El padre José Javier Parladé es uno de los 34 españoles repatriados este lunes por ejército español desde Jartum, la capital de Sudan. Probablemente el de más edad. A sus 82 años este misionero comboniano acumula cuatro décadas en uno de los países más pobres y abandonados de África, del que el domingo salió casi por los pelos. Parladé es el responsable del Comboni College de Jartum, institución cristiana en un país de credo musulmán, que tuvo que abandonar bajo bandera blanca apenas unas horas antes de que el Gobierno repatriara a los españoles en Sudán.

El colegio está situado en el centro de Jartum, cerca del Palacio presidencial que fue uno de los primeros objetivos de los rebeldes de las Fuerzas de Acción Rápida. En el corazón del conflicto. Parladé reconocía hace una semana, cuando estallaron los combates que "la cosa está bastante mal" y "lo malo es que estamos en el centro de todo". En el centro de los combates, con doscientos menores a su cargo.

Atrapados por las bombas

"Gracias a a Dios en nuestra Universidad acabábamos de dar las vacaciones y lo mismo" con los alumnos de primaria, añadía en conversación con El Independiente. "Pero la secundaria estaban todavía aquí, muchos han logrado irse a sus casas pero se nos han quedado 200 estudiantes que han tenido que dormir en el suelo y ahora ya no tenemos más comida que darles".

Atrapados por los combates en el centro de Jartum, Parladé y el resto de los voluntarios combonianos han pasado los últimos días esperando el rescate anunciado por la embajada. Pero el alto el fuego no se cumplió en Jartum. "Parece que este año están haciendo aquí los fuegos artificiales de la feria de Sevilla" añadía jocoso este sevillano que lleva desde 1978 en Sudán.

"Los muros de nuestra casa son anchos porque son antiguos pero ahora están temblando, y lo mismo los cristales con tantos disparos y cañonazos" añadía en su mensaje. "Nos han cortado la luz y no hay posibilidad de comunicación, y nos da miedo encender el generador, la verdad es que en este momento no entendemos mucho de lo que está sucediendo".

El rescate que no llega

Una semana después, el rescate prometido por la embajada seguía sin hacerse efectivo. Durante tres días "trataron de todas las maneras de sacarnos de ahí" asegura, pero "era dificilísimo moverse allí". En ese momento ya solo quedaban en el colegio cuatro voluntarios y cuatro monjas de la caridad, además del propio Parladé.

"Perdimos la esperanza de salir", reconoce, "pensábamos que el avión habría salido". El mismo domingo, por la mañana, "una bomba cayó en la iglesia y la casa" y empezó un incendio que no pudieron sofocar. "No teníamos agua, decidimos que había que abandonar la casa. Atamos una sábanas con unas cañas para escapar de la zona, con un miedo tremendo porque disparaban, pero logramos salir".

En coche atravesaron el centro de Jartum hasta llegar Omdurman, donde se reunieron con un grupo de italianos que también fueron evacuados por el ejército español. Parladé no deja de repetir agradecimientos al equipo que los rescató del avispero, y sobre todo, pide que no olvidemos lo que sigue sucediendo en Sudán. "Recen por Sudán y por todos los que están muriendo. Sin entender mucho por qué".