reivindican ahora la paternidad de una medida que supone renunciar al rol de mediador de un conflicto en el que España tiene una evidente responsabilidad histórica, nunca asumida por la clase política. “Desde el 2008 España valoró como clave la propuesta de autonomía como posibilidad de llegar a un acuerdo que no ha ido adelante. El recuerdo es difícil de mantener, pero esto es así. Tuvimos una crisis muy grave pero se han reafirmado una serie de principios de confianza que son decisivos para España. La estabilidad, la migración, la lucha contra el terrorismo… Todo depende de una buena relación con Marruecos”, agregó.

A juicio del ex presidente, “la diplomacia española ha trabajado muy bien y esto no es un cambio histórico”. Unos extremos que el resto de partidos políticos no comparten, en una escenificación de la soledad socialista. En todo caso, la posición pro marroquí de Zapatero y Moratinos es ya conocida. Moratinos abogó por la autonomía marroquí ante la ONU, según un cable filtrado por Wikileaks. Tanto Zapatero como Moratinos recibieron sendos galardones del régimen marroquí, una vez abandonaron sus cargos públicos.

El cambio vulnera incluso el programa electoral del PSOE. En de las elecciones de abril de 2019, establecía: «Promoveremos la solución del conflicto de Sáhara Occidental a través del cumplimiento de las resoluciones ONU que garantizan el derecho de autodeterminación del pueblo saharaui».