Es una vieja aspiración del nacionalismo vasco. Una suerte de atajo para recibir e influir en Europa sin necesidad de pasar por el filtro de España. El PNV se identifica con su unión política y económica y con sus valores desde hace décadas. En 1947 el primer lehendakari del Gobierno vasco, José Antonio Aguirre, participó en el proyecto de conformar la democracia cristiana europea, promotora de la integración política europea. Siete décadas después, otro lehendakari, el actual, ha vuelto a agitar la bandera europea con intensidad. Tanto que la ha convertido en una de sus apuestas estratégicas.

Iñigo Urkullu lo ha demostrado estos días en una suerte de ‘primavera europea’ en la que el lehendakari ha irrumpido como un ‘capitán’ regional dispuesto a liderar las demandas de las comunidades históricas del Estado e incluso de las vecinas con las que comparten necesidades. En los últimos diez días el perfil europeísta de Urkullu se ha exhibido con claridad. Ha impulsado la conformación de un ‘lobby’ con Galicia, Asturias y Cantabria para presionar en Europa, ha vuelto a apelar a la necesidad de reforzar el diálogo con Europa en otro foro como la Euroregión Atlántica y ayer logró atraer hasta Bilbao a los presidentes y dirigentes de 17 regiones y autonomías con capacidad legislativa de toda Europa para reclamar en la ‘Declaración de Bilbao’ un papel más activo en la gobernanza europea.

Sus predecesores en el cargo también miraron hacia Europa, pero no con tanta intensidad. Urkullu le ha dado “una mayor prioridad de lo que lo hicieron otros lehendakaris”, aseguran fuentes de la presidencia vasca. Desde que llegó al Gobierno, aumentar la voz de las regiones sin Estado ha sido una demanda repetida en sus intervenciones. Desde el final de la pandemia, la apuesta europeísta del lehendakari “se ha reforzado”, recuerdan. Lo ha hecho fundamentalmente con dos temas que le inquietan sobremanera: el retraso de las conexiones ferroviarias de alta velocidad con Europa y la falta de progresos en los corredores energéticos y de telecomunicaciones.

Voz a las regiones en la gobernanza europea

La capital vizcaína acogió ayer a presidentes y altos dirigentes de regiones europeas como Flandes, Córcega, las Azores o de Comunidades Autónomas como Valencia o las Islas Baleares en el primer encuentro presencial de la Iniciativa RLEG. Este foro fue creado por el Ejecutivo vasco en 2018 con el objetivo de aunar fuerzas para que las regiones con parlamentos propios puedan participar en las políticas europeas de modo efectivo y real.

Este organismo agrupa a regiones con capacidad legislativa y que consideran que deben tener más peso, influencia y voz en la gobernanza de la Unión Europea: “Se debe dar mayor cabida y participación a la diversidad, que es el gran activo de Europa”, proclamó el lehendakari: “No se las puede dejar de lado por el mero hecho de ser pequeñas. Europa es heterogénea, diversa y plural y así deben ser también sus órganos de decisión”. Urkullu recuerda que en Europa existen 71 regiones de siete Estados que cuentan con parlamentos con poderes legislativos y con capacidad de desarrollar políticas medioambientales, económicas y sociales: “Nuestro fin no es perseguir objetivos unilaterales, pero es fundamental crear un modelo de gobernanza multinivel que redunde en beneficio de la democracia”.

Urkullu ha llegado a alcanzar un nivel de reconocimiento y liderazgo entre las regiones vecinas y más próximas al marco europeo. “Sí ha alcanzado una cierta receptividad, incluso con regiones con las que no se coincide políticamente. Urkullu ha logrado cierto peso e influencia”, aseguran desde su entorno para explicar su capacidad de convocatoria.

El 'lobby' del Cantábrico

Un liderazgo que también mostró el pasado 13 de marzo cuando convenció a los presidentes de Asturias, Galicia y Cantabria para, junto a Euskadi, conformar un ‘lobby’ en forma de foro autonómico del Cantábrico para presionar en Europa, y ante el Gobierno de España, para el cumplimiento de los compromisos ferroviarios de conexión con Europa en tiempo y forma. Un foro de presión que también fija entre sus prioridades que su voz se escuche en el desarrollo del corredor atlántico en materia energética e incluso demográfica.

En este caso las reclamaciones de Urkullu en nombre de todas las comunidades llegaron a adoptar la forma de misiva, una de las vías de comunicación preferidas del lehendakari, dirigida al presidente de Francia, Emannuel Macron, y al presidente Pedro Sánchez, próximo presidente de la Comisión Europea. La presidencia española del segundo semestre del año se activará a partir de junio. Es ahí donde ve una oportunidad que no quiere dejar escapar para que la voz de las regiones sea escuchada en sus demandas.

El último de los foros en los que la que estos días ha intervenido en clave comunitaria se celebró este lunes. Fue en Donibane Garazi en el País Vasco francés. La Eurorregión Aquitania-Euskadi-Navarra volvió a reclamar la apertura de los pasos fronterizos de Larrau, Aldudes, Izpegi y la avenida de Hendaia, cerrados desde 2021. También en este ámbito se insistió en reclamar a Europa y a Francia en particular el cumplimiento de sus compromisos en materia ferroviaria para llevar a cabo la conexión Burdeos-Dax antes de 2030 –y no 2042 como ahora se plantea-, así como la conexión con el AVE vasco en el punto fronterizo de Hendaya.