Cataluña | España

Colau olvida sus prejuicios con la Copa América

Pere Aragonès, Ada Colau y Jaume Collboni junto a Grant Dalton, CEO de Emirates Team New Zealand EFE/Quique García

Barcelona acogerá la 37 edición de la Copa América de Vela. Considerada uno de los principales eventos deportivos del mundo, tras los Juegos Olímpicos y el Mundial de Fútbol, la celebración de la Copa América de Vela supondrá un desembolso de 70 millones de euros de administraciones y empresas privadas y un giro de 180 grados en la aversión del gobierno local de Ada Colau a los grandes eventos.

Adiós a los prejuicios contra los grandes eventos. También a la colaboración público-privada. La pérdida de la segunda edición de la Barcelona World Race se explicó, en buena parte, por el desinterés del gobierno local ante eventos de este tipo. A un año de las elecciones, y con no pocos frentes abiertos, Colau ha apostado por un evento que todos los actores locales señalan como "necesario" para recuperar un cierto "optimismo" en la capital catalana.

Aunque lo cierto es que ni Colau ni el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, protagonistas en la presentación de la regata, son responsables de la elección de Barcelona.

Tras la estela de Valencia

En febrero caía la candidatura de Valencia, y el Team New Zeland aseguraba que se concentraba en las candidaturas de Málaga, Jeddah (Arabia Saudí) y Cork (Irlanda). Barcelona no aparecía entonces en las quinielas. Pero Barcelona&Partners -el loby empresarial creado por Aurora Catá en el seno de Barcelona Global- llevaba un mes trabajando para que Barcelona optara a acoger la próxima edición de la llamada "Fórmula 1 del mar".

Dos meses y medio han bastado para darle la vuelta a la posición a priori reacia de los comunes a eventos de este tipo. El empeño del primer teniente de alcalde y líder del PSC en el Consistorio, Jaume Collboni, ha sido determinante. Como la implicación del consejero de Empresa de la Generalitat, Roger Torrrent.

Ayuntamiento y Generalitat necesitan recuperar proyección y buenas noticias y ni Colau ni Pere Aragonès querían verse señalados de nuevo como obstruccionistas por los sectores económicos catalanes.

Retorno de 1.000 millones de euros

La regata "tiene que servir para promocionar la ciudad en el mundo después de la pandemia, para fortalecer la tradición barcelonesa de este deporte en una ciudad de mar y, además, para dar un empuje en el sector emergente de la innovación y la tecnología, vinculadas a la náutica" aseguraba Colau esta semana.

La Copa América de Barcelona será "la mejor de la historia", añadía Aragonès este martes en el anuncio oficial de la sede barcelonesa junto al CEO de Emirates Team New Zeland (ETNZ) Grant Dalton. Aragonès llegó a destacar el "importante papel" que tendrá el Estado, así como el consorcio Turismo de Barcelona para promocionar la ciudad. Y atribuyó a la regata un impacto económico de 1.000 millones de euros para la ciudad y una audiencia mediática de unos 940 millones de espectadores.

La candidatura ha comprometido 70 millones de euros con el Emirates Team New Zealand (ETNZ), ganador de la última regata y responsable, por tanto, de la organización de la próxima. De ese monto, 30 millones deben ser aportados por las administraciones públicas, y 40 millones por inversores privados.

Inversión pública

El Ayuntamiento de Barcelona es la única administración que ha concretado su aportación, 10 millones de euros repartidos al 50% entre 2023 y 2024. Ni la Generalitat, ni el Gobierno ni la Diputación de Barcelona han aclarado cómo se repartirán los 20 millones restantes, aunque las tres administraciones han comprometido su apoyo económico al proyecto.

El Gobierno, que no podía manifestar un apoyo expreso por una u otra candidatura ya que también optaba Málaga, no duda en apoyar el proyecto una vez elegido. Un apoyo que se espera en forma de desgravaciones fiscales, con la la declaración de acontecimiento de excepcional interés público en los próximos presupuestos generales del Estado.

Esta medida suele incluirse siempre en las cuentas públicas para fomentar este tipo de acontecimientos, según fuentes conocedoras. Se han beneficiado de estas ventajas desde competiciones deportivas a los Años Jacobeos o el IV Centenario de la Muerte de Cervantes. También las ediciones de la Copa América celebradas en València. Y la falta de presupuestos, y por tanto de desgravaciones, fue una de las claves para perder la World Race de 2019.

