Sinfonía nº 6 en si menor, de Chaikovski, La Patética, La Apasionada, La Trágica, La Emotiva, cuyo autor falleció nueve días después de estrenada. ¿Cólera? ¿Suicidio? El caso es que Miguel del Arco recoge esta circunstancia para llevar esta composición a otro director de orquesta, interpretado por Israel Elejalde que, también, está abocado a morir.
Y a partir de ahí se plantean las diferentes cuestiones vitales o transcendentales de vivir y morir y hacer esto último asumiendo que ya no seguiremos en este mundo, lo que quedará nuestro, lo que recordarán, lo que nos faltará por hacer, lo que nos llevó a la situación actual, la perpetuidad de nuestros actos o el olvido, los recuerdos que nos acompañan cuando ya no podemos volver atrás, los peldaños que hemos ido subiendo.
El protagonista, acompañado por el propio Chaikovski (Jesús Noguero), se encontrará con todas estas circunstancias, sus deseos, la relación personal con su pareja, los antiguos amigos del barrio, la frialdad y el ego de los críticos, su familia, los médicos y hasta los propios ángeles.
La vida, la muerte y Putin
Miguel del Arco nos quiere hacer resaltar la angustia ante la proximidad de la muerte, pero también la aceptación social del éxito y de la homosexualidad, los remordimientos de conciencia, la relación del arte con el poder y la política, en este caso, sacando al mismísimo líder ruso, Vladímir Putin.
En una puesta en escena ágil, psicodélica, lumínica y simbólica, conjura la extraña desazón de encontrarse ante una muerte anunciada. Cómo los pensamientos y los sentimientos se atropellan, cómo se desnudan los temores ante los tumores malignos, cómo se hace humor negro de las situaciones más escabrosas ante el cuerpo vencido, ante la mirada turbia, ante la debilidad del cuerpo.
Lo que antes era todo fulgor, en una música enaltecida, cómo se puede gemir ante la duda, el miedo a lo desconocido, ante otra dimensión que nadie sabe en qué consiste, aunque en la mente del personaje esté constantemente la figura, el espíritu, la presencia, como queramos llamarlo, precisamente, de alguien que ya está en el otro mundo.
Todo el elenco está en el gozo de un montaje con un marco no realista, casi futurista, remarcando que no se puede esperar a mañana, que la vida es densa, pero se va en un solo gemido.
Jimmy Castro, Inma Cuevas, Juan Paños, Manuel Pico y Francisco Reyes, además de los mencionados Israel Elejalde y Jesús Noguero, asumen que los cuerpos son frágiles, aunque intentemos alcanzar la eternidad, sin conseguirlo. Las cosas se ven de distinta manera cuando se cierne sobre nosotros un presagio que sabemos que no podremos eludir y que, tarde o temprano, nos pondrá a todos en el mismo lugar.
La muerte es y seguirá siendo un tema tabú, por eso le buscamos eufemismos para nombrarla, por eso le damos, quizás, una excesiva importancia, por eso se hace negocio con ella, por eso ensalzamos cada vez más el carpe diem, y el hedonismo, porque, en realidad, no estamos preparados para recibirla, nunca nos vendrá bien su visita.
Por eso, también, es arriesgado presentarla en forma de teatro y apostar por ella, y en eso, en el riesgo, sabemos que Miguel del Arco pondrá toda su carga teatral y poética.
La Patética, de Miguel del Arco, en el Teatro Valle-Inclán del Centro Dramático Nacional hasta el 22 de junio
Te puede interesar
-
Oliver Laxe, el cineasta español que ha convertido Cannes en una 'rave'
-
Condenan al presidente de una comunidad de La Manga por el ataque 'caníbal' a un vecino
-
"Los mejores días de Burberry están por venir": a la calle 1.700 empleados
-
No aceptamos oso como animal de compañía: Rusia prohíbe la tenencia de mascotas salvajes
Lo más visto
Comentarios
Normas ›Para comentar necesitas registrarte a El Independiente. El registro es gratuito y te permitirá comentar en los artículos de El Independiente y recibir por email el boletin diario con las noticias más detacadas.
Regístrate para comentar Ya me he registrado