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El pacto de presupuestos PSC-ERC rompe los bloques políticos en Cataluña

Pere Aragonès y Salvador Illa firman el pacto de presupuestos en el Palau de la Generalitat Arnau Carbonell

Adiós a la "mayoría del 52%"; bienvenido de nuevo tripartito. El pacto de presupuestos sellado este miércoles por el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, y el líder del PSC, Salvador Illa, va mucho más allá de un acuerdo puntual, pese a las afirmaciones en este sentido de socialistas y republicanos. Supone un auténtico vuelco a la política de bloques en que vive sumida la política catalana desde el inicio del procés, con la consulta del 9N auspiciada por Artur Mas en 2014.

Por primera vez en una década Esquerra rompe el cordón sanitario establecido con los partidos no nacionalistas para salvar la primera presidencia de Esquerra en democracia. Una decisión que tendrá consecuencias para ambos partidos. Junts se ha apresurado a denunciar que los republicanos dejan en vía muerta la mayoría independentista conseguida en las elecciones de 2021. PP, Cs y Vox han hecho reproches similares a los socialistas.

En el imaginario de unos y otros, el regreso del tripartito que entre 2003 y 2010 gobernó Cataluña bajo la batuta del PSC, con ERC y ICV como socios minoritarios. Las mismas siglas, con la mutación de ICV en los Comunes, que aprobarán los presupuestos catalanes.

A medida del PSOE

La reedición del tripartito sería la mejor de las noticias para Pedro Sánchez. Una alianza en Cataluña que amarrara el apoyo de Esquerra en el Congreso, donde los republicanos han sustituido a CiU como representantes de la "minoría catalana". Pero el contexto ha cambiado en Cataluña.

Cuando se firmó el primer tripartito, el PSC competía por la hegemonía política en Cataluña con CiU. Ahora, esa competencia se establece precisamente con Esquerra, que ocupa la presidencia de la Generalitat y aspira a seguir ganando terreno a costa de Junts. Si los socialistas quieren recuperar el poder político perdido en Cataluña -y ahora aspiran a ello- tarde o temprano tendrán que dejar de sostener a Esquerra.

Las contradicciones de esa alianza se verán en las próximas elecciones municipales. Esquerra ya es el partido con más representación territorial, pero el PSC mantiene el podio de ser la formación que gobierna, desde el ámbito municipal, a más catalanes, gracias a su prevalencia en el "cinturón rojo" de Barcelona.

El cinturón metropolitano es precisamente el próximo objetivo de los republicanos, que explica decisiones como la candidatura de Gabriel Rufián en Santa Coloma de Gramanet (Barcelona).

Trasvase de votos

El pacto entre ERC y PSC llega, además, en un momento en que las encuestas mantienen que en Cataluña no hay trasvase de votos entre el bloque independentista y el no independentista. Por tanto, tanto JxCat como el PP se frotan las manos ante un eventual coste político para ERC y PSC que les permita engrosar su propio granero electoral.

Aragonès "ha abandonado la mayoría del 52%, y ante el tripartito la única alternativa es Junts" proclamaba el portavoz de JxCat, Albert Batet, tras oficializarse el acuerdo. Desde la CUP añaden a las críticas la "traición" de Esquerra en batallas como el rechazo a la ampliación del Aeropuerto de El Prat o el complejo hotelero de Hard Rock en Tarragona, proyectos que sí ha defendido Junts.

En el bloque contrario, PP, Cs y Vox acusan a los socialistas de haberse arrojado a los brazos del independentismo traicionado las expectativas de los votantes que mudaron del partido naranja a la candidatura de Salvador Illa. El líder de los populares catalanes, Alejandro Fernández, iba un poco más allá ironizando sobre las renuncias asumidas por ERC y Comunes, con un tuit más aplaudido en el campo independentista que algunos de los de Esquerra.

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