Sin costes para el Puerto

Pero aquí se acaban las certezas. La Generalitat no aclara cual será su aportación, y el Consorcio del Puerto de Barcelona aseguran que "no habrá costes para el Puerto". Les bases se instalarán en el MB92 -el muelle de grandes yates en el Port Vell-, el Barcelona Náutic Center, la terminal de cruceros de Grimaldi, y las instalaciones del Imax y Cinesa, que pospone su derribo para acoger a dos equipos.

Son todas infraestructuras ya existentes, destaca el presidente del Puerto, Damià Calvet, en las que el puerto solo aportará la estructura de cemento y cada equipo la adecuará a sus necesidades. Se acelerarán además otras obras ya previstas, como las del Port Vell y el Port Olímpic.

En cuanto a los inversores privados, el grupo promotor Barcelona&Partners ha comprometido 20 millones de euros en avales de las empresas que lo integran. El consorcio público-privado Turismo de Barcelona ha comprometido otros 5 millones de euros, pero la candidatura tiene que conseguir todavía sponsors para cubrir el presupuesto comprometido.

La carta del medio ambiente

La nueva edición estrenará motores de hidrógeno y otros avances unidos a los nuevos objetivos medioambientales. A esa conexión con la economía azul que proclama desde hace un tiempo Barcelona se ha aferrado Ada Colau para olvidar los años en los que ha combatido abiertamente la celebración de grandes eventos o inversiones en la ciudad. 

Barcelona ha sido seleccionada "por la calidad de las instalaciones del Port, la diversidad de los espacios destinados a la competición, la experiencia de la ciudad en grandes eventos deportivos, su afición a los deportes náuticos y la oferta y educativa de ocio", señala la nota emitida por el Ayuntamiento.

También por el compromiso económico de la candidatura que ha liderado Barcelona Global, la asociación empresarial responsable de convencer tanto al equipo organizador como al Ayuntamiento y la Generalitat de que "Barcelona necesita optimismo".

Números rojos en Nueva Zelanda

Sin embargo, los números de la última edición obligan a moderar el optimismo de Aragonès. El balance de la edición en Auckland (Nueva Zelanda) supuso unas pérdidas de 94 millones de euros y las diferentes autoridades municipales del país habían declinado repetir.

En la edición de 2020-21 Phil Goff, alcalde de Auckland, reconoció que la construcción y gastos conexos para el diseño de las bases en Punta Wynyard, en el puerto de Auckland, implicaría una inversión total de 123 millones de euros de los que el Consejo Municipal aportaría 57 millones de euros.

Aunque la primera ministra neozelandesa, Jacinda Ardern, reconocía su decepción tras anunciarse el traslado a Barcelona. "Queríamos que se celebrara aquí porque Nueva Zelanda lo trata como un evento nacional. No creo que ningún otro país del mundo trate la Copa América como lo hacemos nosotros; todos lo celebramos" apuntó Ardern.

Las cuentas de Valencia

En Valencia las opiniones también están divididas sobre la rentabilidad de la Copa América. Pese a que la capital del Turia volvió a competir por la edición de 2024, el Ayuntamiento pagó el año pasado seis millones de euros de la deuda acumulada de las ediciones de 2007 y 2010. Y quedan seis millones más a abonar este 2022 para liquidar definitivamente una factura que, en total, subió hasta los 370 millones.

En cuanto a la Generalitat valenciana, aún se está pagando un crédito de 65 millones de euros por las ediciones de 2007 y 2010. Además del crédito del ICO de 350 millones de euros, condonado por el Gobierno, empleado para la construcción de la nueva dársena del Puerto de Valencia, el principal legado que han dejado las regatas en la ciudad.

Con estos antecedentes, las conversaciones en Valencia se encallaron ante la exigencia de la financiación pública. Los organizadores pedían garantías de financiación pública para los 80 millones que Valencia calculaba de coste inicial, 30 por el canon a la organización y otros 50 de gastos de organización. Y la Generalitat valenciana apuntaba al escaso interés del Gobierno de Nueva Zelanda por repetir experiencia.

Todas las claves de la actualidad y últimas horas, en el canal de WhatsApp de El Independiente. Únete aquí

Te puede interesar