Este viernes 16 de mayo es el Día de España en la Expo Universal de Osaka 2025. Si no lo sabías, no estás solo. Pese a que se prevé que la exposición, a la que han acudido 158 países, reciba la visita de 28 millones de personas hasta octubre, la participación de nuestro país y su jornada especial han pasado inadvertidas en la mayoría de medios españoles. No tanto en Japón, donde desde hace décadas se cultiva una relación tan intensa como sorprendente, gracias a la afición de muchos japoneses por el flamenco o incluso la zarzuela, que tiene su propia asociación en Tokio.
Un pabellón que conecta océanos y culturas
El pabellón de España en la Expo de Osaka 2025, inaugurada el pasado 13 de abril, ha sido diseñado por los estudios Néstor Montenegro, Enorme Studio y Smart and Green Design, y toma como inspiración la corriente de Kuroshio, una de las más potentes del océano Pacífico. Esta corriente, que conecta simbólicamente las costas de Japón con otras partes del mundo, representa la idea central del pabellón: la interdependencia global y la relación histórica entre ambos países.
La arquitectura del pabellón evoca formas orgánicas marinas, con estructuras ondulantes, materiales reciclados y tecnologías sostenibles. El diseño busca reducir al mínimo el impacto ambiental y transmitir un mensaje de responsabilidad ecológica. A lo largo del recorrido, el visitante se sumerge en una experiencia multisensorial que recorre las costas españolas –del Atlántico al Mediterráneo–, poniendo el foco en la biodiversidad, la economía azul, la transición ecológica y el papel de la cultura como motor de transformación. El pabellón incluye contenidos sobre innovación científica, gastronomía y patrimonio natural, con un enfoque narrativo que combina emoción, conocimiento y tecnología. Es una apuesta por mostrar un país creativo, diverso y comprometido con el futuro.
Una expo sobre una isla artificial
La Expo 2025 se celebra en Yumeshima, una isla artificial de 390 hectáreas situada en la bahía de Osaka. Concebida en los años 90 como área de expansión urbana, centro logístico y terminal de contenedores, Yumeshima ha sido transformada para albergar el evento. Los problemas de cimentación ha elevado considerablemente su coste desde un presupuesto inicial de 125.000 millones de yenes (unos 770 millones de euros) hasta los 235.000 millones de yenes (más de 1.440 millones de euros).

El recinto de la Expo cuenta con una estructura emblemática, the Ring, un anillo de madera de 675 metros de diámetro que rodea el área principal de exposición. Este anillo, considerado una de las mayores estructuras de madera del mundo, sirve como pasarela y espacio de sombra para los visitantes. Sin embargo, su construcción ha sido objeto de controversia debido a su elevado coste, estimado en 35.000 millones de yenes (unos 220 millones de euros), y al hecho de que será desmantelado tras la Expo para dar paso a la construcción del primer casino de Japón, previsto para 2030.
Eduardo Guerrero, estrella del Día de España
En el Día de España en la Expo de Osaka, la representación principal de nuestro país correrá a cargo del bailaor gaditano Eduardo Guerrero, que presentará en el impresionante auditorio Shining Hat del recinto, diseñado por el arquitecto Toyo Ito, su pieza Debajo de los pies, inspirada en El jardín de las delicias de El Bosco. No es una elección al azar: Guerrero se ha consolidado como uno de los bailaores más radicales y escénicamente innovadores de su generación. Su espectáculo entrelaza el flamenco de raíz con elementos contemporáneos y performativos, envolviéndolos en una puesta en escena visualmente poderosa con dirección de Mateo Feijóo y el espacio sonoro de Los Voluble.

"La conexión entre el flamenco y Japón es real. Muchos de mis alumnos son japoneses. Allí aman el flamenco. Lo estudian. Lo sienten", ha declarado Guerrero, que no oculta la fascinación recíproca que siente por el país oriental: práctica danza butoh, se inspira en la gestualidad del teatro kabuki y dice con humor que le encanta el jamón ibérico pero también el ramen.
El flamenco, un puente insospechado
El caso del flamenco no es una anomalía. Japón es el segundo país del mundo con más escuelas de flamenco después de España. Hay revistas especializadas, cursos universitarios, festivales y un público entregado que ha seguido con devoción a figuras como Antonio Gades o Sara Baras. Pero hay otra expresión cultural española que también goza de una inesperada vitalidad nipona: la zarzuela.
Desde 2001, la Asociación de la Zarzuela en Japón, fundada por la soprano Yumi Sakurada, organiza representaciones en Tokio y otras ciudades. En 2015 llevaron La verbena de la Paloma al mismísimo Teatro de la Zarzuela de Madrid. Este año participan en la Expo de Osaka con un programa que incluye piezas emblemáticas como Luisa Fernanda y Agua, azucarillos y aguardiente, cantadas en español por un elenco japonés con acompañamiento instrumental en directo. ¿Por qué la zarzuela? "Porque es un género lleno de vida, donde el teatro, la música y la emoción se combinan de forma muy humana", explican desde la asociación.
Un escaparate de 50 millones de euros
Con un presupuesto de 50 millones de euros, la participación española en la Expo está coordinada por Acción Cultural Española (AC/E) y busca proyectar una imagen de país innovador, sostenible y diverso, sin descuidar los aspectos más reconocibles de nuestra cultura y folclore. Ahí entra el flamenco, declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, como embajador de ese "pulso vital" que todavía nos define ante el mundo.
Sin embargo, estos gestos de diplomacia cultural siguen pasando inadvertidos en España. Quizá la idea de una expo suene lejana, de otra época. Escaparates de innovación y progreso típicos de la modernidad, han perdido buena parte de su relevancia en la era digital. La Expo de Osaka 2025, bajo el lema "Diseñar la sociedad del futuro para nuestras vidas", busca revitalizar este formato centrándose en temas como la sostenibilidad, la salud y la conectividad global. A pesar del esfuerzo, los sobrecostes, los retrasos en la construcción y la retirada de países participantes han generado cierto escepticismo. La próxima exposición universal está programada para 2030 en Riad, Arabia Saudí. La pujanza del golfo quizá dé un impulso al formato.
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