La Policía Nacional rastrea desde hace días las diferentes vías por las que puede haberse fugado Karim Bouyakhrichan, alias Taxi, uno de los capos más buscados de Holanda considerado un líder de la Mocro Maffia y que por un evidente error judicial en España se ha escapado, a pesar de que se le había retirado el pasaporte por riesgo de fuga. Fuentes de la investigación consultadas por El Independiente aseguran que los esfuerzos se centran principalmente ahora en la búsqueda en Marruecos.

Cuando en diciembre la Unidad de Droga y Crimen Organizado (UDYCO) de la Policía lanzó una operación para el desmantelamiento de uno de estos clanes de drogas afincados en Málaga, los agentes sospecharon que se había producido una filtración. Cuando llegaron a detener a Bouyakhrichan, su padre, su madre y sus hermanas habían huido a su ciudad natal, Nador (Marruecos) desde Melilla. Ninguno pudo ser detenido entonces, si bien sólo el hecho de que lo fuera este capo ya fue motivo de felicitaciones para los miembros del Ministerio del Interior que llevaban más de un lustro tras él.

Por ese vínculo con el país musulmán y porque suele ser "lo normal" en estos casos, la UDYCO centra ahora el tiro en la búsqueda en este país. El mafioso que había amenazado a la princesa de Holanda Amalia de Orange residía en Málaga y no contaba con pasaporte porque el juez se lo había retirado en enero, por lo que un posible camino de salida pudo haber sido a través del Estrecho, donde las narcolanchas cruzan a sus anchas en cuestión de minutos.

Las autoridades holandesas han trasladado al magistrado de la Audiencia Nacional Ismael Moreno, a quien habían solicitado la extradición de este capo, su malestar y preocupación porque ahora este violento cabecilla del narcotráfico esté en paradero desconocido. Una de las características de la Mocro Maffia es que sus integrantes son principalmente de origen magrebí por lo que este hecho se suma a los motivos de la búsqueda en territorio alauí. "Son árabes de segundas y terceras generaciones que se han asentado en Países Bajos y que son muy violentos", los describe una fuente de la lucha Antidroga.

Allí han llegado a desafiar al Estado con la amenaza a miembros de la Casa Real o al primer ministro Mark Rutte, pero las fuentes consultadas señalan que es un error verlo como algo externo porque ya han penetrado en España y lo que ha ocurrido es buena prueba de ello.

Un evidente error judicial

En enredo jurídico de este caso provocó que este martes fuera complejo explicar cómo había ocurrido la fuga y de quién era exactamente la responsabilidad. Se habló de descoordinación judicial, sin embargo, algunas fuentes apuntan a una evidente decisión judicial equivocada al haber dejado a este peligroso líder de la mafia en libertad provisional. Incluso, algunas voces se preguntan si es que los jueces son inmunes a la corrupción. Apuntan que, igual que los policías, los guardias civiles o los vigilantes de Aduanas pueden formar algún eslabón de esta red con solo mirar hacia otro lado, en el caso de la Justicia no tiene por qué ser distinto. "Hay que empezar a pensar que cualquier institución del Estado está en el punto de mira de ellos. Buscan penetrar en las estructuras del sistema", reflejan.

El crimen organizado se aprovecha de la cantidad de dinero que mueve la droga para desatar la corrupción. "La situación es muy grave, gravísima, pero no nos queremos dar cuenta", advierten. El propio ministro de Presidencia y Justicia, Félix Bolaños, resaltó ayer que se trataba de "una noticia preocupante, así la valoramos" y expresó su deseo de que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado lo vuelvan a poner a disposición judicial cuanto antes. Otro alto cargo de Interior advierte, sin embargo, de que el daño reputacional de España por esta fuga es "terrible". El malestar en la Fiscalía Anticorrupción, que se ha opuesto de forma constante a la libertad de Bouyakhrichan, también es palpable.

