En el PNV contienen la respiración. Saben que en estas elecciones se juegan algo más que unos escaños. Los sondeos apuntan a un empate, algunos incluso hacia un 'sorpasso' de EH Bildu. La preocupación no llega a la desesperación sabedores de que es complicado que el candidato de Otegi, Pello Otxandiano llegue a la lehendakaritza. Para ello requeriría el apoyo del PSE. El presidente del partido asegura desde su despacho de Sabin Etxea que junto el PNV los socialistas estarán "más calentitos".

Desgastar a EH Bildu se ha convertido en la prioridad de la apática campaña vasca del 21-A. Para ello los jeltzales no están ahorrando actos y mítines, incluso en feudos de la izquierda abertzale. Recordar su pasado "duro" es una de las estrategias. Desmontar lo que consideran una impostura amable para atraer voto es parte del argumentario que emplea el PNV: "La cuestión es saber si el traje de Primera Comunión con el que se presentan ahora el día 22 dejará de ser blanco y serán los de toda la vida", asegura Ortuzar.

De su relación con Pedro Sánchez se limita a afirmar que ahora le cree más que la pasada legislatura, que su actitud hacia sus socios, por pura necesidad, ha cambiado. La relación, en cambio, no parece fluida. Ortuzar y el presidente del Gobierno no hablan desde el pasado mes de septiembre.

Pregunta.- Estos días ha quedado patente que el fútbol moviliza mucho más que la política. ¿Tiene un problema la clase política que es incapaz, incluso en campaña electoral, de captar la atención de la ciudadanía?

Respuesta.- Tenemos que asumir que la normalización política es esto. La normalización política en Euskadi tiene como consecuencia una bajada del diapasón de la confrontación y discursos políticos. Esto hace que la gente vea con cierto desapasionamiento la política. Salimos de la pandemia que nos ha dejado tocados como sociedad y estamos ajustando cuentas como sociedad y ese ajuste de cuentas una parte de la sociedad lo está haciendo  con la clase política en general. Hay que buscar un culpable, pues ‘los políticos’ como si todos fuéramos iguales. Antes éramos más de grupo, gregarios, y después de la pandemia hemos salido un poco más individualista, más del qué hay de lo mío y de los que están como yo.

P.- Usted ha dicho en varias ocasiones que la movilización será clave el 21-A. Qué la primera semana de campaña se caracterice por la apatía, ¿lo ve como un problema?

R.- Es un indicador que no es positivo. Pero es verdad que la sociedad vasca democráticamente está muy madura. No tenemos que estar quince días dándole la matraca para que vaya a votar. La campaña tiene un perfil bajo. Ha empezado en la Semana de Pascua, hemos tenido lo del Athletic, el fallecimiento del lehendeakari Ardanza… Todo eso ha hecho que la atención de los medios se haya proyectado hacia eso y no tanto sobre la campaña. No tiene por qué tener una relación directa sobre la participación de la gente. Tengo confianza que la gente irá a votar el día 21.

P.- El CIS augura un ‘sorpasso’ de EH Bildu sobre el PNV. ¿Las encuestas del partido también apuntan en la misma dirección?

R.- Le voy a hacer una confesión, no estamos haciendo encuestas. Nos fiamos de las que hay, ¿para qué vamos a gastar dinero? Nos da la sensación de que todo está tan abierto, tan igualado. Que en diez días en los que no ha pasado nada relevante bajes cinco puntos en la estimación de voto y otro partido suba otros cinco… no dudo que las encuestas estén bien hechas, pero... Cuando oigo el término ‘cocina’, yo soy bastante ‘salsero’, cocinero, sé lo que influye echar más o menos sal o pimienta.

P.- Pero todas apuntan en la misma dirección…

R.- Está todo tan igualado que tendremos que esperar al día 21.

P.- ¿Cómo de movilizada ve a la militancia y a sus votantes?

R.- A la militancia sí la veo movilizada. El PNV es un partido que suelo comparar con una cebolla y sus capas. Nosotros tenemos muy prietas, muy fuertes, las capas interiores. Donde tenemos algún problema es en las últimas capas, en el final. Son las que nos van a dar el triunfo o nos van hacer pasar apuros. Si la gente de la periferia, de la última capa, va a votar el PNV ganará en votos y escaños. Si esa gente, que puede ser la que hace ochos meses se quedó en casa, se sigue quedando en casa, efectivamente pasaremos apuros y estaremos en ese esquema de empates que pronostican las encuestas.

