El martes hacía calor en Madrid. De hecho, estar al sol era casi inaguantable. Pero a las 12:30 de la mañana un grupo de estudiantes de diversas universidades madrileñas estaba instalando frente a la Casa del Estudiante de la Complutense las tiendas de campaña donde tienen pensando dormir durante los próximos días. No parecía el mejor momento, por lo menos en cuanto al tiempo se refiere, pero los propios alumnos quisieron ver la parte positiva. "Al menos no nos va a llover", suspiraban.

La consigna de la acampada era clara: protestar contra el "genocidio" que Israel está llevando a cabo en la Franja de Gaza y "denunciar la complicidad de las universidades y del Gobierno de España" con estos hechos. De esta manera, siguiendo el ejemplo de los estudiantes estadounidenses, los alumnos madrileños iniciaban una protesta que, aseguraron, es "indefinida" e irá ganando cada vez "más apoyos".

A media tarde habían convocado una "asamblea" para ver cómo se organizaban. Porque, al menos en ese momento, lo único que tenían claro era que habían llegado para quedarse. "¿Quién va a querer que le compremos comida"?, preguntaba uno de los portavoces micrófono en mano. "¿Pero solo para hoy o para todos los días?", cuestionaba otra alumna del público. En su plan hay muchas lagunas, y ellos mismos lo saben. Pero esperan ir puliendo los detalles en los próximos días. Por ejemplo, cómo van a hacer para que los veganos y los celiacos no tengan problemas, como recordó otro estudiante. Y quién se va a encargar de la comida de los que no puedan acudir a las sucesivas asambleas.

Asamblea de los estudiantes. ISRAEL CÁNOVAS

Pero todas esas dudas desaparecen cuando se les pregunta, directamente, por qué participan en la acampada. Hay muchos que prefieren no contestar ni dar sus nombres por si les trae alguna repercusión. Pero los que sí quieren dar la cara no tienen problema en expresar lo que sienten, y su discurso suena casi calcado. "Estamos aquí para que se visibilice un poco el genocidio que está sufriendo Palestina y se actúe", comenta Sara, que tiene 23 años y estudia Historia del Arte en la Complutense. Su compañera Rania apunta en la misma dirección: "Queremos reivindicar el corte de relaciones con el estado genocida y sionista de Israel y ver si nuestras instituciones académicas reacciona ante ello".

Otro tema es lo que piensen sus padres. Rania explica que no se habla mucho con ellos, pero se muestra convencida de que no le regañarían si se enteran, y simplemente se limitarían a decirle que llevara cuidado si la Policía se presenta para desalojarles. Sara tiene más dudas: "No les he dicho que estoy aquí, pero se van a enterar. Y seguramente haya movida familiar y bronca", explica. Apenas un minuto después le llega un mensaje al móvil. "Es mi padre, dice que le llame", asegura.

Rania (izquierda) y Sara (derecha), estudiantes de Historia del Arte en la Complutense. ISRAEL CÁNOVAS

Chaymae y Zineb tienen 20 años, y son dos españolas de origen marroquí. La primera estudia un doble grado de Derecho y Estudios Jurídico Militares, y porta en la cabeza una kufiya, el clásico pañuelo palestino blanco y negro. La segunda cursa Derecho, y lleva puesto un hiyab azul, el pañuelo tradicional islámico. Ambas relatan que, en su caso, sus padres les han dado todo su apoyo.

"Queremos dejar claro que no formamos parte de este genocidio. Esperemos que todo esto tenga más repercusión y la gente se de cuenta de lo que está pasando, porque cada día va a peor. Se han hecho muchas manifestaciones y no hemos visto solución. Pero venir aquí es un plus, y queremos ver si esto hace despertar a la sociedad", deslizan. Aunque, según explicaron, tenían aún pendiente comprarse la tienda de campaña para poder trasnochar allí.

El improvisado campamento parece sacado de cualquier festival de música. Entre la maraña de tiendas -algunas de ellas realmente grandes- muchos charlaban en corro, otros descansaban y la mayoría trataba de darle los últimos retoques a su carpa. Y los que ya estaban instalados se ayudaban entre sí para pintar pancartas con lemas reivindicativos. Pero, como no dejan de ser estudiantes, no faltaban aquellos que repasaban el temario apuntes en mano. Y es que, aunque pretenden 'vivir' allí, tienen previsto seguir acudiendo a clase con normalidad organizándose por turnos.

La expansión de las protestas

Entre los estudiantes predomina la sensación de que esto es sólo el principio. La mayoría están convencidos de que la expansión de las protestas es imparable, aunque todavía ni siquiera se han planteado cómo puede acabar la suya, ni cuanto tiempo puede extenderse. Durante la tarde del martes, de hecho, ya circulaban rumores de que en el campus de Cantoblanco de la Universidad Autónoma de Madrid se estaba planificando otra acampada. Aunque ellos, por lo que se comentaba, querían hacerlo "por su cuenta".

"Estoy muy inspirado por lo que han hecho los estudiantes en EEUU, y creo que hay que expandir las acampadas a todo el mundo para terminar cuanto antes con el conflicto de Gaza", sostiene Robert, un inglés de 30 años que estudió Historia y español en su país y ahora vive en Madrid. "He venido porque quiero mostrar mi solidaridad con el pueblo palestino. En Inglaterra todavía no he visto que se haya organizado ninguna, pero estoy seguro de que lo van a hacer también", añade.

Robert (en el centro), acompañados de dos amigos durante la acampada. ISRAEL CÁNOVAS

"Estamos aquí para manifestarnos. Hemos visto que en todo el mundo han comenzado a hacerse acampadas de este estilo y hemos decidido unirnos a este movimiento porque creemos que es lo correcto. No vamos a quedarnos sentadas viendo cómo ocurre un genocidio en directo", deja caer Sonia Camacho, de 20 años y estudiante de un doble grado de Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad Autónoma. "De mi universidad hemos venido bastantes", asegura.

Sonia Camacho posa junto a varias de las pancartas desplegadas por el lugar de la acampada. ISRAEL CÁNOVAS

Uno de los que la acompaña es Sebastián, que tiene 22 años y estudia la misma carrera. "Nos ha parecido que era el momento correcto de actuar. Nosotros en la Autónoma ya intentamos reventar un acto con un exmarine americano esta semana, que al final no se produjo por el rechazo universitario. Y ahora hemos decidido sumarnos a esto junto con el resto de las universidades públicas de Madrid", remata el estudiante.

Sebastián, alumno de la Autónoma. ISRAEL CÁNOVAS