"Creo que hoy la gente se juega mucho", afirmó este domingo la secretaria general de Podemos, Ione Belarra, antes de introducir las papeletas en la urna. Pero quien también se jugaba bastante eran su partido y las formaciones a la izquierda del PSOE. No sólo por mantener su fuerza allí donde estaban gobernando, sino de cara al papel que ocuparán en Sumar, el proyecto de Yolanda Díaz para las elecciones generales de final de año.

Los resultados de este 28 de mayo hacen que la vicepresidenta del Gobierno parta de un escenario complicado. Por un lado, las elecciones certifican la desaparición de Podemos en territorios clave como la Comunidad de Madrid o el Ayuntamiento de la capital, así como del Gobierno de la Comunidad Valenciana. También han perdido escaños en Aragón, Baleares y Canarias, donde ya no serán determinantes para formar gobierno junto al PSOE salvo, quizás, en Navarra.

Después de una tensa campaña electoral, las fuerzas de izquierdas deberán ahora retomar la negociación para armar una confluencia de cara a los comicios generales con la plataforma de la también ministra de Trabajo, que apostó en campaña por la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, quien ha perdido el bastón de mando en favor del candidato de Junts, Xavier Trias.

En Madrid, donde ha arrasado la candidata del PP Isabel Díaz Ayuso, Podemos no superó el umbral mínimo del 5% para entrar en la Cámara de Vallecas. En esta plaza, Yolanda Díaz se aproximó a Mónica García y Rita Maestre (de Más Madrid), haciendo que saltasen chispas con el ex secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, que decidió aparecer en campaña para arropar a los candidatos morados Alejandra Jacinto (Comunidad) y Roberto Sotomayor (Ayuntamiento). Él sí logró escaño en la Asamblea en 2021, aunque después cedió el puesto y se retiró de la política institucional.

Frente al fracaso de estos dos últimos, las candidatas del partido que lidera a nivel nacional el diputado Íñigo Errejón han obtenido diferentes resultados. Maestre, la rival del popular José Luis Martínez-Almeida, perdió cuatro concejales frente a las elecciones de 2019. Y la candidata regional logró cuatro diputados más que en los anteriores comicios, pero se vio igualada en asientos por un apenas conocido candidato socialista, Juan Lobato.

Sin Valencia ni Pacto del Botánico

El gobierno valenciano del socialista Ximo Puig también era uno de los principales puntos que aspiraban a mantener los morados para poder repetir otros cuatro años el Pacto del Botánico, que rubricaron en 2015 y 2019 entre el PSOE, Compromís y Podem. Yolanda Díaz pidió el voto a nivel regional para el líder de Podemos, Héctor Illueca, que se quedó fuera de la Cámara regional frente a los 8 diputados que cosechó la formación en 2019.

Aunque el líder socialista subió en votos, la debacle de sus socios le obligará a ceder el Ejecutivo regional al PP de Carlos Mazón. Esa plaza era clave para los morados, entre otras cosas, porque allí ostentan la consejería de vivienda y pretendía ser el primer lugar donde solicitasen aplicar la nueva norma aprobada a nivel estatal que fija, entre otras cosas, límites para la subida de los alquileres.

En la ciudad de Valencia, Díaz se decantó en cambio situó a Joan Ribó (Compromís) como su referente en la ciudad del Turia frente a la candidata municipal de Unidas Podemos, Pilar Lima. Finalmente ésta no logró acceder al Consistorio. Con un concejal menos que en las anteriores elecciones, Ribó deberá ceder ahora el bastón de mando al PP.

En Aragón, los morados también ceden cuatro escaños y se quedan con solo un representante. En Canarias, donde Podemos gobernaba junto al socialista Ángel Víctor Torres, se quedan sin asientos en la Cámara autonómica, mientras que en el archipiélago balear donde gobernaban con Francina Armengol pasan de seis a dos diputados. Y allí también entrará el PP.

Los morados también pretendían acceder a gobiernos como los de Asturias, Cantabria o Extremadura, donde la formación morada conseguía aguantar en las encuestas. En la primera caen finalmente tres escaños; en la segunda no logran representación; y, en la tercera, se mantienen como en las anteriores elecciones. Eso sí, el PP ha arrebatado el Ejecutivo regional al socialista Guillermo Fernández Vara. Sus dos diputados en La Rioja tampoco serán determinantes.

El balance final a nivel autonómico supone una verdadera sangría que deja a Podemos con poco más de diez diputados regionales en las Comunidades donde se celebraban comicios. Ciudades como Cádiz, en manos de José María González (Kichi) durante los últimos ocho años, también pasan a manos del PP.

"La derecha y la extrema derecha tienen hoy aún más poder. Hemos puesto todo nuestro entusiasmo y nuestra valentía pero nuestros resultados son malos. Ahora toca ponerse a trabajar porque aunque a veces retrocedamos, esta fuerza política va a estar siempre al servicio de la gente", se limitó a decir la secretaria general morada a través de un mensaje en su cuenta de Twitter pasadas las doce y media de la noche. La comparecencia física en la sede de Podemos estuvo en manos de los candidatos de Madrid, que no obtuvieron representación.