P.- Hace cuatro años, menos aún hace ocho, no hubiera imaginado verse en este escenario de posible empate o incluso ‘sorpasso’ de Bildu. ¿Qué ha pasado en estos  años para que el PNV haya perdido fuelle?

R.- Discrepo en lo de perder fuelle del PNV. Los resultados que nos dan las encuestas son los que tuvimos en 2016. Otra cosa es que el 2020 y 2019 tuvimos un pico hacia arriba. Cuando uno hace cumbre lo que le queda es volver a su sitio. Aquí no es tanto que el PNV pierde fuelle como que Bildu lo gana y lo gana a costa de comerse toda la izquierda españolista a la izquierda del PSE.

Bildu va ahora con traje de Primera Comunión pero el día 22 se lo quitará y ya no será blanco, será la izquierda abertzale dura de toda la vida"

P.- Participar de la alianza de apoyo a Pedro Sánchez, ¿ha perjudicado al PNV?

R.- No lo creo especialmente. En las encuestas se ve que el electorado se autodefine más de centro izquierda que otra cosa. Creo que nuestro electorado habrá entendido bien que tengamos que hacer eso. No veo a nuestros votantes en connivencia con el PP, sobre todo con este PP tan duro, agreste y ultramontano que expresa ideas tan duras contra el autogobierno , el progreso, los servicios públicos. No veo que por ahí nos venga una factura política.

P.- Usted asegura que el PNV no es un partido de derechas…

R.- No, no lo es.

P.- En qué lugar del espectro ideológico lo sitúa, ¿el centro izquierda?

R.- Somos un partido progresista que aplica políticas socialdemócratas. A la socialdemocracia se puede llegar desde el Marxismo, pero también desde el humanismo de la justicia social que siempre ha defendido el PNV. Por eso creo que el término más ajustado es progresista.

P.- Su diagnóstico es que la pérdida de sus votos se ha ido a la abstención y no a otros partidos. ¿Por qué les han dejado de votar casi uno de cada cuatro votantes?

R.- No habrá una sola razón. Nos pasan factura. Parte por la pandemia. Otra seguro que cree que hemos cometido errores y hemos pisado el callo a algunos colectivos que se han sentido agraviados por nuestra acción. Otra parte se ha quedado en casa porque quizá no le ha emocionado lo que sucede en la política.

P.- La opción de gobernar con el PSE es la primera que tienen sobre la mesa, la prioritaria. ¿Gobernar con EH Bildu está totalmente descartado?

R.- Sí. Además, ellos no quieren. Bildu quiere hacer lo contrario que el PNV. Ellos explican su campaña con el totem del cambio para hacer lo contrario que el PNV. No tiene sentido un acuerdo, somos el agua y el aceite, la noche y el día, lo blanco y el negro.

P.- ¿Por qué el PNV arremete con dureza en esta campaña contra la izquierda abertzale recordando su pasado de apoyo a la violencia? Lo han subrayado como no hacían hasta ahora…

R.- Porque cuando uno va a una campaña electoral no puede pretender hacer un paréntesis de cuatro o cinco días en el que parezca que vas vestido de Primera Comunión. Este país tiene memoria. Hemos pasado página, hay que pasarlas, soy partidario. No quiero revanchas ni ajustes de cuentas. La convivencia de este país es tan importante que los partidos democráticos tenemos que hacer un ejercicio de responsabilidad y generosidad. Pero no puede ser que ahora vengamos con una gran impostura. Están diciendo cosas que todos sabemos que no las han puesto en práctica nunca. Ahora se presenta de otra manera. No es ser duros con ellos.

La legislatura dependerá de la pelea entre ERC y Junts. Tras las elecciones pueden saltar chispas que prendan un fuego en Madrid"

P.- Ustedes han sido los primeros en reprochar al PP que siempre recurre al argumento de ETA en elecciones…

R.- No hemos sacado el argumento de ETA. Lo que decimos a la gente es que piense si estos son de fiar. ¿Estos que ahora vienen de Primera Comunión, son así? ¿O debajo del traje blanco de Primera Comunión sigue estando la izquierda abertzale de toda la vida, la dura, la que manda, la que en este país conocemos bien? La clave es qué hará a partir del 21-A. Puede ser que la izquierda abertzale haga un planteamiento para el día 21, para ser un ‘imantador’ de votos pero que a partir del día 22 se quite el traje de comunión, que ya no será blanco, serán los de toda la vida. Esto puede pasar.

