La familia de Ángel, el menor de 11 años encontrado en un vertedero de Toledo, no ceja en su objetivo de recuperar su cuerpo. “Quieren velarlo y llevarle un ramito de flores al cementerio”, explicó el presidente de la Sociedad Gitana Española, Sinaí Giménez. 250 personas se han prestado voluntariamente para seguir buscando entre la basura hasta que aparezca.

Hace una semana los investigadores encontraron un pie entre los restos. Las pruebas de ADN confirmaron que era de Ángel, el último de los primos que quedaba por aparecer. Su primo Fernando había sido hallado el 21 de diciembre sin signos de violencia. Su padre lo identificó por un tatuaje que tenía en el brazo.

Los dos fueron hasta Toledo para buscar a Lucía, una ex novia del mayor con el que estaba peleada. Ella asegura que el encuentro no se produjo, pero los familiares de Ángel no les creen y piden que el Gobierno y las autoridades aumenten los efectivos “ahora más que nunca” para averiguar, en su opinión, qué es lo que realmente pasó.

Tras encontrar el pie en el vertedero y certificar la identidad del menor, los medios para encontrarlos han disminuido. En un primer momento la Policía empleó retroexcavadoras, perros e incluso drones térmicos.

Los familiares de Ángel se centran en el piso donde la familia de la chica vivía. En pasado, porque desde que se conocieron los hechos huyeron de Toledo por miedo a represalias. Según Giménez, se trata de “un bloque okupado” donde además tenían su domicilio la familia de ella y la de la nueva pareja de su madre, Cristian.

La Policía registró la vivienda esta semana, situada en el barrio de Santa Bárbara. La familia de Ángel ha denunciado que la vivienda se pintó días después de la desaparición, algo confirmado por Trini, la madre de Lucía. “La pinté porque venía la Navidad”, dijo a un programa de televisión. Esa versión choca para Sinaí Giménez y para el padre de Ángel: “De repente se han convertido en los más limpios de España, cuando sabemos que no lo son”.

En una rueda de prensa celebrada este miércoles, Giménez ha afirmado que, además de ser pintada, la vivienda se limpió “con lejía y amoníaco”. “Hay que encontrar a esos pintores, nos podemos llevar muchas sorpresas porque quizás son colaboradores”, han espetado. La Policía mantiene como principal hipótesis la muerte accidental de ambos. Según su testimonio ante los periodistas, en una de las visitas vio a un hombre extranjero "con un bote de pintura", además de una gran cantidad de productos de limpieza como lejía y amoniaco en uno de los pisos que la Policía no ha registrado.

La familia de Ángel quiere llegar hasta el final. Para ello ha contratado los servicios del prestigioso médico forense Francisco Echeverría para que analice y aporte una "segunda opinión" sobre algunas pruebas que obran y que en un futuro se integrarán en la causa que instruye un juzgado de Toledo. Echeverría fue el profesional que dictaminó que los huesos encontrados en el caso de José Bretón eran humanos y no de animales.

Investigación dilatada

La pista de Ángel y Fernando se perdió el 10 de diciembre cuando salieron de Madrid a Toledo en autobús para ver a Lucía. A pesar de que el mayor y ella habían cortado hace tiempo mantenían el contacto.

Un trabajador del Ecoparque encontró restos humanos cinco días después, pero no fue hasta el 21 de diciembre cuando se certificó por huellas dactilares que correspondían a uno de los primos.

La familia no entiende por qué se perdió tanto tiempo en cada uno de los pasos dados por la investigación. Mientras lloraban por la muerte del mayor de los primos, nada se sabía del pequeño Ángel. Vieron pasar por delante de sus ojos otra semana más hasta que la Policía Nacional decidió buscarle en el mismo vertedero que a su acompañante.

El 27 de diciembre, cuando un juzgado de Toledo lo autorizó, comenzaron las tareas de búsqueda. Había pasado mucho tiempo y en el vertedero se continuaban los trabajos diarios. El 11 de enero se conocía la triste tragedia de la muerte de Ángel al encontrarse un pie del muchacho.