Es una historia difícil de imaginar. Más aún de encontrar en la vida real. Pero en ocasiones los mundos más extraños, los más dolorosos y los más bellos, pueden llegar a un lugar de encuentro. Incluso de atracción. El ‘síndrome de Estocolmo’, la complicidad del secuestrado con su captor, se ha llegado a documentar. ¿Pero la de una víctima y el asesino de la persona que más amo? En la cabeza de Emilio Alfaro siempre estuvo revoloteando esa extraña historia. ¿Qué pasaría si un terrorista arrepentido se enamorara de la viuda del hombre que asesinó? ¿Realmente podría ocurrir?

En su larga trayectoria periodística en el País Vasco, que abarca desde los ‘años de plomo’ de ETA a finales de los 70 y comienzos de los 80 hasta el anuncio de cese de sus acciones terroristas en 2011, no llegó a conocer ningún caso. Cuando la edad le obligó a jubilarse, Alfaro decidió recrearlo, dar rienda suelta a esa idea que siempre tuvo en la cabeza. Conocía bien la realidad de la violencia padecida, el perfil de los terroristas y el impacto en las víctimas. Demasiadas historias vistas, contadas y analizadas.

Fue entonces cuando quien fuera jefe de gabinete de comunicación del lehendakari Patxi López comenzó a darle forma, a recrear la historia, a perfilar a los protagonistas que acabarían convirtiéndose en la que es su primera novela, ‘Matar, amar’ (Ediciones Alberdania). La historia arranca a mediados de los años 90 en Gipuzkoa y concluye poco antes de que ETA anunciara su final. Las vidas de ‘Luke’, un terrorista arrepentido tras su paso por la cárcel, y ‘Marisol’, la viuda de un joven teniente de la Guardia Civil, se cruzarán de la manera más inverosímil.

Alfaro no ha necesitado documentarse en exceso. Conoce bien lo que se esconde tras el terrorismo. No en vano, le tocó gestionar la comunicación del Gobierno vasco en momentos convulsos, entre 1985 y 1987, en el Gobierno de José Antonio Ardanza (PNV), y más de dos décadas después en el Ejecutivo de Patxi López, en la legislatura en la que ETA decidió que abandonaba las armas. “Es una historia de ficción pero que plantea un debate moral interesante. La he escrito con mucho respeto. En el periodismo sabes cuáles son los límites, hasta dónde puedes llegar. Escribir una novela, sin embargo, es como nadar en el mar, no sabes dónde te pueden llevar las corrientes”.

Dilema moral

Es una historia de dolor, arrepentimiento y amor con muchas interpelaciones a la realidad. Alfaro se refiere a una “organización”, sin mención expresa a ETA, “para poner el foco sobre la historia y no sobre la banda”. A lo largo de las 334 páginas de “Mata, amar” no hay referencias a lugares precisos sino a realidades por todos conocidas. El dilema se plantea en forma de proceso vital que lleva a un joven a formar parte de una organización terrorista, al adoctrinamiento que lo alimenta, los años de prisión y la reflexión que desemboca en un arrepentimiento y reconocimiento sincero del daño causado.

Durante el mandato de López como lehendakari la llamada ‘Vía Nanclares’ facilitó a cerca de una treintena de miembros de ETA iniciar un proceso repudio de la violencia y que en muchos casos incluyó encuentros personales con sus víctimas: “Luke, el terrorista, siente un verdadero dolor por lo que hizo. Está en prisión por delitos anteriores pero no por el asesinato del marido de Marisol, cuya autoría aún se desconoce. Eso le atormenta y decide verse con la viuda para confesarlo”.

El autor, el periodista Emilio Alfaro.

Es a partir de ahí cuando la novela adquiere tintes más propios de la ficción que de la dolorosa historia del terrorismo en Euskadi. “Decide sacudirse la congoja y asumir lo que pueda suceder, si le denuncia volverá a la cárcel. Para su sorpresa, al verse con ella surge un fogonazo, ella le deslumbra y comienza una relación sin que hubiera llegado a confesar que él era el autor del asesinato”.  A partir de ahí, ‘Matar, amar’ abre un camino lleno de cuestiones morales en la que lleva al lector por un laberinto de dilemas: “A ‘Luke’ también termina por golpearle la mala conciencia. No sólo había matado al marido y padre de su hijo sino que ahora estaba ocupando su lugar. A partir de ahí se abre una profunda crisis”.

Arrepentimientos

Ponerse en la piel del terrorista no ha sido lo más complicado. Todo lo que ha rodeado la violencia lo conoce bien Alfaro. Uno de sus primeros trabajos como periodista fue el secuestro del empresario Felipe Huarte, en 1973: “Has leído, oído y visto tantas cosas que… Me ha resultado más difícil el personaje de Marisol, no sólo por ser una mujer sino por tener una situación muy delicada en la que quieres evitar el melodrama y más aún poder ofender a alguna víctima”.

El arrepentimiento es uno de los ejes de la historia. Un arrepentimiento que presenta como sincero “y que en la vida real lo hemos visto muy pocas veces”: “Cuando no ves salida en el terrorismo es cuando te llegas a dar cuenta de lo que supone matar a alguien. Ahora en el mundo de ETA no veo ese tipo de arrepentimiento ni sentimiento por el dolor provocado. Lamentablemente no veo muchos ‘Lukes’ entre los presos de ETA”, concluye Alfaro.