Si hay una reclamación recurrente en la última década por parte de los nuevos partidos, así como por Izquierda Unida con anterioridad, es la de reformar el sistema electoral. Uno hecho a medida de un bipartidismo ya roto, aunque con pulsiones recientes para un reforzamiento. La legislación, sostenida por la ley D'Hondt, atiende a factores como la proporcionalidad territorial, por la que indiscriminadamente se otorgan un mínimo de dos diputados a cada una de las 52 circunscripciones provinciales más Ceuta y Melilla [si se obtiene un 3% del voto]. Es, de seguido, el número de habitantes el que despunta a unas respecto a otras hasta engrosar las 350 plazas que se eligen cada cuatro años para renovar el Congreso de los Diputados.

Esa distribución básica, frente a lugares como Madrid (37), Barcelona (32), Valencia (16), Sevilla (12) o Alicante (12), hace que las provincias menos pobladas estén algo sobrerrepresentadas por esa base previa. Algo que se solventaría con un sistema mixto, en la que una parte de los representantes se asignan de manera nacional; con una circunscripción única como en las europeas; o con circunscripciones autonómicas. Las que reparten entre uno y tres diputados, eligen 27 escaños en comparación de los 109 que determinan los grandes enclaves mencionados. Otros 80 parlamentarios salen de circunscripciones de tamaño medio-bajo que dan de cuatro a cinco diputados de forma individualizada.

Las circunscripciones pequeñas y algo más elevadas suponen la designación del 30,5% del parlamento. Algo que será clave para ganar los comicios del 23 de julio y que en principio solo beneficia a los principales partidos: PP, PSOE y el tercero más votado. Lo que limita las posibilidades del resto de partidos en esas provincias que no estén tan afianzados territorialmente. Es el caso de Vox o Sumar, que se disputan terceros diputados a excepción de Teruel, Soria o las provincias catalanas y vascas con partidos regionales que pueden conseguir el mismo número de representación allí que otra fuerza nacional en todo el país. Ejemplos son la CUP frente a Más País.

Observando los resultados de las últimas generales, de los 107 escaños distribuidos por esas pequeñas y pequeñas-medianas provincias, 42 los consiguió el PSOE, 37 los logró el PP, y Vox se hizo con 9. El resto fueron a parar a esas agrupaciones locales y dos a Unidas Podemos. Esto deja entrever que los dos grandes partidos se disputan la victoria electoral en estas zonas. Frente a ello, PSOE y PP consiguieron 31 y 21 en los grandes enclaves de Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla y Alicante. La suma entre ambas localizaciones, en definitiva, suponen un 60% del total de 120 escaños socialistas actuales y el 70% de los 89 populares, lo que hace que la posibilidad de vuelcos recaiga en estas zonas. En esta convocatoria de generales más aún, dado que se percibe un repliegue del electorado hacia las propuestas bipartidistas. Por lo tanto, tendrán mucho que ver en el pulso entre Sánchez y Feijóo por la Moncloa.

En circunscripciones como Cuenca, que reparte tres escaños, por el voto útil al que apelan Feijóo y Sánchez -éste al ver que hablar de 'coalición progresista' no le ha dado rédito el 28-M-, el balance podría cambiar. Allí, en 2019, el PSOE consiguió dos y el PP un escaño. De conseguir, por ejemplo, la candidatura socialista aguantar a dos tercios de sus electores -capacidad de resistencia a la que apunta el CIS- y acaparar la mayoría de los más de 7.000 votantes de Unidas Podemos que ahora tendrían la papeleta de Sumar; y el PP de absorber, como hizo en las municipales y autonómicas el voto de Ciudadanos y arañar un 20% del voto a Vox, que es lo que apuntan otras encuestas como la de 40dB para El País, el equilibrio de escaños cambiaría.

