Si hay una tesis para Soraya Rodríguez (Valladolid, 1963) de cara a las próximas elecciones europeas y, por qué no decirlo, para el futuro político de este país, es que hay espacio para una alternativa de izquierdas no nacionalista en el juego electoral español. Con esa premisa, su nuevo partido, Izquierda Española, aspira a conseguir representación y hacerse un espacio entre el sector más moderado de la izquierda nacional. En defensa de la igualdad y alejado de los pactos con el separatismo. Algo que cuestiona a Pedro Sánchez. Lo hizo en la tarde de este lunes, durante la presentación del que es su nuevo libro, Cinco años en Europa. En el The Mint Roof de la madrileña calle de Gran Vía. Allí estuvo acompañada por el director de esta cabecera, Casimiro García-Abadillo, así como por el periodista José Maniel Calvo Roy, en calidad de moderador.

La aún parlamentaria de Renew Europa y columnista de El Independiente repasa en su manuscrito distintos momentos experimentados en esta legislatura europea mediante una recopilación de discursos y artículos publicados en este digital. Y entre ellos, se muestra crítica con la amnistía, un capítulo que no le gustó incorporar. En una jornada marcada por la declaración institucional en la que Sánchez alejaba la posibilidad de dimitir como jefe del Gobierno, la valoración de Rodríguez, de reconocida trayectoria socialista, ha sido uno de los momentos más destacados de ésta presentación. Hay que recordar que durante más de una década ha integrado el comité federal del PSOE, ha ejercido de secretaria general en Castilla y León, su tierra, o como portavoz del Grupo Socialista en el Congreso de los Diputados.

Rodríguez definió el movimiento de Sánchez como "una mascarada indignante para poner más piedras en el muro". Consideró que, aprovechándose de un tema distinto, como es la escasa transparencia en lo que a explicaciones de las relaciones laborales de su esposa, Begoña Gómez, se refiere y cómo afecta esto al Ejecutivo, Sánchez ha buscado "otro objetivo" político. Y eso, mediante el uso de instituciones como la Corona. Porque ir a ver al Rey, como hizo Sánchez antes de su comparecencia en Moncloa, solo responde tradicionalmente a "un anticipo de elecciones o una dimisión inminente". Algo que no se ha hecho. "Se ha intentado que los españoles miremos el dedo para no ver la luna", añadió seguidamente.

La amnistía supone un acto de corrupción política, al menos en los términos en los que se ha planteado, tras la negativa de la cúpula del PSOE

Soraya Rodríguez

Estratégicamente ella entendió que se trata de una "equivocación" de Sánchez, que ahora "sale mucho más débil". Todo, "aunque [José Félix] Tezanos", el director del CIS y en la picota constantemente por favoritismo, según la oposición o partidos como Podemos, al PSOE en sus valoraciones, "diga que sube casi diez puntos". "El Gobierno y su líder ha cometido un grave error que perjudica", además, "a los españoles". Y advirtió, además, con la presencia de conocidos exiliados cubanos, venezolanos o nicaragüenses, durante el evento, de su preocupación por la posibilidad de reformas que justifiquen el "punto y aparte" por el que ha optado Sánchez; para su lucha contra "el fango". "Tengo miedo de que lo único que les pueda unir [con Sumar y el resto de aliados de la legislatura], sean las reformas que pongan en cuestión las libertades que nos unen a todos".

Porque, como recalcó, éste continuismo no resuelve los problemas anteriores, "hay una mayoría de investidura, pero no de gobierno". Y la vicepresidente Yolanda Díaz "ha dicho que se acabó el pactar el Poder Judicial con el PP [lo sugirió su grupo parlamentario el pasado jueves]. Le parece mejor hacerlo con EH Bildu o con [Carles] Puigdemont". "Cómo puede ser que esto [pactar con quien han ido contra la justicia o han ejercido el terrorismo] sea una medida de progreso". "Me preocupan las consecuencias", aseguró en la ponencia.

Un inciso sobre esta cuestión la hizo García-Abadillo, que lamentó que, lejos de convocar elecciones, mediante lo cuál Sánchez podría haberse justificado y apostar por una especie de plebiscito dejando "la voz al pueblo", ha preferido continuar como si nada. "No nos informa de qué es lo que quiere hacer contra ese fango", lo que genera incertidumbre, ni las conclusiones a las que le han llevado esa reflexión". "Me parece un acto enorme de irresponsabilidad, porque no es un funcionario que se coge tres días, sino el presidente, y le gusto o no, tiene responsabilidades", valoró el director de El Independiente. En añadido, esperó "una ofensiva" contra medios y jueces, como, por ejemplo, con la Ley de Enjuiciamiento Criminal. "El daño que ha hecho Podemos, su ideología, lo vemos ahora. Ellos han desaparecido, pero el veneno está aquí", lanzó.

