Los inversores tienen miedo. Hace casi una semana de la caída de Signature Bank y de Silicon Valley Bank, que desataron una oleada de retirada de depósitos en Estados Unidos y que provocó el derrumbe bursátil de la segunda, reduciéndose a la nada en el parqué. Tan solo unas jornadas después, le tocó el turno a Credit Suisse, cuyas acciones llegaron a perder hasta un 30% de su valor. El efecto dominó se produjo y los mercados financieros dieron la espalda a toda la banca europea, con importantes recortes en la gran banca europea y estadounidense.

Esta histeria inversora se refleja en el VIX, que mide la volatilidad de los mercados en Estados Unidos. El denominado ‘índice del miedo’, cotiza en Chicago y refleja la volatilidad que los traders esperan para el S&P 500 durante los siguientes 30 días. Pues bien, desde el pasado jueves hasta el miércoles, coincidiendo con el hundimiento de Silicon Valley y con la caída de Credit Suisse, ha aumentado un 50%.

Este incremento suele ir acompañado de grandes descensos de las principales bolsas mundiales, tal y como ha sucedido durante las últimas jornadas sobre el parqué de Estados Unidos, Alemania, Italia, Reino Unido o España. El Ibex 35, en concreto, cerró con pérdidas superiores del 4%, cifras tan abruptas que no se veían desde la llegada de omicron a Europa y que amenazaba la recuperación económica ante el temor de nuevos confinamientos.

Así, el índice VIX se situaba en los 19,11 puntos básicos el pasado 8 de marzo. En tan solo dos días casi aumentó un 25%, tras el caso de los bancos estadounidenses. Cabe recordar que durante estas fechas las caídas de bancos regionales de EEUU llegaron a perder hasta un 70% de su capitalización bursátil. La histeria inversora se apoderó definitivamente este martes llegando hasta los 26,52 puntos básicos. En la jornada de este miércoles, a hora de la cierre de edición de este periódico, el índice se situaba en los 27,94 puntos.

Las cifras en las que se maneja estas jornadas el VIX son las mayores en lo que va de año, cuando las empresas tecnológicas anunciaron recortes en sus plantillas y los inversores dieron la espalda a la renta variable ante el miedo de una posible recesión.

A pesar de los mensajes de tranquilidad lanzados por las autoridades y las principales instituciones financieras estadounidenses, el cierre de SVB, que fue seguido el domingo por la intervención del Signature Bank, despertó el temor de muchos inversores de que fueran solo el primer compás de una nueva crisis del sector bancario.

Estos picos de volatilidad son equiparables a los que se vieron durante el inicio de la guerra en Ucrania. 2022 comenzó con el índice en los 17 puntos básicos hasta los 30 en los que el VIX cerró la primera semana de conflicto bélico. La cifra se llegó a disparar hasta los 36 en el primer día de invasión.

¿Un miedo pasajero?

El responsable de Estudios y Análisis, Duncan Lamont, investigó las rentabilidades históricas del S&P 500 cuando la volatilidad escala a los niveles actuales, y el resultado es positivo para los que decidieron en el pasado quedarse o, incluso, reforzar posiciones.

Según el estudio del economista de Schroders muestra que, de media, el S&P históricamente ha subido un 15% en los 12 meses posteriores a una subida del VIX entre 28,7 y 33,5, cifras cercanas a las que estamos viendo en los últimos días.

De sobrepasar el 33,5, el retorno promedio del índice estadounidense es del 26%. Como se mencionaba anteriormente, cuando el VIX sube, normalmente hay caídas en la bolsa. Y, por lo tanto, si se compra cuando desciende, a menudo se obtienen ganancias a medio plazo. El problema es que nunca se sabe cuánto va a bajar más la bolsa, si es que está cayendo. Y si lo hace por un shock externo que, además, no es económico, es más difícil de predecir.