Con algo más de 33.500 sufragios, el PSOE perdería uno de esos escaños que iría al PP, que, en base al criterio anterior, pasaría de 33.721 a 42.842. Quitando en torno al 12% de voto que perderían los populares según esa última encuesta, la cifra se quedaría en 37.701. Eso, inmediatamente permitiría un vuelco a la derecha generalizado en hasta ocho provincias Ávila, Cuenca, Guadalajara, Huesca, Palencia, Segovia, Teruel y Zamora: hay 24 escaños en juego. En todo caso, hay otras provincias de cuatro o cinco escaños en las que los equilibrios respecto a las generales también pueden variar. En La Rioja, Burgos u Ourense, por ejemplo, con cuatro diputados a repartir, hubo reparto dual. Una equidad que con el criterio anunciado podría romperse a un lado u al otro. Igualmente en Valladolid, con cinco a repartir [ese quinto a Vox y dos para cada uno].

El reparto de ley de D'Hondt

La ley electoral española es utilizada en otros países europeos como Bélgica, Portugal o Francia, e impide la presencia de partidos muy pequeños por la barrera electoral de tres puntos para que no haya sobrerrepresentación. Ejemplo de esos partidos es el PACMA. Respecto a los esbozado con anterioridad, el reparto de escaños responde al siguiente sistema. El número de votos de aquellos partidos que superen el 3% se divide sucesivamente entre los escaños que reparte la circunscripción. Y los números más altos de esas divisiones corresponderán al número de escaños. En el caso de empate, el partido que tenga más votos totales consigue ese diputado. Pongamos dos ejemplos:

Circunscripción pequeña: Zamora reparte tres escaños. Estos fueron los resultados de las pasadas generales allí, con uno para PP, PSOE y Vox por obtener la cifra más alta en el primer reparto. Los populares obtienen el primero directamente por ganar las elecciones en la zona. El PSOE obtienen el segundo por conseguir 32.747 en ese reparto, cifra más alta que los 16.747 del PP en el segundo reparto. Y Vox logra el tercer escaño por sacar la tercera cifra más alta en esa división.

1º Diputado2º Diputado3º Diputado
PP33.49516.747,511.165
PSOE32.74716.373,510.915,6
Vox17.0368.5185.678,6
Unidas Podemos7.0013.500,52.333,6
Ciudadanos6.8353.417,52.278,3

Circunscripción mediana: Cantabria es un ejemplo más abierto. Allí, de, de cinco diputados, cuatro partidos obtuvieron representación.

1º Diputado2º Diputado3º Diputado4º Diputado5º Diputado
PP84.58342.291,528.194,321.145,716.916,6
PSOE76.02838.01425.342,619.00715.205,6
PRC68.83034.41522.943,317.207,513.766
Vox48.82724.413,516.275,612.206,79.765,4
Unidas Podemos15.6097.804,55.2033.902,23.121,8

Sánchez ya priorizó los enclaves pequeños en 2019

En la penúltima convocatoria de comicios nacionales de abril de 2019, antes de la segunda repetición en la democracia, el propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, priorizó las zonas más pequeñas del territorio para movilizar un voto que al final le permitió mantenerse en el gobierno tras irrumpir en Moncloa por la moción de censura a Mariano Rajoy. Como publicó El Independiente, en base a las previsiones de su comité electoral, la idea era dar un vuelco en las zonas decisivas. Lo consiguió en Cuenca, Guadalajara, La Rioja, Orense, Lugo, León, Cáceres, Burgos, Albacete, Ciudad Real, entre otros. Circunscripciones que por norma general suelen ser conservadoras. También Soria, Huesca, Palencia, Segovia, Zamora, Teruel donde mantuvo la misma representación pero superando al PP y logrando la primera plaza.

Tras la repetición en noviembre de 2019 al no poderse conformar gobierno, el PSOE perdió tres escaños, pero se mantuvo fuerte en esas provincias decisivas. La movilización en las zonas más afectadas por la despoblación será esencial en esta campaña para PSOE y PP, en definitiva, quien más puede movilizar en esos territorios. Vox, que ha crecido en las municipales y autonómicas, buscará mantenerse como tercera fuerza para no renunciar a su poder territorial