P.- El PSE ha dicho que no va a gobernar con EH Bildu. Andueza lo afirmó con delante del presidente Sánchez. ¿Se fía de Andueza o teme que pueda ‘cambiar de opinión’ como hizo Sánchez? ¿Han hablado sobre esta cuestión?

R.- En política la confianza es un valor subjetivo y coyuntural. La clave es que el día 21 el PNV logre un buen resultado, inapelable, que haga que el PSE ni se lo piense. Entiendo las manifestaciones de Eneko Andueza. Por supuesto que hemos hablado y me creo lo que él dice. Pero la política española ha entrado en unas derivadas de tal magnitud que donde dije digo Diego... Por eso lo mejor es que si la gente quiere que gobierne el PNV nos den los votos. A partir de ahí, el PSE verá que está más calentito cerca del PNV que en una aventura que no acierto a ver el final que tendrá para ellos.

P.- ¿Se atreve a hacerme un pronóstico de escaños?

R.- No es fácil. Ninguna encuesta da unos datos de participación cerrados. Están en una horquilla entre el 58% y 70%. Ahí puede haber tal volubilidad de escaños que sería por mi parte irresponsable decir. Mi aspiración es ganar en votos y escaños.

P.- Ahora tiene 31 escaños. ¿Obtener 28 parlamentarios sería ‘salvar los muebles’ o un fracaso?

R.- 28 eran los que nos tocaban hace cuatro años, luego fuimos rascando de un lado y otro y terminamos en 31. Con ese resultado ganaríamos las elecciones, pero dependerá de factores como si aguantan Podemos y Sumar, si entra o no Vox, qué evolución tiene el PSE, si el PP sube o baja. Se pone el foco en el PNV y es lógico, porque somos el mayoritario y tenemos la lehendakaritza pero aquí todo el mundo tiene el foco puesto.

El PNV es como una cebolla, un partido con capas. Si la última no va a votar, pasaremos apuros"

P.- Hace ocho meses dijo que la credibilidad de Sánchez en una escala de 0 a 10 estaba en un 5. ¿Dónde la sitúa ahora?

R.- Hoy, por necesidad suya, está un poco más arriba. Ahora sí que nos necesita a todos. Sabe que o cumple o le podemos quitar la escalera y quedarse colgado con la brocha. Eso le ha hecho entrar en unos parámetros de gobernabilidad distintos a los de la legislatura pasada.

P.- Si al PSC le va bien en las elecciones catalanas de 12 de mayo, ¿habrá adelanto de elecciones en España?

R.- Más que por la situación del PSC diría qué puede depender del proceso político que se desencadene en los dos partidos nacionalistas catalanes, en Junts y ERC. No sé si van a entrar en un proceso de pelea política de tal calibre que salpique a Madrid. Además, hay un proceso importante como el de la amnistía que ambos partidos van a querer proteger. Puede darse la situación de que en esa pelea política entre los dos partidos nacionalistas salten chispas que prendan algún fuego en Madrid. Creo que Sánchez estará mirando con atención no sólo  el resultado del PSC sino también la evolución política de la lucha entre ERC y Junts.

P.- Hay medios que han publicado que el PNV contempla ya elecciones generales en otoño. ¿Es así?

R.- No especialmente, pero no sería descartable. Más por el tablero catalán que por el nuestro. Si hay alguien interesado que perviva Sánchez es Bildu. Nosotros no tenemos ninguna intención de desestabilizar el mapa político español, en ningún caso. La situación catalana puede hacer girar las previsiones de Sánchez. El no quiere, no veo el PSOE dando al botón rojo del adelanto electoral, iría obligado a esa situación.

P.- ¿Ha hablado recientemente con Sánchez?

R.- No.

P.- ¿Hace cuánto que no hablan?

R.- Un tiempo ya. Desde después de verano.

P.- Para ser un socio preferente no parece que el diálogo sea fluido.