Para entender el embrollo judicial hay que mirar en los dos extremos en los que se anuda: Málaga y Madrid. De un lado, el Juzgado de Instrucción número 4 de Marbella mantenía una causa abierta contra el líder de la mafia por un asunto de blanqueo de capitales por el que la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) participó en su detención el pasado 9 de enero. Fue arrestado junto a otras seis personas en la Costa del sol y se desmanteló una compleja estructura que lavaba dinero del narcotráfico. Se bloquearon cientos de cuentas, se incautaron cientos de viviendas y se accedió a tres millones de euros. El titular de ese juzgado encarceló a Bouyakhrichan tras la petición de la Fiscalía al apreciar riesgo de fuga.

Pero su abogado, quien por cierto ha declinado hacer declaraciones para este medio, recurrió y en una decisión que pocos alcanzan a entender la Audiencia Provincial de Málaga decidió darle la razón. Tres magistrados firmaron la libertad provisional del delincuente en febrero porque, si bien aprecian riesgo de fuga, creen que hay medidas "menos gravosas" que estar entre rejas así que lo emplazaron a pagar 50.000 euros y a firmar todos los días 1 y 15 de cada mes en un juzgado. Poco más de un mes estuvo en un centro penitenciario.

A algunos la fianza les parece ridícula habida cuenta de las cantidades que se mueven a esas escalas del narcotráfico y teniendo presente que a otros acusados como Dani Alves se le ha requerido un millón de euros.

Paralelamente a este hecho, el juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno recibía en Madrid la Orden Europea de Detención y Entrega (OEDE) cursada por Holanda para llevarse a Bouyakhrichan. Moreno preguntó a Málaga, pero como el capo tenía cuentas pendientes con la Justicia allí no podían entregarlo todavía. Cuando Holanda fue consciente de que lo habían dejado en libertad realizó una ampliación de la orden de entrega e hizo hincapié en los delitos tan graves que pesan en ese país sobre él. El 15 de marzo la Audiencia Nacional reactivó la orden de detención y citó al mafioso, pero ya era muy tarde. El capo no apareció. Este martes fuentes del órgano confirmaron que se ha dictado una orden de búsqueda y detención internacional.

Casa Real

La noticia en enero de la detención de uno de los principales capos de la Mocro Maffia desató la alegría en las instituciones holandesas, incluida la Casa Real. En palacio son conocedores del riesgo y del peligro de la Mocro Maffia, hasta el punto que la heredera, Amalia de Orange, ha tenido que recluirse en España durante un año para poder seguir yendo a la universidad ante las amenazas de muerte que pesaban sobre ella.

"España siempre se siente como un cálido abrazo. No sólo para nosotros, sino también para nuestra hija mayor", dijo el rey Guillermo de Holanda durante la reciente visita de los monarcas españoles a su país. Se refería, entre otras cosas, al dispositivo que el Ministerio del Interior ha tenido desplegado durante casi un año para proteger a su hija en Madrid, donde continuó sus estudios hasta finales de 2022.

La protección se llevó a cabo por la Policía Nacional, quien siguió sus movimientos y protegió su vivienda, donde estaba de incógnito, 24 horas durante los siete días de cada semana.

La principal amenza para Amalia era Ridouan Taghi, el líder de una de las secciones de la Mocro Maffia más violentas. En prisión desde 2019, había puesto precio a la princesa: primero para secuestrarla y más tarde para asesinarla. Se cree que era su manera de poder negociar su salida de la cárcel, en un proceso judicial que comenzó en 2021.

Hace unas semanas, Taghi, primo de un narco asesinado en Marbella en 2014, fue condenado a cadena perpetua. Los servicios secretos holandeses calcularon que así la amenaza para la heredera había rebajado su intensidad. Sin embargo, la fuga de Bouyakhrichan, a pesar de ser de otro clan, harán replantearse las medidas de seguridad de la hija del rey de Holanda.