De relieve puso Rodríguez que mientras que conservadores, liberales y socialdemócratas son capaces de llegar a acuerdos en Bruselas, en España prima "el oportunismo político" y "la polarización" como forma de "supervivencia política". "Eso no solo genera problemas sociales, también de gobernabilidad". Pero calificó de "mentirosa" esa polarización e "ineficaz para el desarrollo de nuestro país". Para García-Abadillo, para rebajar la polarización, la "principal amnistía" que hay que hacer "es con el principal partido de la oposición", el PP. Porque se ha llegado a un extremo en que el Gobierno ha difuminado las fronteras entre la derecha clásica y Vox, "que sí quieren acabar con el proyecto europeo", por ejemplo.

Uno de los contrapuntos a esa crispación, para el director de este medio, es Rodríguez. "Me fijé que una de las personas que más podía aportar era Soraya. Trabaja los artículos y destaca por su coherencia". García-Abadillo reivindicó la suma que su firma hace a la "apuesta modesta" por la información internacional del diario. Con "una próxima corresponsalía en Bruselas" y el trabajo de periodistas de la trayectoria de Ana Alonso, ex corresponsal en Berlín con El Mundo, y responsable de la sección y afincada, ahora, en Varsovia, eje desde el que contemplar buena parte de las políticas que afectarán a la UE en los próximos meses; y de Francisco Carrión, ex corresponsal en Egipto, también en el mismo diario.

La amnistía, "un acto de corrupción política"

Así de contundente se mostró Rodríguez, que pese a coincidir con Vox en esos términos se abrió camino entre la dicotomía fascista-sanchista a la que cree que está siendo empujada la mayor parte de la sociedad. Para ella, la que de momento es la ley de legislatura, la de amnistía, y que tanto protagonismo ha cobrado en los últimos meses en el Parlamento Europeo, supone "un acto de corrupción política". Al menos "tal y como se ha planteado en España". A cambio de una investidura, y tras "negarse" la cúpula del PSOE previamente a las elecciones de julio a ir más allá de los "indultos". Y "pactando impunidad en una mesa" o en una sala con un cuadro del 1 de octubre de fondo en el despacho de Puigdemont de la Eurocámara.

"Puedo entender que haya gente que piense que es buena, pero no que aquellos que pensaban que no cabían", como yo u otros, "después de hacerlo se atrevan a colocarnos en la ultraderecha" cuando no nos hemos movido. En España "hay más gente progresista", afirmó, de hecho "ha gobernado más veces que la izquierda". Hay gente que defiende la unidad territorial y que comparte eso con el PP, pero "no va a votarles". Y que también lo hace "con la Constitución". "¿Estar de acuerdo con ella te convierte en ultraderecha? ¿Ahora somos los primos de Le Pen? Pero si es fruto de grandes acuerdos?", opinó Rodríguez, defendiendo, con ello, la candidatura de Izquierda Española, con el cabeza de lista y líder, Guillermo del Valle, allí presente. "A mí me duele el PSOE, porque ha sido mi casa durante muchos años. Si sucediera en el PP no me dolería tanto, pero sí me indignaría", apuntó.

Me duele el PSOE, porque ha sido mi casa durante muchos años. Si sucediera en el PP no me dolería tanto, pero sí me indignaría

Soraya Rodríguez

Las dos grandes cuestiones que han marcado a Rodríguez durante la legislatura es el trabajo en la comisión de Asuntos Exteriores, focalizado en la subcomisión de Derechos Humanos, ámbito en el que tiene experiencia tras su paso por la Secretaría de Estado nacional de Cooperación Española, y especialmente en lo que respecta a los regímenes totalitarios. Por otro lado, la cuestión del medioambiente y la emergencia climática son claves para ella. Entre otras cosas, además, se queda con el trabajo hecho dentro de los liberales, con el sello puesto en el Pacto Verde, que es "un pacto económico", pero, especialmente, "me iré con el haber sido responsable de Renew de la primera directiva contra la violencia de género". Algo que, según destacó, la Ejecutivo de la UE rechazaba. Ello ha quedado reflejado en el libro. Igualmente, su experiencia en viajes junto a una delegación de la Eurocámara a Kyiv (Ucrania) o al paso humanitario de Rafah (Gaza).

De cara a las elecciones europeas, Rodríguez espera que el debate no quede en el patio nacional, ni reducido a un debate de buenos y malos. "Espero que los constitucionalistas se puedan abrir paso (…) y plantar cara a la ultraderecha, pero también a la izquierda populista".

La síntesis final de la charla ha sido que, en este nuevo mandato, Europa y España estará "frente al espejo" de lo que supone ser una unión de países, más allá de lo económico y con la amenaza de expansionismo de Putin y Rusia en el fondo. "Si creemos en Europa hay que asumir la subida del presupuesto en Defensa o que vamos a perder una parte de nuestra soberanía, pero hay que visibilizar esa cara. Tus artículos nos han enseñado eso", dijo García-Abadillo, quien alertó de que los movimientos populistas de derecha, pueden alcanzar hasta los 200 escaños, que serían decisivos, entre Conservadores y Reformistas, Identidad y Democracia, y la Fidesz del húngaro Viktor Orbán. "Ucrania no es solo Le Pen o Alternativa para Alemania, también es Puigdemont, que ha tenido contactos con los rusos para desestabilizar la democracia", reflejó Rodríguez.