R.- Pero tenemos mucha relación con los ministros. Sólo recurro al ‘teléfono rojo’ cuando hace falta. Si las cosas van bien cada uno ya sabe lo que tiene que hacer.

P.- ¿El futuro de la legislatura dependerá sólo de la situación catalana?

R.- Una prueba de toque será ver si se aprueban los presupuestos en otoño. En junio o julio empezarán con la tramitación del techo de gasto y ahí ya veremos escarceos. Cuando presenten el presupuesto en septiembre veremos qué espíritu, qué nos dice eso. Si no hay presupuestos creo que le va a ser complicado al Gobierno salir adelante.

P.- ¿Por qué el PNV apenas ha alzado la voz con el ‘caso Koldo’?

R.- Hemos hecho lo que tenemos que hacer. Hemos votado a favor de todas las comisiones, de todas las medidas. Somos un partido responsable. La política española está instalada en la sobreactuación, la exageración, la hipérbole permanente. Es un caso en manos judiciales. Abrase una comisión de investigación, sí, pero dejemos de poner en marcha el ventilador de la porquería..

Con el PP de De Andrés es mejor no hablar. Es ultramontano, está yendo más allá que Mayor Oreja"

P.- Contrasta su tono moderado, cuando ustedes apoyaron una moción de censura por un caso de corrupción que afectaba al PP.

R.- Entonces había una sentencia. Aquí estamos empezando un camino judicial. Las distancias son abismales. Ya veremos en qué acaba esto. Lo que nadie puede esperar del PNV es que en estos temas actuemos por impulsos electoralistas. Pasarán las elecciones y el ‘caso Koldo’ seguirá ahí. Veremos si hay sentencia y será entonces cuando pediremos absolutas responsabilidades. Sea quien sea.

P.- No habla desde final del verano con Sánchez. ¿Hace cuánto que no habla con Feijóo?

R.- Desde antes de verano.

P.- Si el PNV y el PSE no sumaran mayoría tras el 21-A. ¿Se apoyarían en el PP?

R.- No va a pasar. El PP en el País Vasco está como un pulpo en un garaje, no sabe a lo que va. Está jugando todo a dos razonamientos contradictorios. Uno, desgastar al PNV, el PNV que ‘mató a Manolete’, es el responsable de todo. Y luego dicen que si nos necesitan, pondrán precio. Nosotros no vamos a pedirle al PP nada. Con este PP casi es mejor no hablar. Es un PP ultramontano, trabucaire, es difícil de reconocer el PP, están yendo más allá que el propio Mayor Oreja.

P.- ¿Ve Javier de Andrés más allá que Mayor Oreja? ¿En qué?

R.- En algunas cosas de las que está diciendo sí. Toda la transmisión que está haciendo sobre las instituciones vascas y su gestión es de un populismo lamentable e incierto. El quiere minar al PNV y para eso emplea la mentira y la manipulación, le da igual. Es lo que hacía Mayor Oreja con el tema de ETA, ahora De Andrés lo hace con los servicios públicos.

P.- El PNV afronta en unos meses la renovación de sus estructuras. Usted ha defendido la necesidad de una renovación generacional. ¿Le gustaría seguir como presidente? ¿Aceptará que las bases le propongan?

R.- Yo no decido. Tengo un sentido de la disciplina, uno de los valores del PNV. Nosotros tenemos que escuchar primero al partido antes de que el partido nos escuche a nosotros. No va a haber problema ni para quedarse ni para irse. Yo soy partidario de las renovaciones, además teniendo banquillo es bueno que sea así. Pero eso lo tiene que decidir el partido.

P.- ¿Le molesta que una etiqueta de partido ‘viejuno’, menos joven, se haya instalado?

R.- Sí, pero no es verdad, tenemos los candidatos más jóvenes.  Eso lo instala la izquierda abertzale, pero si uno mira las imágenes de sus actos y mítines hay tantas calvas y coronillas y pelos blancos como en las nuestras. Una de las cosas que nos debiera preocupar a todos es que la militancia empieza a ser muy mayor, la juventud está desenganchada de la política. Hay un movimiento de jóvenes que están yéndose a opciones extremas de derecha. Ojo, cuidado que eso nos puede venir a Euskadi. Calvas y coronillas tenemos todos en los mítines.